Iñigo Vila: «Estamos mejor preparados para afrontar otra crisis»
Luces y sombras ·
El director de emergencias de Cruz Roja estuvo a pie de muelle para ofrecer una respuesta humanitaria a la crisis migratoriaSi se puede sacar algo «positivo» de lo vivido en el campamento improvisado del muelle de Arguineguín, es que Canarias salió reforzada en cuanto a infraestructuras y coordinación para atender a las personas migrantes. Así lo señala Íñigo Vila, responsable de coordinar la primera atención humanitaria y una de las figuras clave en la gestión de la crisis que se vivió en 2020. «Todas las emergencias tienen unos días de caos, de desorganización, porque superan los márgenes para los que estás preparado -explica Vila-. Pero lo importante es ir tomando decisiones para acometer mejoras dentro de las posibilidades de cada uno».
El principal cuello de botella que ralentizaba entonces las salidas del muelle -bien para alojar a las personas que llegaban en lugares adecuados, bien para derivarlos a península o deportarlos- estaba relacionado con la falta de infraestructuras y las dificultades logísticas derivadas de la insularidad para realizar traslados. «Se optó por el muelle temporalmente porque no había otra ubicación disponible -recuerda-. Fue una respuesta improvisada, pero tratamos de garantizar rápidamente las necesidades básicas: comida, agua, baños, sombra y atención sanitaria».
El director de emergencias destaca la complejidad del reto, que requirió un esfuerzo conjunto entre Cruz Roja, Policía Nacional y Salvamento Marítimo, con una coordinación esencial para que la cadena de ayuda funcionara acompasadamente. Esa colaboración sigue siendo esencial en la actualidad y, asegura, está cada vez más engrasada. «No se puede tener un control absoluto; por eso trabajamos con flexibilidad y con capacidad de movilizar recursos extra si se necesitan en algún momento», apunta.
En este sentido, Vila subraya que las rutas migratorias son dinámicas y cambian constantemente, por lo que suelen trabajar con un alto grado de incertidumbre. Según los datos del Ministerio de Interior, 2020 había sido el segundo año con más llegadas en la historia de la ruta con 23.023 personas. El dato de 2023 lo colocó en primera posición en el histórico, con 39.910 personas rescatadas en embarcaciones precarias desde África y, en 2024, la cifra alcanzó las 43.737.
«Trabajamos con la incertidumbre constante: cuántos van a llegar, por dónde... Es difícil prever»
Sin embargo, el colapso en estos últimos años no se equipara al de aquellas imágenes sino que ha venido de la mano de competencias como el reparto de menores o asuntos administrativos como las solicitudes de asilo. «No sabemos cuántas personas van a llegar, ni cuándo ni por dónde, y eso hace imprescindible mantener una capacidad de respuesta adaptable», insiste Vila.
Respecto a la posibilidad de que se repita una situación similar a la de Arguineguín en otros puntos calientes como lo es en la actualidad El Hierro, Vila responde con prudencia: «Si llegan 10.000 personas en dos semanas, no sabemos si volveremos a pasar por ello. Hemos mejorado muchísimo, pero no podemos asegurar que no vayamos a enfrentarnos a situaciones complicadas».
Lo cierto es que desde entonces, tanto Cruz Roja como las administraciones han reforzado las infraestructuras en las islas para evitar la repetición de episodios críticos. «Ahora contamos con módulos temporales en los puertos, que permiten una atención más digna y organizada», explica. Estas mejoras se complementan con un sistema flexible de refuerzos humanos y materiales, con formación homogénea y protocolos estandarizados para los distintos flujos.
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