Gobernar desde Canarias para Canarias: la vigencia del proyecto nacionalista
«Cada vez son más los que entienden que Canarias debe tener voz propia, para defender nuestras singularidades y decidir sobre nuestro futuro»
Pablo Rodríguez
Consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias y secretario general de CC en Gran Canaria
Viernes, 28 de noviembre 2025, 23:15
Hay algo que siempre me ha llamado la atención cuando hablo con nuestra gente: la sensación de que, por encima de las dificultades, los canarios ... y canarias siempre encontramos la forma de luchar con compromiso y convicción para salir adelante. Es una forma de entender la vida, somos resilientes, pero también inconformistas.
Quizás, por eso, el nacionalismo en Canarias atraviesa un momento de especial efervescencia. Se respira una energía nueva, aire fresco… cada vez son más los que entienden que Canarias debe tener voz propia, para defender nuestras singularidades y decidir sobre nuestro futuro. Alejados de discursos vacíos, apostando por el modo canario de hacer las cosas, con una forma de mirar al futuro desde nuestra realidad, con los pies en esta tierra y la cabeza puesta en lo que podemos llegar a ser, en lo que podemos llegar a conseguir.
Coalición Canaria nació hace más de 30 años para hacer lo que otros no se atrevían: unir.
En ese tiempo de fragmentación y de intereses cruzados, fuimos capaces de sentarnos para construir un espacio común. Esa fue y es nuestra verdadera fuerza.
Hoy, en una situación en la que todo parece empujar hacia el enfrentamiento, ese espíritu de cooperación vuelva a ser imprescindible. El nacionalismo canario es una herramienta de trabajo, porque nos permite pensar políticas de Canarias para Canarias.
«Gobernar desde el nacionalismo es entender que cada euro invertido aquí tiene un impacto directo en nuestra gente»
Por eso, creo que el debate sobre el futuro del nacionalismo no puede quedarse en siglas ni en etiquetas. Debe centrarse en lo esencial, en cómo hacer que esta tierra tenga más oportunidades, cómo garantizar que nuestras decisiones no se tomen a 2.000 kilómetros de distancia y cómo hacer que los canarios y canarias se reconozcan en el proyecto que construimos.
En el ámbito de la gestión pública, esa visión se traduce en una manera concreta de gobernar. Gobernar desde el nacionalismo es entender que cada euro invertido aquí tiene un impacto directo en nuestra gente, que cada carretera que se abre, cada vivienda que se entrega o rehabilita, que el puerto que se moderniza, es una pieza más de un mismo objetivo.
Como responsable de la Consejería de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad, la hoja de ruta que hemos diseñado parte de una idea muy sencilla, porque la política sólo tiene sentido si es para mejorar la vida de las personas que viven aquí. Cuando destinamos casi 200 millones de euros a la vivienda, no estamos solo moviendo cifras, sino que estamos trabajando con convicción para dar un futuro a quienes llevan años esperando por una oportunidad para empezar de nuevo. Y cuando mantenemos las ayudas al alquiler, facilitamos la compra de vivienda para jóvenes y familias, estamos invirtiendo en la estabilidad de las próximas generaciones.
No hay nada más nacionalista que garantizar que la gente pueda vivir dignamente en su tierra.
Lo mismo ocurre con las infraestructuras y la movilidad. Cada carretera, cada obra, tiene detrás una historia. No hablamos solo de asfalto, sino de tiempo ganado, de oportunidades que se acercan, de cohesión. La conectividad no es un lujo, es un derecho.
En este sentido, la continuidad de la gratuidad del transporte público en Canarias en 2026, tras anclar la medida en la Ley de Movilidad Sostenible del Estado, donde se reconoce el hecho insular y se establece la financiación del 100% en los abonos y títulos multiviaje del transporte público terrestre, es una muestra más de la utilidad del nacionalismo canario y del modo canario de hacer las cosas. Tras años de incertidumbre, este avance deja de ser una concesión temporal y se convierte en un compromiso recogido en la legislación estatal, un paso firme en la defensa del REF y de nuestro hecho diferencial.
Este logro no es casualidad, es el resultado de la constancia, la insistencia y la capacidad de diálogo de Coalición Canaria y de su diputada en el Congreso. Canarias no puede copiar los modelos de fuera. Necesita soluciones propias y diferenciadas, porque cuando Canarias tiene voz en el Congreso, se alcanzan soluciones reales para las familias canarias, se avanza en la cohesión territorial y se mejora para que los canarios y canarias puedan acceder a más oportunidades. Hay que entender que hay ganas y sobre todo conciencia de que el nacionalismo no pertenece a nadie, sino a todos los que sienten esta tierra como algo más que un lugar de nacimiento.
Treinta años después de aquel 1993, de la reunificación, seguimos caminando sobre los mismos valores que nos hicieron nacer: unidad, diálogo y compromiso, pero también hemos aprendido algo fundamental, que el futuro no se defiende solo con memoria, sino con trabajo duro.
Por eso seguimos apostando por una Canarias que gobierna desde la cercanía, que invierte en su gente, que protege su territorio y que se atreve a innovar. Una Canarias que aspira a prosperar. Y sí, ahora hay factores, discursos y nuevas formas de hacer política, pero lejos de verlo como una amenaza, es una señal de salud. Si algo demuestra esta ilusión es que Canarias vuelva a importar a los canarios, que vuelva a ser tema de conversación, de debate y de ilusión. Esa es la mejor noticia. Porque mientras exista esa necesidad y convicción de decidir nuestro camino, el proyecto nacionalista seguirá teniendo sentido. Y porque, al final, de eso se trata todo esto, de que Canarias no solo sea un territorio, sino un propósito compartido, entre todos y todas.
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