Javier Martín Ramos, enfermero de 23 años y vecino de Las Palmas de Gran Canaria, era uno de los pasajeros que llegaron en la tarde de este domingo a bordo del vuelo IB3838 de la compañía Iberia Express, desde el aeropuerto de Madrid- Barajas Adolfo Suárez, y que ha sido denunciado por la Guardia Civil por incumplir las medidas de seguridad y distancia establecidos pro el Real Decreto 463/2020 del 14 de marzo que declara el estado de alarma para luchar contra el coronavirus. El vuelo, según constató la Guardia Civil, llegó con un 70% de ocupación.
«En el aeropuerto todo fue bien, cumpliendo las normas y los protocolos. Fue al llegar a la puerta de embarque cuando vi que éramos demasiadas personas para un vuelo. Pensé que vendríamos en un avión grande. Lo veía todo muy raro», explica Martín.
Ya en la cola para embarcar empezaron los primeros incumplimientos en cuanto a la distancia de seguridad entre pasajeros mientras la Guardia Civil les pedían el DNI a los pasajeros, en caso de no ser residente en las islas, o de no figurar dicho extremo en el DNI, tenían que justificar su viaje a las islas. Eso sí no les tomaron la temperatura antes de embarcar. « Al embarcar nos montaron en una guagua que no llenaban para intentar guardar las distancia de seguridad dentro. Una vez llegamos al avión vivimos que era de los pequeños, incluso más de lo normal. Estaba en el asiento 26 y era casi el final», explica.
Mientras camina hacia su asiento Javier se dio cuenta de que no estaban dejando asientos libres entre los pasajeros. « La gente se alteró y empezaron a elevar la voz. Había tanta gente, el avión venía tan lleno, que no había espacio suficiente para el equipaje de mano. La gente empezó a pedir explicaciones a la tripulación y a pedir la presencia de la Guardia Civil y la Policía», relata el joven. La tensión que tal que el comandante tuvo que salir para dar explicaciones a los pasajeros. « Nos aseguró que cumplían con todas las normas de seguridad y que si no queríamos volar que nos bajásemos», explica.
Poco a poco la gente se fue calmando al ver que no tenían ninguna alternativa. «Una vez que despegamos el vuelo fue tranquilo, al menos lo que recuerdo por que me quedé dormido. Se que de vez en cuando algún pasajero le pedía explicaciones a la tripulación», añade.
El joven subraya que en los cinco años que ha estado volando con frecuencia entre Gran Canaria y Madrid mientras cursaba sus estudios de Enfermería ha volado en vuelos más vacíos que el IB3838 de este domingo. « Había gente de todas las edades y de todos sitios. A mi lado se sentó una chica que venía de Estados Unidos», añade.
Antes de aterrizar les repartieron un documento para que explicarán el lugar de procedencia y su motivo para venir a Gran Canaria que entregaron una vez en tierra a los agentes de la Guardia Civil que les tomaron la temperatura al aterrizar. « Menos mal que la Guardia Civil y el Gobierno de Canarias van a tomar medidas. No debería repetirse una situación así», finaliza.
Tras esta odisea Javier descansa ya con su familia tras pasar las últimas semanas trabajando de refuerzo en el Hospital de Talavera de la Reina en la lucha contra el coronavirus. « Trabaje un mes, ha sido duro pero por suerte nos apoyamos entre todos. Las últimas semanas me quede por si hacia falta echar una mano. Antes de venir me hice los test de coronavirus y di negativo, si no no hubiese vuelto para proteger a mi familia», explica.