El Modelo Lanzarote: la identidad que nos guía
«En Lanzarote no buscamos crecer a cualquier precio, sino avanzar hacia un turismo que respete nuestros recursos y mejore la vida de quienes aquí viven»
Oswaldo Betancort
Presidente del Cabildo de Lanzarote y La Graciosa
Viernes, 28 de noviembre 2025, 23:15
Cuando la ciudadanía de Lanzarote y La Graciosa me otorgó su confianza hace ya dos años y medio para presidir el Cabildo, asumí un compromiso ... muy claro: abrir una nueva etapa en la que el rumbo del gobierno insular diera un giro de 180 grados. Una etapa que dejara atrás la mera retórica que, durante la pasada legislatura, nos mantuvo en la más absoluta inacción y sin resultados, para dar paso a un golpe de timón basado en el trabajo incansable y en una gestión sustentada en hechos.
Hoy, en el ecuador de este mandato, esa hoja de ruta tiene nombre propio, el Modelo Lanzarote, que hunde sus raíces en algo profundamente nuestro: el espíritu de César Manrique. No como un recuerdo del pasado, sino como una forma de entender el presente y el futuro. Ese espíritu late desde siempre en la población lanzaroteña y graciosera y forma parte esencial de nuestra manera de entender la convivencia entre identidad, economía, paisaje y calidad de vida.
Fruto de esta visión, Lanzarote lidera hoy en el Archipiélago la contención en la llegada de turistas, siendo la isla que menos crece (1,9% en los primeros meses de este año), al tiempo que encabeza el mayor gasto por turista y día, con algo más 196 euros. Este dato no es una casualidad, sino el reflejo de una planificación meditada: en Lanzarote no buscamos crecer a cualquier precio, sino avanzar hacia un turismo que respete nuestros recursos y mejore la vida de quienes aquí viven.
Pero el Modelo Lanzarote es mucho más: es planificación y protección. En apenas dos años hemos desbloqueado todos los instrumentos de ordenación territorial que llevaban décadas paralizados: entre otros, el Plan Especial de La Geria, el PRUG del Archipiélago Chinijo, la planificación energética insular y el que será el nuevo Plan Insular de Ordenación del Territorio. El documento preliminar del PIOT, ya sometido a consulta pública, protege el 60% del territorio, triplica el suelo agrícola y elimina más de 100.000 metros cuadrados de uso turístico en Playa Blanca. Hemos reforzado la vigilancia en nuestros espacios más sensibles y a ello se suma la retirada de 2.100 camas turísticas con licencias caducadas y el hecho de que seamos el primer Cabildo de Canarias en inspeccionar viviendas vacacionales irregulares, una labor que ya ha permitido retirar del mercado 150 de ellas.
Que Naciones Unidas, a través de la FAO, haya distinguido recientemente a Lanzarote como Patrimonio Agrícola Mundial es una de las mayores confirmaciones de que el Modelo Lanzarote tiene sentido y futuro. Este reconocimiento internacional —el máximo que puede recibir un territorio agrícola— no es mérito de una institución, sino de generaciones enteras de campesinos y campesinas que, durante siglos y frente a un entorno hostil, supieron crear un paisaje productivo único en el mundo: La Geria, el jable y los enarenados.
En paralelo, hemos hecho de la política hidráulica una prioridad. Lanzarote cuenta ya a día de hoy con cerca de 65 millones de euros en inversiones en marcha o en fase de contratación para modernizar redes, mejorar el regadío, reforzar infraestructuras y garantizar el abastecimiento. Sé que las familias y los agricultores no miden estas inversiones en millones, sino en la tranquilidad de abrir el grifo y tener agua. Pero nuestro deber es hacer, desde ya, lo que durante años no se hizo: construir los cimientos de un sistema hídrico moderno y sólido que nos sitúe, de nuevo, como una isla pionera en la gestión del agua, tal como fuimos capaces de hacer en 1964 con la puesta en marcha de la primera desaladora de Europa.
El Modelo Lanzarote también es, por encima de todo, una forma de cuidar a quienes más nos necesitan: nuestros mayores y las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Además de haber constituido, por primera vez en la historia del Cabildo, una Consejería específica de Mayores, en políticas sociales hemos dado pasos decisivos para construir una verdadera Isla de los Cuidados: más de 35 millones adjudicados en conciertos sociales para los próximos años; 50 millones de presupuesto social para 2026; 16 millones para la Residencia de Mayores de Tahiche, ya en obras tras años de bloqueo; el Centro Integral de Cáritas en Altavista próximo a comenzar (con una inversión de 10 millones de euros) y una Estrategia Insular de Inclusión que ya es referente en Canarias. Todo ello son hechos, y no mera retórica, que mejoran la vida de miles de familias lanzaroteñas y gracioseras.
Como el resto de Canarias y de España, el acceso a la vivienda sigue siendo el gran desafío. Y aunque la solución principal debe venir del Gobierno central y cambiar la nefasta ley de vivienda que rige en el Estado, desde el Cabildo hemos decidido actuar con responsabilidad: hemos destinado más de 15 millones a la compra de solares en Arrecife y Uga, 42 viviendas en Playa Blanca para alquiler asequible y 1,4 millones para financiar el Bono Alquiler Joven.
A ello se suma la nueva ley canaria de vivienda vacacional, con la que el Gobierno canario ha encarado con determinación la necesaria regulación de un fenómeno muy complejo.
En paralelo, afrontamos con realismo otros desafíos que preocupan a la ciudadanía: la inmigración, la carestía de los precios y la pérdida de poder adquisitivo, con una clase media cada vez más empobrecida asfixiada por la inflación, y autónomos y emprendedores soportando una presión fiscal, en muchos casos inasumible, cuya solución excede con mucho el ámbito competencial de los Cabildos y apunta directamente al Gobierno de España.
Sin embargo, desde el Cabildo de Lanzarote hemos destinado cerca de 13 millones a la creación de empleo y hemos multiplicado la dotación dirigida al 'Bono Consume', una campaña que estimula el consumo en nuestros comercios. Asimismo, el Gobierno canario y los gobiernos insulares, estamos sosteniendo buena parte de la atención diaria, especialmente en materia de menores migrantes y apoyo social. Pero todos sabemos que esta realidad solo podrá gestionarse con eficacia si se aborda desde la corresponsabilidad entre todas las administraciones. No es momento de mirar el problema desde la trinchera partidista, sino desde la unidad y la responsabilidad compartida.
Cuando pedí la confianza de la ciudadanía en 2023, lo hice firmando ante notario un decálogo de compromisos. Hoy, la gran mayoría ya son una realidad palpable: el concierto social histórico, el impulso definitivo al PIOT, el mayor plan hidráulico de nuestra historia reciente, la Residencia de Tahiche en obras, el aparcamiento del Hospital, el aumento de las ayudas a estudiantes o la creación de la primera Mesa de Bienestar Animal. Ese decálogo era mi palabra, y mi palabra sigue teniendo el mismo valor que el primer día.
El objetivo último del Modelo Lanzarote es mejorar la vida y la felicidad de la población lanzaroteña y graciosera. Porque gobernar no es lanzar soflamas vacías de contenido, discursos huecos sin resultados.
Gobernar es afrontar con determinación los grandes retos a los que se enfrenta Lanzarote y La Graciosa, con hechos y no palabras. Y ese seguirá siendo el rumbo que en los próximos años guíe cada decisión de esta Presidencia.
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