Canarias, de proyecto a País
Luis Campos
Secretario general de Nueva Canarias-Bloque Canarista y portavoz en el Parlamento de Canarias
Viernes, 28 de noviembre 2025, 23:15
Hasta no hace mucho tiempo asistíamos a un debate sobre los efectos de la globalización en nuestro día a día. Ventajas para unos: apertura de ... mercados, acceso a nuevas tecnologías, transferencia cultural o movilidad, entre otros. Inconvenientes para muchos: pérdida de identidad, concentración empresarial y de la riqueza, explotación laboral en muchos territorios.
Hoy ese debate empieza a estar desfasado, y es que la globalización sigue avanzando, pero con enormes contradicciones: apertura de mercados versus proteccionismo, deslegitimación de organismos internacionales (ONU, TPI, UE), uso de la palabra libertad para retroceder en derechos y conquistas, incremento de la xenofobia y avance de las ideas más totalitarias y reaccionarias junto al crecimiento de partidos de extrema derecha.
En este contexto, muchos nos preguntamos qué podemos hacer a nivel individual y colectivo. La respuesta no es sencilla, pero permanecer impasibles es evidente que no. La acción individual siempre es loable, pero este es uno de esos momentos históricos en que lo común, la acción coordinada es imprescindible.
Por eso, desde Nueva Canarias-Bloque Canarista estamos firmemente convencidos de la importancia de generar confluencias, para juntos y juntas revertir esta situación. Pero no desde mensajes apelando al miedo, sino desde la certeza de que hay esperanza y la ilusión por un mundo mejor, una Canarias mejor es posible. Ilusión que no es ingenuidad, sino convicción profunda.
También estamos convencidos que, en esta lucha de ideas y modelos, Canarias tiene que posicionarse y convertirse en un referente. Pero sólo podremos hacerlo desplegando todo nuestro potencial como pueblo, como sociedad y como país. En los últimos años he tenido varias intervenciones en el Parlamento canario apelando a creer y trabajar por un proyecto de País. Y ahora creemos que llegó el momento de pasar de hablar de proyecto a empezar a hablar de País Canario, sin complejos.
«Creemos que llegó el momento de pasar de hablar de proyecto a empezar a hablar de País Canario, sin complejos»
Más aún en un momento en que algunos quieren regresar a un pasado oscuro, 50 años atrás, de dependencia, servilismo y toma de decisiones sobre nuestro pueblo tomadas a 2000 kilómetros de aquí.
Canarias tiene una historia y vocación de apertura al mundo y solidaria, de ensanchar nuestros horizontes, puente de culturas y entre continentes, abierta al mundo y solidario. Esta podría ser una hermosa forma de entender lo global. Pero ahora tiene la oportunidad de ser País.
Pero un país que cree en sí mismo, en sus fortalezas, en su capacidad para el autogobierno. Que quiere competencias, pero que además debe asumir el ejercerlas. Que exija al Estado lo que nos corresponde y aspire a seguir avanzando en la construcción nacional. Alejado de quienes, llamándose nacionalistas, renuncian a ejercer esas competencias y señalan hacia fuera para culpar o para buscar soluciones a los verdaderos retos y problemas de quienes aquí vivimos.
Un país entendido como un proyecto de paz, convivencia y sostenibilidad, con una forma de vivir que rechaza el odio y la discriminación. Que abraza, entiende y defiende la diversidad.
Plataforma de paz como dice nuestro Estatuto de Autonomía, pero con valentía para desarrollar qué significa eso. Creemos en una Canarias que sea un faro hacia el que mirar para el resto del mundo. Que se atreva a aprobar un Estatuto de Neutralidad para no permitir ser base ofensiva de nadie y contra nadie.
Canarias como un territorio frontera entre continentes y proyectado al mundo, que elige ser puente antes que muralla.
Que apuesta por la dignidad como brújula del País Canario: vida digna, salarios justos, vivienda accesible y asequible, soberana energética y alimentariamente, feminista y solidaria. Pensada para quienes aquí vivimos y no para quienes nos ven como un paraíso para la especulación.
Entendiendo que Canarias tiene un límite. En lo medioambiental, pero también en lo demográfico. No podemos seguir creciendo medio millón de personas cada 25 años. Para ello tenemos que decidir y actuar en múltiples frentes, a nivel estatal y europeo con la modificación de normas y leyes que permitan esa limitación. Pero sobre todo decidiendo aquí, con nuestras propias competencias y sobre el elemento más determinante en el modelo demográfico en cualquier territorio, su modelo económico.
Un País que no criminalice a quienes salen a la calle a reclamar un modelo de desarrollo más sostenible. Que defiende una actividad turística respetuosa con el medio ambiente, con límites y que redistribuya la enorme riqueza que genera. Pero que rechaza que no hay alternativa posible. Porque sí la hay, si de verdad creemos en el principal recurso de que dispone nuestro archipiélago, el mar. Así la economía azul o el sector audiovisual, las energías renovables son vectores claves que pueden complementar de manera real frente a esa dependencia exclusiva del monocultivo turístico.
No hay posibilidad de construir país, sin un sector primario fuerte. Que nos permita avanzar en soberanía alimentaria, que cuide nuestro paisaje, que ayude a mantener a la población en los entornos rurales. Pero eso no es posible si no garantizamos que puedan vivir de su trabajo y hacerlo de forma digna.
Una Canarias que habla al mundo, pero consciente y orgullosa de quien es. Desde una cultura propia, sin esconder su acento, mostrando nuestra creatividad, nuestra música, literatura y un patrimonio material e inmaterial único.
Un país que, situado en el Atlántico, es un núcleo para la cooperación internacional y la solidaridad. Mirando de una vez por todas de frente a nuestro continente, África. Pero no con la visión de un nuevo colonizador, ni la mirada paternalista ante quienes tienen menos. Sino desde el respeto mutuo, del esfuerzo por conocernos y entendernos, desde la cooperación y el codesarrollo.
Con la convicción de que no existe política más estratégica, ni más importante para cualquier sociedad o país que se precie que la educación. Esto implica alcanzar, sin excusas, en inversión, al menos, un 5% de nuestro PIB y financiar adecuadamente a nuestras universidades públicas como instituciones de transformación, conocimiento y vanguardia. Solo así podremos revertir el actual modelo de abandono que ha permitido la proliferación de universidades privadas, algunas convertidas en simples chiringuitos expendedores de títulos.
País que gobierna para todos y todas, pero que prioriza a los más vulnerables, a quienes necesitan más apoyo. A las personas dependientes, a quienes tienen alguna discapacidad, a las personas mayores en soledad.
Un País Canario que tiene que firmar un contrato con su juventud, cuyo talento deje de marcharse por las precarias condiciones laborales o la imposibilidad de acceder a una vivienda digna para iniciar un proyecto de vida.
Este País es posible, podemos hacerlo entre todos y todas si creemos de verdad en él.
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