«Cuando los políticos gritan, desconecto. Lo que hace falta son propuestas»
Yolanda Hernández. Informática. ·
Vive fuera hace 19 años pero no pierde el interés por lo que pasa en las islas. Lo que le aleja de la política es el ruido y la broncaLa avalancha de mensajes políticos, promesas lanzadas al aire, consignas y reproches cruzados que copan los medios de comunicación durante la campaña electoral podría dar la impresión de que durante esos quince días -y desde bastante antes- no existiera otra cosa que la cita con las urnas. Pero la vida real sigue su curso ajena a las diatribas políticas y para buena parte de la ciudadanía la vorágine que acompaña a las elecciones es solo un ruido de fondo.
Yolanda Hernández, informática de profesión, compagina los ordenadores con su otra faceta de profesora de meditación, y está entre quienes prefieren no dejarse arrastrar por la cacofonía mediática. Nacida en Gran Canaria, reside en Madrid desde hace 19 años, lo que no le impide seguir conectada a las islas, donde vive su familia y a las que viaja con frecuencia. Pero una cosa es estar al día de lo que ocurre y otra distinta seguir el pulso de los entresijos políticos del archipiélago.
En su casa no hay televisión, una opción casi insólita en estos tiempos que eligió porque favorece su higiene mental. Su principal fuente de información es la radio, que escucha a diario, sobre todo en la franja matinal en la que abundan las tertulias políticas. «Como ciudadana me interesa lo que está pasando y trato de estar al tanto de la actualidad», señala, «pero cuando en vez de información lo que oigo es griterío, desconecto. Me pone nerviosa y acabo apagando la radio», añade.
Lo mismo le sucede con los debates del Congreso, que sigue en algunas ocasiones. De los políticos lo que espera es que aporten soluciones a los problemas de la ciudadanía, pero se encuentra con algo muy distinto. «Lo que hace falta es diálogo constructivo, propuestas, consenso, y no actitudes de patio de colegio y faltas de respeto, porque con eso solo consiguen que la gente se distancie más de la política», recalca.
Lamenta que el panorama político le haya llevado a concluir que los partidos, en tanto que organizaciones verticales que aspiran como fin último a tener poder, actúen «mirando más el beneficio propio que el bien común».
Pero el 28M va a votar, porque además de un derecho entiende que participar es también un deber ciudadano, a pesar de que ningunas siglas le acaban de convencer del todo. «Sigo votando en todas las elecciones, pero lo hago pensando en el mal menor, por aportar mi grano de arena para que no salgan los partidos con los que no comparto nada y que son opuestos a mi forma de pensar», expone.
Ante la pregunta de qué es lo primero que haría si en un universo paralelo ella tuviera la responsabilidad de gobernar, se lo piensa unos momentos y la respuesta le sale sola. «No me veo en esas circunstancias, la verdad, pero si gobernara mi prioridad sería avanzar en todo aquello que mejore la vida de las personas, un reparto justo de las ayudas sociales, la sanidad pública, la educación, y por supuesto la lucha contra el paro, favorecer que la gente pueda tener un empleo digno y no se vea obligada para sobrevivir a aceptar trabajos muy mal pagados que en realidad son una forma de explotación», indica.
Y cuando la conversación concluía volvió atrás y añadió otra cosa a su lista: incluir en las escuelas la educación emocional para que los pequeños aprendan a mirar a su interior y menos a las pantallas.