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B. Hernández / Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 25 de marzo 2020, 08:12
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Teresa Cruz «caerá, sin ninguna duda» según la opinión generalizada en el Partido Socialista. La equis a despejar es cuándo y cómo. El descontento del presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, y otros miembros del Gabinete, por su gestión de la crisis sanitaria y el «arrinconamiento» al que la han sometido nombrando a Conrado Domínguez al frente del comité de gestión muestran «inequivocamente» que ya está fuera del Gabinete. Sin embargo, entienden desde la ejecutiva regional del PSOE que «no sería una buena noticia para nadie que su cese saltara durante esta emergencia. El Gobierno está ahora atendiendo esta situación crítica y es lo que debe seguir haciendo».
El PSOE de Tenerife, que hasta ahora había mostrado su respaldo a Cruz, tampoco está haciendo demasiados esfuerzos por mantenerla en su puesto. Todo lo más, «pediría que el relevo no lleve aparejado el escarnio público» y que se presente como una renuncia, no como una destitución y, «probablemente» reclame que la persona que se ponga al frente de la Consejería sea de Tenerife. En cualquier caso, entienden fuentes tanto de Gran Canaria como de Tenerife que «el presidente Torres, «por la situación excepcional que estamos viviendo y por la fortaleza adquirida dentro del partido», hará lo que estime conveniente sin encontrar demasiados obstáculos.
Las críticas no se han dirigido solo a la consejera de Sanidad. La directora del Servicio Canario de Salud (SCS), Blanca Méndez, «está desaparecida» y «no ha sabido cubrir las espaldas de Cruz». La impresión general es que «la situación las ha desbordado». Su empeño en seguir con el día a día y no ver el alcance de la crisis sanitaria «sin aportar soluciones ni ofrecer propuestas para que Torres las defendiera a la hora de dirigirse al Gobierno de España» acabaron por colmar la paciencia del presidente.
La persona que ha quedado al frente del comité de gestión, Conrado Domínguez, cuenta con el beneplácito de pesos pesados del PSOE y del Gobierno, como Sebastián Franquis y Román Rodríguez por su conocimiento y buenas relaciones con el sector. Pero como entre los socialistas nunca llueve a gusto de todos, ya se han expresado críticas por su cercanía a las empresas de clínicas privadas y por haber ocupado la dirección del SCS en el último Gobierno de CC, un puesto en el que muchos le ven de nuevo.
Cruz fue el primer nombre del PSOE que se conoció que formaría parte del nuevo Gobierno de Canarias. Fue la manera de Torres de compensarla después de que su opción como presidenta del Parlamento no fraguara, a la vez que equilibraba el poder territorial con un área fuerte para Tenerife. Pero Cruz entró como elefante en cacharrería y el propio presidente tuvo que salir en su auxilio -y desautorizarla- en varias ocasiones. Tampoco gestionó mejor la elección de su equipo. Dos meses tardó en decidir quien la acompañaría en la gestión de la Sanidad y la elección no fue la mejor a la vista del resultado.
La salida de Carolina Darias del Ejecutivo abría la puerta a una remodelación más amplia, pero Torres prefirió no destituir a nadie seis meses después de haber tomado posesión para que no se interpretara esa decisión como un síntoma de debilidad y para no enfrentarse al partido en Tenerife, cuya ejecutiva, ofreció su respaldo unánime a la consejera.
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