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Joaquina Dueñas
Miércoles, 24 de abril 2024, 10:34
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Desde el pasado 9 de abril, Iñaki Urdangarin es un hombre libre. Ese día terminaba de cumplir la condena de cinco años y diez meses de privación de libertad que le impuso el Tribunal Supremo por malversación, prevaricación, fraude, dos delitos fiscales y tráfico de influencias. El exmarido de la infanta Cristina llevaba en libertad condicional desde marzo de 2022 tras superar un programa de reeducación, pero no ha sido hasta ahora cuando puede considerarse un hombre libre. Este miércoles, la revista Semana recoge sus primeras declaraciones en exclusiva en las que, además de confirmar su reciente divorcio, expresa cómo quiere que sea su vida a partir de ahora. «Estoy divorciado y ya no tengo ninguna condena. Quiero ser una persona normal, con una vida normal y disfrutar de mis hijos y de mi libertad».
A pesar de no pertenecer ni a la Familia Real ni a la familia del Rey, su figura sigue siendo objeto de los medios, algo que no es de su agrado, aunque siempre se muestra calmado ante los reporteros. Tras los últimos cambios en su vida, el excuñado del rey Felipe quiere que sean un punto de inflexión. «No quiero que me fotografíen ni que me pregunten. Quiero ser una persona anónima», ha reclamado. «Ya no formo parte de eso», ha dicho en referencia a la institución a la que pertenecía y a su exfamilia política. «Quiero ser una persona normal y disfrutar de mi vida. Quiero tener una vida tranquila», ha insistido.
Iñaki quiere seguir con su nueva vida al lado de Ainhoa Armentia, su pareja desde hace más de dos años, después de haber rendido cuentas a la Justicia, sin el título de duque de Palma, sin escoltas y sin ningún tipo de obligación oficial. Y así, actualmente reside junto a su pareja en una vivienda alquilada ubicada en la misma urbanización en la que reside su madre en Vitoria.
De momento, su principal objetivo, según ha explicado en más de una ocasión su abogado, es encontrar un trabajo acorde con su preparación y sus necesidades. Actualmente, más allá de los acuerdos económicos a los que haya podido llegar en el divorcio con la infanta Cristina, de los que no ha habido confirmación, como preso en libertad, recibe una pensión de 463,21 euros al mes, una cifra que nada tiene que ver con las remuneraciones que obtenía cuando hacía negocios mientras formaba parte de la Familia Real española.
Inicialmente, Urdangarin fue condenado por la Audiencia de Palma a seis años y tres meses de prisión, pero el Tribunal Supremo rebajó la pena hasta los cinco años y diez meses que acaba de cumplir. El exyerno del rey emérito ingresó en la prisión de mujeres de Brieva, en la provincia de Ávila, el 18 de junio de 2018. Después de cumplir más de un año y tres meses de cárcel, comenzaron sus primeras salidas para hacer trabajos de reinserción en la ONG El Hogar Don Orione. Así estuvo hasta junio de 2020, cuando recibió el segundo grado. En enero de 2021, con más de la mitad de su condena superada, fue trasladado al Centro de Inserción Social de Alcalá de Henares, donde realizó un programa de reeducación dirigido a delincuentes condenados por delitos económicos. Fue allí donde recibió el tercer grado, que cumplió en la cárcel de Zaballa, en Vitoria.
El regreso a su tierra natal fue un importante cambio en su vida. Tras conseguir la libertad condicional por su buen comportamiento, encontró trabajo como consultor en un despacho de abogados donde conoció a Ainhoa Armentia. Urdangarín seguía casado con la infanta Cristina y, aunque ambos hacían vidas separadas y discretas, él en España y ella en Suiza, la portada de Lecturas con el exjugador de balonmano de paseo con Ainhoa por la playa hizo saltar por los aires la tranquilidad de ambos y desencadenó el proceso de divorcio que ha culminado en enero de este mismo año.
Ahora, con todo esto ya superado, Iñaki solo quiere seguir con su vida y ser una persona «normal», empezar desde cero con todas sus cuentas saldadas sin «dar explicaciones a nadie».
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