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Imagen de Abdelmajid Elaharah esta semana en Las Palmas de Gran Canaria. COBER
Abdelmajid Elaharah

«Cumplí los 18 años y me dijeron búscate la vida»

jóvenes extutelados ·

Tras dejar el centro, le pagaron tres noches de hotel y aprendió a malvivir en la calle. «A cada uno le toca la vida como le toca», dice

B. Hernández

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 30 de enero 2023, 00:00

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Abdelmajid Elaharah llegó a Gran Canaria hace cinco años y doce meses después se convirtió en extutelado, es decir, salió del ala de protección de la comunidad autónoma y se quedó a la intemperie, física y vital.

Como tantos jóvenes que cruzan el Atlántico, buscaba mejorar su suerte. De momento, su vida está enredada en la burocracia y en un sistema que, al cumplir los 18 años le dijo: «Búscate la vida», como relata él mismo.

En 2017, este joven de Dajla (Sáhara), junto con dos amigos, se escondió en la sala de máquinas de un barco con el objetivo de llegar a Canarias. La travesía, que habitualmente dura 36 horas, se convirtió en una semana porque el buque remolcaba a otro. Los chicos acabaron en el mar y fueron rescatados por la Guardia Civil.

Tras 20 días en un centro de atención inmediata, la «máquina de la edad», explica, determinó que aún era menor y lo cambiaron de recurso, donde permaneció un año.

Tras ese tiempo, dice Abdelmajid, escuchó «lo sentimos mucho, hemos buscado pero no hay plaza». El joven, que aprendió español en el centro de menores, hace su propia traducción: «cumplí 18 años y me dijeron búscate la vida».

Casas de okupas y noches al raso

La única transición entre el dispositivo de atención y la calle fueron «tres o cuatro noches pagadas en un hotel». De la acogida pasó a casas de okupa durante varios meses, primero con amigos y luego solo. Dormir en Las Alcaravaneras fue otra de sus alternativas. «Era igual la calle que la casa, sin agua, sin luz... pero por lo menos estaba bajo techo». Y ahí se «buscaba la vida»: comida en Cáritas, aseo en la playa...

Hasta que encontró una tabla de salvación en Emancípate. «Me cambió la vida», dice. Esta iniciativa está gestionada por la ONG Mensajeros de la Paz y supervisado por el Gobierno canario para jóvenes extutelados, nacionales y extranjeros. Abdelmajid lleva un año y medio en un piso de esta entidad. «Estoy genial», repite, «te abren mucho camino».

Actualmente se está tramitando su permiso de residencia, pero no tiene opción a permiso de trabajo porque necesita un precontrato y que una empresa se comprometa a ofrecerle la jornada y salario que exige la ley, explica la trabajadora social de Emancípate, Laura Santana.

El programa le ha pagado un curso de carnicería, pero su ilusión es ser mecánico de barcos. El problema, uno más, es que necesita la residencia para acceder a la formación reglada. Al no estar regularizada su situación en el país, tampoco puede estar de alta en el Servicio Canario de Empleo (SCE) para optar a posibles certificados de profesionalidad.

Programa de acompañamiento

Emancípate atiende fundamentalmente a jóvenes de 17,5 años hasta los 21 años -plazo que se puede prolongar- que han pasado por hogares de protección o declarados en riesgo de exclusión.

Aunque Mensajeros de la Paz tiene distintos recursos -entre ellos un piso de emancipación-, este programa es de acompañamiento en el tránsito a la vida adulta, es decir, orientación hacia la emancipación personal, familiar convivencial, social, económica, formativo laboral...

Según Laura Santana, «intentamos que consigan una emancipación con éxito, formándose, trabajando, accediendo a una vivienda, etc.». El nivel de éxito que han obtenido hasta ahora, destaca, es «muy positivo».

En general, dice que «los recursos son muy pocos y con pocas plazas en comparación con los chicos en protección», y además algunos tienen un tiempo máximo de estancia.

Los jóvenes nacionales suelen disponer de una red de apoyo de la que carecen los extranjeros «y la realidad es que cuando tienen 18 años salen sin saber a donde ir». Lo habitual es que se les pague una estancia temporal «y si tienen suerte», se les deriva a un recurso alojativo.

Ley de Extranjería

Algunos chicos llegan a Emancípate con permiso de residencia y trabajo. Otros sin nada y se debe empezar el proceso. La reforma de La ley de Extranjería ha dado facilidades, pero aún así, es complicado, dice Santana.

Desde que se empieza el trámite hasta que obtienen una respuesta, pasan al menos tres meses.

Puntualiza la trabajadora social que el sistema «los condena a que no puedan cambiar su situación». Abdelmajid, que tiene ahora 24 años, solo quiere «una vida normal, como cualquiera». Pero «a cada uno le toca la vida como le toca», dice.

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