
¿Qué implica la OTAN para Canarias?
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Mientras que la Alianza incluye en su radar a las regiones del Sahel como potenciales amenazas, el archipiélago mira con recelo el posible refuerzo militar del 'flanco sur'La cumbre de la OTAN finalizó en Madrid la semana pasada con un el compromiso común de proteger la «integridad territorial» de todos los aliados. El cuestionable éxito pone ahora a prueba la estabilidad del gobierno de coalición y a Canarias como un punto estratégico reforzado.
África, en el punto de mira
La Alianza ha refundado su estrategia para los próximos diez años en un documento que ahora reconoce específicamente la protección de cada uno de los países. Aunque ya se presuponía, se establece una mayor cobertura legal para amparar «cada centrímetro» del territorio aliado. Esto daría garantías para una intervención en Ceuta, Melilla o Canarias frente a posibles ataques, aunque la decisión correspondería al Consejo del Atlántico Norte, el principal órgano ejecutivo dentro de la organización.
Por otro lado, se pone por primera vez en el punto de mira a la zona del Sahel como «terreno fértil» de amenazas en clave económica, política, demográfica y de seguridad. Incluye el documento los ciberataques, el terrorismo y el uso de los flujos energéticos y migratorios como armas políticas que pueden afectar directamente al archipiélago.
No está sobre la mesa
La preocupación por la inestabilidad en el norte de África se alía con la posición estratégica de Canarias para que la OTAN pueda ejercer su capacidad operativa militar. Las declaraciones del presidente Ángel Víctor Torres, y del Delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, no han descartado esa posibilidad, si bien aseguran que «no está encima de la mesa».
Ambos han resaltado públicamente el beneficio de los acuerdos de la cumbre con un mensaje de calma a la población. «Nadie debe sentirse amenazado. Que haya una mayor protección del 'flanco sur' es una buena noticia», ha recalcado Torres.
Sí se apuesta, en cambio, por convertir la región en un valioso centro de inteligencia para monitorizar lo que ocurre en África y también en China, que ya ha llegado a acuerdos comerciales con países del Sahel para establecer bases aéreas estratégicas.
Un 'no' histórico
La posición del archipiélago ha sido históricamente contraria a la OTAN. A principio de los 80, un fuerte movimiento antimilitarista rechazaba –junto a Cataluña, Navarra y País Vasco– la adhesión de España con el grito «No a la OTAN», que se convirtió en símbolo del referéndum de 1986.
En la derrota frente al 'sí' nacional pesó la idea de que, ante algo que se preveía inevitable, era mejor poner límites. De hecho, entre las condiciones restrictivas del documento se descartaba la incorporación de España en la estructura militar integrada de la OTAN y contemplaba, por otro lado, una progresiva reducción de la presencia militar de Estados Unidos en el país.
En el nuevo escenario geopolítico, la postura defendida por el presidente Torres supone un giro de 180 grados. A su juicio, Canarias ya no puede permanecer neutral y apuesta por una solución a medias, que pasa por implicarse en lo referente a la ciberseguridad y la protección de posibles ataques terroristas, pero no por el despliegue de infraestructuras.
A la cola de los países
El Gobierno de Sánchez tiene la intención de elevar a las Cortes el compromiso adquirido con Biden en la cumbre de Madrid para duplicar el gasto que destina a Defensa de aquí a 2029, pasando del 1% actual al 2% del PIB. El anuncio del presidente ha hecho saltar las alarmas de Podemos y los aliados habituales en el Parlamento, que cuestionan de qué otras partidas se va a recortar para equilibrar el presupuesto.
Según los informes públicos de la OTAN, solo 10 de los 30 países aliados alcanzaron ese porcentaje mínimo del 2% que había acordado la organización como objetivo para 2024. La contribución e España en este periodo representa casi el 6% del total de los países miembros, solo por delante de Luxemburgo.
En cambio, los que mayor porcentaje tienen asignado, cada uno con un 16,3% del total, son Estados Unidos y Alemania, que tras abandonar su postura en contra del incremento en Defensa lo ha aumentado al 3%.
Sin veto ni neutralidad
Se resistía la entrada de ambos países nórdicos a la lista de los Treinta. El bloqueo venía por la parte de Turquía, que impedía el necesario acuerdo unánime de la Alianza por la política de acogida sueca a los militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerados terroristas. Sin embargo, en la cumbre de Madrid consiguieron llegar a un acuerdo con Ankara.
Pese a que Suecia y Finlandia se habían mantenido neutrales ante las rivalidades de los dos bloques políticos representados por Washington y Moscú -una postura que ya solo mantienen Austria, Suiza e Irlanda- ahora ven peligro en el avance de Putin.
El líder ruso, por su parte, ha advertido que reaccionará si su ingreso en la OTAN se traduce en emplazamiento de infraestructura militar. El temor es que se inicie una guerra por partida doble sin que estos países estén amparados por la Alianza, aunque ya Reino Unido ha firmado un compromiso al margen para intervenir en caso de crisis o de ataque bélico.
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