Miriam González | Presidenta de España Mejor
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Miriam González | Presidenta de España Mejor
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El currículum de Miriam González da vértigo. Abogada especializada en comercio internacional, miembro del consejo asesor internacional del Círculo de Empresarios en España y del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, ahora está inmersa en un nuevo proyecto: España Mejor, organización sin ánimo de lucro que nace con el objetivo de involucrar a la sociedad en políticas públicas. El pasado martes fue la presentación de la iniciativa en el Hotel Santa Catalina de la capital grancanaria, un encuentro realizado bajo el paraguas del Foro Canarias.
–¿Hasta qué comunidades ha llegado España Mejor?
–En estos ocho meses de andadura hemos estado en Castilla y León, Navarra, País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía y ahora en Canarias. Hemos empezado con el proyecto 'Imagina', con el que queremos involucrar a los jóvenes para la elaboración de políticas que les afecten. Se ha lanzado una macroencuesta en la que ya han participado 11.000, y dentro de unas semanas lo presentaremos en el Congreso para intentar empezar a fomentar la discusión sobre qué medidas se necesitan para mejorar la situación de la juventud, sobre todo, en cuestiones como el empleo.
–¿Cuál ha sido la aceptación en Canarias?
– Canarias está muy bien representada entre las 1.100 personas con las que ya contamos en la organización. Estas se dividen en 16 grupos de trabajo específicos, y en la parte económica tenemos a gente súper activa participando desde las islas con buenísimas ideas. Aunque trabajamos por propuestas y no por territorios, el martes nos alertaron de que había que considerar la especificidad del archipiélago en casi todas las cosas que hagamos. Es uno de los planteamientos que me llevo de este viaje.
-¿Qué ideas se están desarrollando en los grupos de trabajo?
– Ahora mismo estamos centrando los esfuerzos en una concepción 360 del sistema fiscal. Nos preguntamos: '¿Tenemos ese sistema fiscal equilibrado que fomente la creación de empleo o el emprendimiento?'. Creo que es realmente interesante cuando se ve la fiscalidad como un todo.
–¿Cómo se llevan a cabo estos encuentros?
– Lo que pedimos a la gente es un compromiso de dos horas al mes para poder participar en estas discusiones. Si en vez de dedicar la enorme cantidad de horas que dedicamos a quejarnos en el bar o en la sobremesa dedicamos 120 minutos por mes a buscar soluciones concretas, seguramente estaríamos todos en mucha mejor situación. Son encuentros por videoconferencia, usamos mucho la tecnología. Además, uno de los ámbitos en el que nos estamos centrando es en cómo utilizar la tecnología para abrir la política, la transparencia, la participación…
–En 2019 publicó el libro 'Devuélveme el poder'. En él respondía a por qué urge una reforma liberal en el país. ¿Todavía la considera necesaria?
– Una de las cosas que más se echa de menos en España es el haber hecho la segunda parte, digamos, de la Transición. En ese periodo se puso mucho poder en los entes políticos, y se hizo con muy buenas intenciones, salió muy bien. Con el avance del tiempo esto se ha convertido en un problema porque no se ha seguido evolucionando en términos de la apertura del sistema. Muchas veces en España se confunde lo que es el liberalismo, se ve como algo económico, de ultracapitalista… El liberalismo realmente es la dispersión del poder, y poner al individuo como centro. Ese siguiente paso es el que tenía que haber venido de la Transición y estamos absolutamente preparados para ello. Así que sí, creo que hace falta una reforma liberal en España.
– La palabra del año en 2023 fue polarización, de la que también habla en su obra. ¿Cómo ve el caso de España?
––Estamos en un periodo de intensa polarización en el país. El problema es que mientras nos estamos pegando los unos con los otros, los problemas del país siguen ahí y desatendidos. Por eso es tan importante intentar dinamizar la sociedad civil.
–Conoce de primera mano el sistema político instaurado en Reino Unido. ¿Hay aspectos se los que aprender?
–Con el paréntesis de que sus estándares desde el Brexit y, sobre todo a raíz de Boris Johnson, se nota que han caído, una de las cosas buenas que tienen es el contacto entre los parlamentarios y los ciudadanos. Tener que obligarles a que vayan a sus circunscripciones todas las semanas y se sienten y escuchen es un ejercicio buenísimo que reduce esadistancia enorme entre políticos y ciudadanos.
–Bajo su punto de vista, ¿en qué pilares debería centrarse el Gobierno de Pedro Sánchez?
–Desde julio hasta ahora no hemos puesto sobre la mesa nada práctico que mejore la situación de los habitantes del país. Nos hemos pasado todos estos meses mirándonos el ombligo y discutiendo los unos con los otros. Sería revolucionario centrarse en decidir cuáles son las prioridades reales del país. Es fundamental poner el crecimiento económico en la agenda política y la mejora de la productividad. Así se podrá pasar a la siguiente fase, mejorar la educación y enfocarla para que nuestros jóvenes puedan ser competitivos. Y, desde luego, hay que empezar a mirar cómo hacemos esa transición a la economía tecnológica. Entramos tarde en la industrial. Hemos pagado un precio por ello durante décadas, y no puede ser que vayamos a llegar tarde también al nuevo paradigma.
–Y una de las prioridades en estos momentos ha sido el debate de la ley de amnistía.
–Escribí sobre ello en el 'Financial Times' justo antes de la formación del gobierno. A mí una de las cuestiones que más me preocupan son los límites en el Estado de derecho. Yo creo que tanto en esta problemática como en todo lo demás una puede tener una opinión sobre si es el momento adecuado o no. Lo que ha tenido mi atención con respecto a la amnistía fue esa posibilidad de que comisiones parlamentarias examinaran sentencias judiciales. Eso me parece que cruza una línea roja que jamás hay que tocar. El poder tiene que ser escrupuloso con los límites del Estado de derecho.
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