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Ingrid Ortiz Viera y / Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 1 de enero 1970
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¿Hay algún lugar donde podamos escapar del pegadizo estribillo de ?
Es impresionante, la verdad [ríe]. Ha sido número 1 en las listas de 70 países: Rusia, Alemania, Japón, India, Australia... Sólo La macarena es comparable.
La canción no deja de batir récords, hace pocos días llegaba a los 2.000 millones de visualizaciones. ¿Se esperaba este éxito?
No, sin duda ha sido una grata sorpresa. Siempre digo que el día que la escribí, sentí que era una canción especial y que, con la producción adecuada, a la gente le iba a gustar. Pero hasta ahí llegaba mi visión. Ha sido la canción que más rápido ha llegado a esa cifra en la historia de los vídeos, no sólo latinos, sino anglosajones o europeos.
Desde sus comienzos tiene una estrecha relación con Canarias, ¿qué se siente al volver?
Canarias siempre ha sido importante y siempre lo será. Guardo un espacio muy especial en mi corazón para su público, y creo que este concierto es también para celebrar esa relación que hemos tenido durante tantos años. Fue mi primera parada en España, así que estoy muy contento de volver.
¿Habrá sorpresas?
Este concierto tendrá seguro una canción del nuevo disco. Haré una probadita ahí con el público canario de lo que viene y, por supuesto, cantaré los éxitos de estos casi 20 años de mi carrera.
¿Un lugar especial de las islas?
Lo cierto es que he hecho muy poco turismo. No me ha dado mucho tiempo porque casi siempre que voy a trabajar, pero como quiera uno lo pasa bien en el escenario.
¿Alguna anécdota?
Recuerdo que hace muchos años canté en los carnavales de Tenerife y en los de Las Palmas de Gran Canaria. Ahí sí estuve una semana entera y tuve algo de tiempo para salir a la playa y descansar. Me puse mi máscara y salí por los carnavales como si nada. Nadie me reconoció, fue muy divertido.
En Canarias nos dicen porque nos gusta ir por la vida . ¿Para qué cosas hay que tomarse tiempo?
Lo que hay que hacer es disfrutar la vida. Obviamente, la canción de Despacito es muy sensual y juega mucho con las metáforas. Hay que saborear los momentos íntimos, pero el mensaje paralelo a eso es que vamos muy deprisa, viviendo a una velocidad que se nos olvida disfrutar las cosas simples. Es algo que también me digo a mí mismo. Muchas veces, simplemente hay que apagar todo y disfrutar del paisaje, de una conversación, de una buena cena, de jugar con nuestros hijos... Vivir la vida despacito.
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