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Canarias aún esconde kilómetros de playas vírgenes

Canarias aún esconde kilómetros de playas vírgenes

Gracias en gran medida a la dificultad de acceso a alguna de estas ‘perlas’ de arena, para lo que en muchos casos se hace necesario acceder por largos senderos o por mar.

Europa Press / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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Las Islas Canarias aún esconden kilómetros y kilómetros de playas vírgenes y paisajes paradisíacos gracias en gran medida a la dificultad de acceso a alguna de estas 'perlas' de arena, para lo que en muchos casos se hace necesario acceder por largos senderos o por mar.

Empezando por Fuerteventura destaca la Playa de Cofete, considerada por muchos como 'la madre de todas las playas' con su más de diez kilómetros de costa virgen y arena dorada. El acceso se logra a través de una larga pista de tierra desde Morro Jable y ofrece alguna dificultad que pronto queda atrás con los baños que el visitante puede disfrutar especialmente cuando el mar está en calma y no soplan vientos fuertes.

En todo caso y si el tiempo en esta parte de la península de Jandía no es favorable, siempre se puede disfrutar contemplando el paisaje que dibuja la isla con el fondo de la crestería volcánica.

Al otro lado de la península de Jandía se encuentra la Playa de Sotavento, de fina arena dorada y aguas cristalinas: la típica playa de postal. Esta zona tiene casi 10 kilómetros de longitud, varios accesos y destaca por el lago que se forma entre la orilla y la barra de arena que se levanta a entre 100 y 400 metros de distancia.

No muy lejos se encuentra también una de las playas más salvajes de la isla, la de Playa Viejo Rey, muy cerca del istmo de La Pared, en la costa noroeste de Fuerteventura. De arena fina y dorada, tiene unos 800 metros y debido al oleaje y el viento reinante, es muy frecuentada por los aficionados al surf y al kitesurf. ALGUNAS DE LAS PLAYAS MÁS SOLITARIAS REQUIEREN DE BARCO PARA LLEGAR

En la vecina isla de Lanzarote destaca especialmente la Playa Bajo Risco, de fina y dorada arena, considerada una de las más tranquilas de la isla. Guarecida por los imponentes acantilados de Famara, en el norte de la isla, se accede a ella en barco, o bajando por el camino conocido como de Los Gracioseros. Desde esta playa se divisa el fabuloso paisaje de la isla de La Graciosa y la zona conocida como el Río, el brazo de mar que la separa de Lanzarote.

Al norte de la isla se encuentra el archipiélago Chinijo, con tres islas y dos islotes. La mayor de ellas y la única habitada es precisamente la ya nombrada La Graciosa, que mantiene su naturaleza silvestre con playas vírgenes cargadas de arena fina y blanca, como la de Las Conchas.

Se trata de una extensión de seiscientos metros de arena blanquecina y aguas turquesa transparentes. Por lo general se trata de un sitio muy apto para el baño en la orilla o para disfrutar del panorama natural de su paraje rústico. Es una de esas playas para perderse andando bajo el sol, jugar a cualquier deporte en la arena en pareja o con los niños, y percibir todo el tiempo la sensación de libertad.

En la isla de Gran Canaria, por su parte, destaca por encima de todas --por su quietud-- la Playa de Güigüi, a la que solo es posible acceder a través de dos formas: por un camino de unos 5 kilómetros y pendientes de hasta 400 metros, o por mar.

Güigüi se encuentra en un municipio de 33 kilómetros de costa --La Aldea de San Nicolás--. Por todo él se intercalan playas de piedras, pequeñas calas o playas de arena en un paisaje natural casi virgen. De entre todas ellas, la playa de Güigüi está considerada como una de las mejores playas vírgenes de Gran Canaria.

Lo es gracias a su dificultad de acceso --lo que casi siempre garantiza poca afluencia--, a sus 800 metros de arena tostada y aguas tranquilas, y también a la belleza de su entorno, presidido por vertiginosos acantilados. Para alcanzar este trozo de la costa grancanaria se puede optar por varios barcos que hacen este recorrido desde Anfi del Mar, Puerto Rico o Puerto Mogán. ZONAS PROTEGIDAS Y PLAYAS VOLCÁNICAS

En Tenerife se encuentra la Playa de Benijo, una cala cuya encrespada geografía la convierte en una de las más emblemáticas y fotografiadas de Tenerife. Desde esta playa de arena negra, por ejemplo, se puede disfrutar de la visión de los Roques de Anaga, que parecen emerger del agua.

Benijo se encuentra en un paraje protegido, el Parque Rural de Anaga, en el norte de la isla de Tenerife, una zona alejada de las concentraciones humanas. Se puede acceder con vehículo propio hasta sus alrededores y es habitual la práctica del nudismo, aunque no en toda la playa.

La Playa los Patos, por su parte, es de fina arena negra volcánica y está protegida por grandes coladas basálticas que desvelan el antiguo recorrido de la lava. Está situada en La Orotava, al norte de Tenerife, y se accede a ella a pie en unos 30 minutos. Tiene casi un kilómetro de largo y es frecuentada por aficionados al surf y nudistas.

En la Gomera, por su parte, destaca la Playa del Inglés (que no hay que confundir con su homónima en la isla de Gran Canaria). Ésta se encuentra en el litoral oeste de La Gomera y es considerada como una de las mejores playas de la isla, con su arena negra salpicada de rocas.

Enclavada entre el mar y espectaculares acantilados mantiene su aspecto salvaje y virgen a pesar de hallarse cerca de uno de los principales centros turísticos de La Gomera, Valle Gran Rey. Se accede a ella caminando y aunque es una playa idílica, el fuerte oleaje hace que se tenga que ser precavido a la hora de bañarse.

La Playa Nogales, de arena negra y fina, está al noreste de la isla de La Palma, al pie de la montaña y extiende su mar transparente por casi medio kilómetro de longitud. Se puede acceder solo a pie a través de una pista estrecha que baja desde la carretera y atraviesa fincas plataneras. La pista acaba un kilómetro antes de alcanzar la playa --en la que también se recomienda precaución en el baño-- y es preciso bajar por un sendero cercano al acantilado.

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