Las deportaciones se estancan casi dos meses mientras continúa la tensión con Marruecos
Torres reconoce que no ha viajado aún al país vecino porque Rabat no ha autorizado la visita por los problemas diplomáticos con España
La cuerda del fenómeno migratorio se tensa, aún más durante las últimas semanas, en las fronteras. Para empezar, Canarias lleva cerca de dos meses con las devoluciones paralizadas desde los accidentados acuerdos con Senegal y el cierre del espacio aéreo por parte de Marruecos con España y Francia por razones sanitarias. El país alauita recibía desde diciembre 80 personas semanales en cuatro vuelos desde Gran Canaria que terminaban en El Aiún, capital del Sáhara Occidental, lo que pudo alcanzar hasta un máximo de 1.400 personas.
La avivación de la crisis diplomática no prevé volver a estas cifras a corto plazo, aunque el Delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, se mostró ayer confiado en ir recuperando el objetivo de bajar la presión en las islas. «Otra de las grandes dificultades de este año ha sido tener las fronteras cerradas por unas circunstancias u otras, pero en la medida en que se vayan abriendo no me cabe la menor duda de que lo conseguiremos», indicó.
Lo que sí se ha conseguido coordinar son las derivaciones a la península, que ha permitido vaciar los campamentos y rebajar los conflictos entre los inmigrantes acogidos, que a fecha del 21 de mayo alcanzaban los 3.267 fecha del viernes. «Siempre he dicho que había que dar la oportunidad a los centros de gestión —añadió el delegado—. Todos han hecho frente a algún tipo de incidente y todos han ido saliendo adelante con la experiencia».
En ese sentido, Pestana asegura que el objetivo del Gobierno no es el de llenar al 100% la ocupación de los centros, puesto que Canarias no tendría capacidad para atenderles y estaría «en la misma situación que hace un año», buscando una opción alojativa a cada patera que llega. Al contrario, se trabaja por una gestión ordinaria en la que «la ocupación no sea un problema».
EN CONTEXTO
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Llegadas En lo que va de año han arribado 4.935 personas en patera, un 133'2% más que en el mismo periodo de 2020.
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Vuelos España y Marruecos habían acordado desde diciembre las devoluciones de 80 personas semanales a El Aiún.
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Traslados Hasta abril, Interior autorizó la derivación de más de 4.300 personas, frente a las 2.100 de todo el año pasado.
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Recursos Actualmente las islas acogen a 3.200 inmigrantes, a los que se suman unos 1.000 en situación de calle.
Desde las plataformas de apoyo a los migrantes coinciden en que «se han calmado los ánimos» y que se están «dando pasos» pero no los suficientes, ya que insisten en los problemas con las infraestructuras y la falta de personal y asesoramiento. A pesar de que recientemente no se han experimentado conflictos graves, señalan el desgaste emocional y preocupa especialmente que la relación con Marruecos se traduzca en un nuevo repunte.
El presidente canario, Ángel Víctor Torres, aseguró ayer en el Parlamento que aún no ha visitado el país alauita porque no le han aceptado. Respondió así a la portavoz del PP, Australia Navarro, sobre la crisis diplomática, defendiendo que su intención es mantener buenas relaciones con Marruecos, pero considera «inaceptable» el uso de civiles en su confrontación política con España. En este sentido, quiso diferenciar entre el caso de Ceuta y el «fenómeno migratorio permanente» que afecta a Canarias.
Sobre este asunto se pronunció también el consejero de Administraciones Públicas, Julio Pérez, quien, en respuesta al diputado de CC-PNC Juan Manuel García Ramos, explicó que si se trasladara una situación similar a las islas sería equivalente a recibir 220.000 personas en el plazo de unas horas. Señaló, también, que la respuesta inmediata en Ceuta para derivar menores se produjo ante la llegada de 8.000 de golpe, pero ha sido Canarias quien ha abierto camino tras meses de diálogo con el resto de comunidades autónomas.
Para Julio Pérez, la crisis de Ceuta ha puesto de manifiesto que «la política española y europea con Marruecos es más clara que nunca», en el sentido de que «la defensa de las fronteras no es incompatible con la amistad, la cooperación y las relaciones de vecindad», sentenció.