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Almudena Sánchez y Santa Cruz de Tenerife
Jueves, 1 de enero 1970
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La primera víctima que se cobra la crisis por el coronavirus en todo el país lleva el nombre de Teresa Cruz, la misma que tuvo que vérselas con el primer caso de contagio en España, que se registró en La Gomera.
El presidente ha sido muy parco en dar las explicaciones que le han llevado a tomar una decisión «muy difícil». Para empezar, su partido las está esperando y un sector de Tenerife ha dejado en evidencia su desacuerdo. Pero los tiempos no aconsejan pararse en estos detalles.
Aunque dentro del pacto, los partidos que lo conforman han expresado un respaldo total a la decisión del presidente, lo cierto es que la expansión de la covid-19 ha acabado con el buen clima del que venían haciendo gala sus miembros.
Dos señales apuntan en esa dirección. Una la dio el secretario general de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), Casimiro Curbelo al día siguiente del cese. «El presidente -dijo- tomó la decisión que tenía que tomar para salvaguardar el interés general y dar cohesión al pacto».
La otra la ofreció con mayor sutileza Nueva Canarias (NC) días antes, cuando se pronunció sobre el Comité de Gestión de la Emergencia Sanitaria. En un comunicado, se transmitió que «es el momento para incorporar a perfiles de valía contrastada y con una amplia experiencia para la gestión sanitaria», con una consejera de Sanidad tan discutida ya que prácticamente desde todos los ámbitos -políticos, empresariales y sectoriales- la daban por ninguneada. «Se precisa dotar de capacidad de mando y de gestión a estos técnicos profesionales», se añadía por NC orillando así a Cruz.
El comunicado causó malestar entre los socialistas cuyo recelo sobre el presidente de NC, vicepresidente del Gobierno y consejero de Hacienda, Román Rodríguez, va creciendo. De hecho, muchos le culpan del destino final de Teresa Cruz.
Desde el Partido Socialista Canario (PSC), ven al vicepresidente del Ejecutivo desaparecido en la gestión de esta crisis mayúscula, «a rebufo del Gobierno del Estado».
Una opinión similar despierta la consejera de Derechos Sociales y secretaria general de Sí Podemos, Noemí Santana, de quien únicamente salvan la agilización en las modificaciones de la Prestación Canaria de Inserción.
En el lado opuesto, la consejera de Turismo, Yaiza Castilla, es de las que mejor salen de esta primera fase de crisis, al haber sido capaz de coordinar la salida de miles de turistas de Canarias en menos de los 15 días que ha durado la primera declaración del estado de alarma.
La consejera de Educación, Maria José Guerra, apenas ha tenido que lidiar con grandes problemas para llevar toda la actividad escolar al mundo virtual.
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