El voto de CC en Madrid: del decisivo 'sí' a González al 'no' a Sánchez

Con cuatro diputados en el mejor de los casos -mantuvieron grupo propio en tres mandatos- o la posición decisiva de su único parlamentario en 1989, Coalición siempre ha intentando sacar rédito a sus votos negociando a derecha e izquierda sin problemas ideológicos. Lo importante, como han repetido hasta la saciedad, son los intereses de las islas y la agenda canaria.

Con este objetivo de negociar lo mejor para la comunidad autónoma, los nacionalistas sólo han votado lo mismo en las dos investiduras del popular José María Aznar. En el resto de ocasiones, y a pesar de contar con los mismos candidatos, han mantenido distintas posiciones.

Luis Mardones descubrió el valor de ser diputado decisivo en el Congreso. El entonces representante de las AIC sumó en 1989 su voto a los 166 socialistas para que Felipe González renovara al frente del Gobierno.

Mardones cambió la abstención dictada por su organización por un voto favorable gracias al compromiso de mejora de distintas iniciativas. 30 años después, Oramas volvió a saltarse la disciplina del partido, en este caso para votar en contra de Pedro Sánchez.

A González le fue peor con los nacionalistas canarios en la siguiente legislatura. Los cuatro diputados de CC votaron en contra. Lorenzo Olarte, portavoz del Grupo en el inicio del mandato, aseguró que los gobiernos socialistas no habían entendido el hecho diferencial canario. Aún así, el líder socialista reiteró su disposición a negociar el Régimen Económico Fiscal.

En 1996 y 2000, CC dio su apoyo a las dos investiduras de Aznar. La primera fue negociada por José Carlos Mauricio y Rodrigo Rato y contaban con el terreno allanado, porque ambas formaciones gobernaban en Canarias.

La reforma del Estatuto, un estatuto permanente ante la Unión Europea y la mejora del REF eran las medidas estrellas de este pacto. También en 2000 el popular contó con los cuatro votos de CC. Mauricio pidió en esta ocasión al Gobierno que velara por mantener el modelo económico especial que los tratados de la UE reconocen a Canarias como RUP.

En 2004, y con un diputado menos, CC dio su confianza a Rodríguez Zapatero. Los nacionalistas habían optado en un principio por la abstención, pero tras oír el discurso de investidura, cambiaron de opinión.

El portavoz de CC, Paulino Rivero, pidió el máximo esfuerzo para defender en Bruselas los productos agrícolas canarios como el tomate o el plátano, y el incremento de las ayudas del transporte. Zapatero prometió diálogo para la reforma del Estatuto y una policía autonómica.

En cambio, en 2008, y esta vez con dos diputados, CC se abstuvo en el segundo mandato de Zapatero. Los nacionalistas gobernaban en las islas con el PP.

En aquel momento, la agenda canaria pasaba por la refinanciación de la deuda sanitaria, la devolución de las retenciones del ITE, una política de inmigración y traslado de menores o la reforma del Estatuto, que también estuvo sobre la mesa, junto a un nuevo REF para la investidura de Rajoy, ante la que finalmente se abstuvo CC.

Tras las elecciones de 2015, Pedro Sánchez contó con el voto a favor de Ana Oramas, un apoyo que, sumado al PSOE y Cs no fue suficiente para investir al presidente.

Ese mismo año votaría a favor de Mariano Rajoy y, dos años más tarde, se abstendría en la censura presentada por el PSOE. Lo hizo «tendiendo la mano a Sánchez», aunque en 2019 votó en contra de su investidura, incumpliendo el mandato del partido.

La agenda canaria de Coalición Canaria asumida esta semana por el Partido Popular para hacerse con el voto de Cristina Valido para la investidura de Alberto Núñez Feijóo es el documento, de base y actualizado, de los nacionalistas desde que negocian en Madrid su apoyo.

Practicamente desde que llegaron a las Cortes, CC ha blandido el Estatuto de Autonomía, el Régimen Económico y Fiscal (REF) y la defensa de los intereses canarios ante la Unión Europea como las grandes bazas para la negociación y otorgar su voto a la investidura, tanto de candidatos del PSOE como del PP.

Hasta en tres ocasiones a lo largo de estos 35 años, los representantes nacionalistas en el Congreso votaron en contra de las directrices del partido. Luis Mardones -ya fallecido y que permaneció durante siete legislaturas en Madrid- votó a favor de Felipe González tras el compromiso del PSOE de seguir negociando sus reivindicaciones para las islas.

En 2004, los nacionalistas liderados por Paulino Rivero cambiaron el sentido del voto y pasaron de la abstención al sí después de oír a José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE).

La última en romper la disciplina de partido fue Ana Oramas en 2019. CC había acordado abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez pero la diputada decidió votar en contra tras el pacto de los socialistas con quienes «querían romper España», un voto que generó polémica en el partido y que se saldó con una multa de 1.000 euros.