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No será ya hasta el próximo año 2025 cuando la Consejería de Hacienda del Gobierno de Canarias haga un nuevo examen del Aiem (Arbitrio a la Importación y Entrega de las Mercancías). En septiembre de 2025 debe presentar el informe preceptivo ante la Comisión Europea. A cuenta de este arancel que se aplica a casi 1.000 artículos el Gobierno canarias recauda al año en torno a los 270 millones de euros –cifra con la que se espera cerrar 2024–. Tal cantidad se reparte luego entre cabildos y ayuntamientos (58%) y la Comunidad Autónoma de Canarias (42%).
El Aiem nació para proteger los productos canarios frente a los que llegan de fuera, que son recargados entre un 5, 10 o 15%, y excepcionalmente un 25%. El listado de esos bienes asciende a casi 1.000.
Son muchas las voces críticas frente a este impuestos que consideran «un maná» para el Gobierno de Canarias, que lo aprobó hace ya más de dos décadas, con Román Rodríguez como presidente y Adán Martín al frente de Hacienda. «Dos insularistas», resalta Sebastián Grisaleña, empresario grancanario, uno de los detractores del Aiem.
«No tiene razón de ser», dice Grisaleña. «Lo paga el pobre ciudadano canario, que no se entera de que paga el IGIC y el incremento del Aiem. El listado coge a todos los sectores, y así tenemos la cesta de la compra más cara de España».
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Patricia Vidanes Sánchez
Pero por ahora Canarias no se plantea poner fin a este arbitrio que afecta a los bienes (alimentos, vidrios, pinturas, manufacturas de hormigón, colchones, abonos...) importados desde cualquier territorio extranjero, siempre que se produzcan en Canarias. Pero se da la paradoja de que muchos de los productos del listado en realidad no se producen en las islas, sino que se manipulan. Se supone que la naturaleza del Aiem es fomentar y proteger las producciones canarias, teniendo en cuenta que producir en las islas es más costoso que en el territorio continental.
De esta manera, son muchos los productos que ya no llegan a Canarias porque los importadores desisten ante el aumento de los costes que, siendo el último eslabón de la cadena, también habrá de asumir el consumidor canario. Para Grisaleña, el Aiem «solo beneficia al sector industrial» que aplica la teoría de «o dejan de traer referencias, o subo el precio de lo que manipulo o transformo».
Si alguna vez como consumidor se ha preguntado el porqué de los precios, súmele entre un 5 y un 15% de Aiem a la conocida inflación. Vivir en las islas tiene un coste, aunque los sectores empresariales más críticos apuntan que «o somos europeos, como el resto de RUP (regiones ultraperiféricas) que están creciendo –Azores y Madeira–, o qué sentido tiene ser diferente». Mientras, que sepa que paga un 15% más por una pata de jamón producida en la península; un 5% más por el salmón; un 15% más por el café tostado sin descafeinar; un 15% más por cebollas o papas; un 15% más por salsas... Eso en cuanto a alimentos. En textil, los bañadores tienen un recargo del 5%. Y así, en todos sectores y hasta 1.000 referencias.
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