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Europa Press / Madrid
Jueves, 1 de enero 1970
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Y es que a pesar de los apasionados besos de Estefanía y Rubén, Christopher sigue amando a su chica: «Por mucho que duela el golpe lo acabas encajando. A lo mejor puedo perdonarla. Es la mujer de mi vida y todavía la sigo queriendo».
Una auténtica declaración de intenciones a las que añade un sentimiento de pena por la que ha sido su novia durante siete años: «No me afecta su dolor, no lo veo sincero. Creo que no estaba tan enamorada como ella se pensaba o me decía. Se va a dar un golpe muy duro. Si ahora vendría a decirme que soy el hombre de su vida no me lo creería. Me da lástima».
Un dolor que se ha transformado en auténtica decepción: «Estoy tan decepcionado. Al final y al cabo uno deja de llorar. Ese chico no la va a querer como la he querido yo. No la va a cuidar como la he querido yo. Ella sabrá. El día de mañana se dará cuenta pero yo ya no estaré. Se va a dar un golpe muy duro. Es una persona que ya ha acabado en mi vida».
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