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La diputada Ana Oramas

El rostro visible de Coalición Canaria en Madrid, que ahora pasa por su personal travesía del desierto tras negarse «por coherencia» a facilitar la investidura de Pedro Sánchez en contra del criterio de su propia formación política, tiene a sus espaldas una intensa trayectoria de 13 años como diputada en el Congreso con la que se ha ido forjando un marcado protagonismo.

Domingo, 12 de enero 2020, 00:27

loreto gutiérrez / madrid

Si un encuestador eligiese al azar a un ciudadano cualquiera por la calle y le preguntara si conoce algún representante político de Canarias en Madrid, lo más probable es que el primer nombre que se le venga a la cabeza sea el de Ana Oramas. Incluso puede que sea el único. Mucho antes del lapidario «no y mil veces no» que le espetó a Sánchez por sorpresa durante el debate de investidura y que la ha colocado en primerísima línea de fuego mediático por romper la disciplina de voto de su partido, la diputada de CC ya tenía, de lejos, la imagen más reconocible entre los parlamentarios isleños en las Cortes.

Elogiada hoy por unos, que ven en ella un ejemplo casi heroico de coherencia y valentía, y vilipendiada por otros, que la identifican con la derecha más rancia, Oramas tiene a sus espaldas una larga trayectoria como diputada el Congreso que la ha convertido en la cara visible del nacionalismo canario en Madrid. Ese ha sido durante años su gran valor. Una parte de la relevancia le viene dada por pertenecer a una formación minoritaria, a la que solo ella representa en plenos y comisiones, lo que le otorga sin duda una visibilidad que no tienen otros diputados, cuyo papel se difumina en grupos parlamentarios más grandes. Pero en el caso de la portavoz de CC la explicación va más allá.

Ana Oramas -Ani, para los allegados- ha sabido labrarse un perfil propio con su habilidad para tejer buenas relaciones personales a uno y otro lado del abanico político estatal, su trato cercano con los medios de comunicación -tiene en sus estanterías el premio de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP) a la mejor relación con la prensa- y con sus viscerales intervenciones en el Congreso, muy del gusto de quienes ella llama «mi gente», que le aplauden con entusiasmo que sea capaz de soltar cuatro frescas sin pelos en la lengua si hace falta desde la tribuna de oradores. «Luchadora, con genio y mandona», se define a sí misma.

Que le pregunten si no a José Luis Ábalos, al que en una de sus primeras comparecencias en pleno como ministro de Fomento, recién llegado el PSOE al Gobierno estatal tras la moción de censura, le cayó una sonora bronca de la diputada canaria por anunciar -con cierta displicencia, todo sea dicho- el retraso indefinido del descuento aéreo del 75% a residentes que Rajoy había pactado con NC a cambio de apoyo a los Presupuestos. El «póngase las pilas» de Oramas y el golpetazo indignado que dio sobre el escaño al cerrar el micrófono aún resuenan en el hemiciclo.

visibilidad. Los trece años que lleva en el Congreso le han dado mucho juego. Llegó a la Cámara Baja en 2007, ya entrada la VIII legislatura, en sustitución de Paulino Rivero cuando este asumió la Presidencia del Gobierno de Canarias. En su partido veían a la por entonces todavía alcaldesa de La Laguna -renunció al bastón de mando de su ciudad en 2008 tras nueve años en el cargo- como la persona idónea para recuperar la visibilidad que José Carlos Mauricio había dado a CC como portavoz en Madrid pocos años antes. Desde aquellos tiempos en los que los nacionalistas todavía tenían grupo parlamentario propio hasta ahora, cuando se ha convertido en la única representante de su formación en el Congreso, Oramas no ha dejado de ganar protagonismo.

El listado de momentazos que la diputada nacionalista tiene en su haber daría para llenar varias páginas. Especialmente sonado, por su repercusión con la crisis económica haciendo aún estragos en la vida de los españoles, fue cuando en 2012 acusó al entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de haberla presionado dos años antes para votar en contra del durísimo paquete de recortes que el presidente Zapatero presentó a la Cámara en mayo de 2010, a sabiendas de que si las reformas no salían adelante España hubiera sido de inmediato intervenida por la Unión Europea para corregir su importante desequilibrio financiero.

«Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros», aseguró Oramas que le dijo Montoro cuando estaba en la oposición, algo que el titular de Hacienda nunca negó haber dicho -había más personas delante que podían confirmarlo- pero que redujo a un mero comentario informal, notablemente molesto por la decisión de la diputada canaria de hacerlo público en la tribuna precisamente durante el debate parlamentario de la reforma del sistema financiero impulsada por Rajoy.

comisión. Gran notoriedad obtuvo también Oramas como presidenta de la comisión de investigación sobre el rescate bancario y la crisis financiera, cuyos trabajos se prolongaron desde mayo de 2017 hasta la convalidación del informe de conclusiones en febrero de 2019, aprobado en el último pleno del Congreso antes de la disolución de las Cortes por la convocatoria de las elecciones del 28A

En una de las sesiones de la comisión, tras escuchar a José Antonio Moral Santín, un exconsejero de Bankia que se gastó 450.000 euros con las tarjetas black, echar balones fuera con la excusa de que creía que ese dinero no declarado era parte de su retribución, Oramas abandonó la silla de la presidencia para intervenir desde la sala como portavoz de CC y lanzar un contundente rapapolvo al compareciente, que ponía cara de no saber dónde meterse.

«Hoy no me puedo callar», le dijo, «me parece lamentable que usted, catedrático de economía, alegue desconocimiento y considere transparente sacar miles de euros en efectivo de los cajeros con una tarjeta opaca, mientras en este país ha habido gente que llevaba pagando su hipoteca diez años y por quedarse en paro y no poder pagar tres meses ha perdido su vivienda. Me parece tan fuerte que no le quiero hacer ninguna pregunta, no merece ni la pena», añadió, tras calificar la actitud de Moral Santín como «un desprecio» a la Cámara.

Más cercana en el tiempo, en febrero de 2019, Oramas tuvo una intervención de la que reconoce haberse arrepentido por no haber sabido medir el efecto de sus palabras. Se debatía el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado -cuyo rechazo dio lugar a la convocatoria electoral anticipada- y María Jesús Montero, como ministra de Hacienda, había hecho la defensa de la propuesta que presentó a Cámara, en un tono triunfante que la diputada de CC reprobó con una alusión poco afortunada. «Vaya mitin, señora ministra», le dijo, «esto no son las Tres Mil Viviendas de Sevilla -ciudad natal de Montero- sino el Congreso de los Diputados y usted es ministra de Hacienda y está presentando unos presupuestos».

disculpas. Las palabras de Oramas desencadenaron un aluvión de críticas en las redes sociales, donde fue acusada de clasista, elitista y de faltar al respeto a los vecinos del barrio sevillano. Pero también se llevó la respuesta de Montero, que sacó el carácter del que hace gala para afearle con dureza su actitud por estigmatizar la pobreza.

Oramas rectificó al día siguiente -«Cuando uno dice una cosa que tiene que explicar porque se presta a interpretaciones, y encima haces daño, no tienes ninguna excusa y hay que pedir perdón», dijo- y aceptó la invitación de la comisionada del Polígono Sur -el grupo de barriadas conocido como las Tres Mil Viviendas- para conocer in situ el trabajo que voluntarios, organizaciones y entidades locales hacen allí en favor de la integración y la reinserción sociolaboral. De «experiencia tremendamente enriquecedora» calificó después la visita, durante la que tuvo ocasión de «escuchar y aprender» de todos los colectivos con los que se reunió.

Ahora Oramas, de nuevo en boca de todos por votar «en conciencia» contra la formación de un Gobierno que considera nocivo para España y especialmente para Canarias, está teniendo ocasión de experimentar en carne propia lo rápido que en política se puede pasar en un solo paso de héroe a villano o viceversa, según el color del cristal de aquel que mira.

Diálogo con todos y síes y noes a todos. El álbum de fotos de Ana Oramas en su etapa en el Congreso da para mucho. Le ha tocado asistir a ronda de consultas con el rey Juan Carlos y con Felipe VI, le tocó dialogar con populares y socialistas en las Cortes para la gobernabilidad de España y compartir escaño con varios diputados canarios. En las elecciones de noviembre se presentó como número uno nuevamente por Santa Cruz de Tenerife, con el precedente de haber conseguido dos escaños por esa provincia, pero en esa ocasión solo fue elegida ella. El 10N CC concurrió conjuntamente con Nueva Canarias, en una plataforma que ahora queda en cuestión con su voto en contra de la investidura.

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