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Ana Obregón y Bertín Osborne. mediaset
Ana Obregón: «Me perdono la vida todos los días»

El desgarrador testimonio de Ana Obregón: «Me perdono la vida todos los días»

La actriz y presentadora hizo llorar a Bertín Osborne al recordar el fallecimiento de su hijo

canarias7

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 22 de febrero 2022, 07:58

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«Quizá esta sea la entrevista más difícil de mi vida», avanzaba Ana Obregón al encontrarse en una playa de Marbella con Bertín Osborne. «No creas que para mí es fácil», apuntaba el cantante abrazándola. La actriz dio una lección de vida al contar lo duro que fue acompañar a su hijo Aless en sus últimos días. «Cuando pierdes un hijo no entiendes el infinito, lo sientes. El amor y el dolor infinito», explicaba con un nudo en la garganta, el mismo que se le ponía a la audiencia al ver a una madre coraje dando una lección de vida en televisión.

«Yo no voy a ir de víctima, los héroes son los que han luchado hasta el final», reflexionaba Obregón afirmando que su hijo «no perdió ninguna batalla y sonrió al cáncer». Tras dejar claro que su padre, el conde Lequio, «siempre estuvo ahí», la polifacética artista desgranaba cómo recibieron la noticia de que su hijo tenía un tumor. «No sabía lo que hacer. ¿Qué hace la reina del mambo cuando le dicen eso?», admitía. La esperanza se mermó cuando les dijeron que era malo y muy agresivo. «Ahí es cuando dije que no iba a llorar e iba a ser fuerte», desvelaba Obregón.

El joven recibió la mala noticia de boca de sus padres, «y reaccionó increíble», afirmaba la entrevistada que se había puesto una armadura para evitarle más desdichas a su hijo. «Su padre llegó a casa llorando y le mandé a casa de mi hermana a llorar. Aquí no va a llorar nadie delante de Aless, les dije. Lo que más rabia me da es que me preguntó si se iba a curar y le dije que sí», manifestaba la actriz.

Un viaje de varios meses a Nueva York con quimioterapias imposibles marcó a la familia. «Un día me llegó a decir: 'Mamá, perdóname por tener un hijo defectuoso'. Su fuerza es lo que me mata», declaraba compungida. Para salvaguardar a su hijo, Ana no le contó a nadie lo de su enfermedad, ni siquiera a sus padres que acabaron enterándose por la prensa, «porque nos pillaron», contaba. Y a partir de ahí llegaron los mensajes de ánimo. «Me conmovió mucho el cariño de la gente», observaba.

El tratamiento americano resultó y los médicos afirmaron que el tumor se había reducido en un noventa por ciento. «Fue la única vez que lloré delante de él y me dijo que no dramatizara», explicaba. Pero todo se volvió a torcer meses después. En una revisión les avisaron de que el cáncer había vuelto. «Y ahí sí que se vino abajo, fue la única vez», recordaba Obregón. Los médicos les dijeron que había poco que hacer y ella, sin perder la esperanza, se fue a Barcelona. «Yo pensaba que allí se curaba», admitía. Bertín acariciaba con ternura a la artista que se rompía al evocar la tragedia. «Aless siempre me quería tener cerca porque le daba seguridad. ¡Vaya puta mierda! Cómo sufrió, Bertín. Y seguro que ahora se está enfadando conmigo por llorar», decía abrazándose al entrevistador.

Los últimos días de Álex

«Era un puto lunes. Estaba duchándome y me llamó Alessandro (Lequio). Me dijo que iban a sedar a Aless para que no sufriera. Y se fue. Y yo me fui con él», se lamentaba Ana que añadía: «Ya está, ya lo he soltado. Quería que la gente supiera lo valiente y fuerte que fue hasta el final».

«Me está costando mucho», confesaba la actriz sin soltar la mano de Osborne que no podía evitar emocionarse. «Recibimos dos llamadas que nos hicieron mucha ilusión. El rey Juan Carlos llamó a Alessandro y la reina, a mí. No sé ni lo que le dije. Y ya no me acuerdo de nada», expresaba. «Cuando un hijo se muere, vivir se convierte en una obligación. Bertín, yo me perdono la vida todos los días. Me parece tan injusto estar yo aquí y que él no pueda estar…», aseveraba.

El ánimo para seguir adelante viene de proyectos como la Fundación Aless Lequio. «Tengo que seguir su legado, he creado una fundación con su nombre para estudiar el cáncer. Eso me motiva un poquito», confirmaba. Y regalaba reflexiones importantes: «la cantidad de veces que he sido feliz y no lo sabía. La vida es un instante y hay que disfrutarla. No colecciones cosas, colecciona momentos que eso es lo que te llevas».

«El duelo es el precio que pagas por haberte atrevido a amar tanto», brindaba Ana serena. En su caso, el golpe ha sido tan brutal que aún no ha asumido la muerte de su madre, que sucedió un año después de la de su hijo. «No he entrado en el duelo de mi madre, no he podido. No hay sitio todavía en mi cuerpo», aseguraba.

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