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Fue un hombre de consensos hasta en su despedida. En la España más polarizada y dividida de las últimas décadas, Jerónimo Saavedra logró este martes que se juntaran en la cola de su capilla ardiente empresarios y sindicalistas, catedráticos de universidad y obreros, políticos de derechas y también de izquierdas. Sin protocolos. Con traje y corbata o sin ella. En riguroso orden y con un mismo norte: llegar hasta sus restos y presentarles sus respetos.
«Era un caballero», apuntaba la noche de este martes el artista Pepe Dámaso nada más salir de las Casas Consistoriales, donde será velado con honores el cuerpo del que fue alcalde de la ciudad. «Me parece que esa palabra ya no se usa, pero con Jerónimo había que utilizarla, fue un caballero de la cultura». Y de la política, añadirían, a buen seguro, muchos de los que ayer se acercaron a decirle adiós nada más se abrió la capilla ardiente, pasadas las siete de la tarde.
El coche fúnebre llegó con 20 minutos de retraso y fue recibido por el aplauso espontáneo de la gente que se había ido agolpando en torno a la plaza. Hacía rato que le esperaba su familia y la corporación local en peso, con la alcaldesa, Carolina Darias, al frente. Entre las autoridades estaban también la presidenta del Parlamento de Canarias, Astrid Pérez, el delegado del Gobierno en las islas, Anselmo Pestana, y el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.
Y un paso más atrás, porque en estas filas sí mandaba el protocolo, los exalcaldes de la ciudad. Estaban José Manuel Soria, Emilio Mayoral, José Vicente León, Juan José Cardona, Pepa Luzardo y Augusto Hidalgo. A su lado, el único expresidente del Gobierno regional que pudo acudir a este séquito de recibimiento, Román Rodríguez. El actual, Fernando Clavijo, llegó más tarde, cerca de las diez de la noche. Del Gobierno estuvo además la consejera de Bienestar Social, Candelaria Delgado. El Diputado del Común, Rafael Yanes, tampoco faltó.
Un error de la comitiva fúnebre quiso que los restos de Saavedra se pasearan por delante de los dos edificios más emblemáticos de su plaza de Santa Ana, aquella por la que corrió de niño en su Vegueta natal. Primero cruzó frente a la Catedral pese a que no estaba previsto y después enderezó el camino y llegó hasta las puertas de las Casas Consistoriales, donde le esperaba, formada, la Banda Sinfónica Municipal.
A los sones de la marcha fúnebre de Chopin, ocho policías locales cargaron el féretro de Saavedra envuelto en la bandera de su ciudad y lo subieron con el aplauso de fondo de los presentes por las escaleras del acceso principal a la segunda planta, en cuyo Salón Dorado, el mismo donde está el pleno que tanto presidió de alcalde, se instaló la capilla ardiente.
La noche de este martes se acercaron hasta el velatorio de Saavedra un heterogéneo mundo de sensibilidades, desde políticos a artistas, empresarios, escritores, ciudadanos de a pie... Pero hubo detalles que llamaron la atención, como las lágrimas de la edil Inmaculada Medina, la más afectada, y la presencia de José Miguel Pérez, expresidente del Cabildo, que quiso despedir a su amigo pese a su estado de salud.
En el centro, el ataúd. Detrás, en posición de custodia, dos policías locales ataviados con el uniforme de gala. A un lado, sobre una mesa, una muestra de solo algunas de las condecoraciones que ha recibido, las más distinguidas. En el otro, un retrato suyo. Y todo eso enmarcado por decenas de coronas. Hasta pasadas las 8 de la tarde habían llegado más de 50. En cabeza, presidiendo la capilla, las del Gobierno de Canarias, la del presidente del Gobierno y la del Ayuntamiento de la capital.
Mariana Abaciaoaie, concertino de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, no quiso faltar a la última despedida de quien había sido su amigo. «Fue un gran soporte para toda la cultura canaria, un referente para todos, un gran ejemplo a seguir». Estaba entre las primeras para entrar justo después de familia y autoridades. Se juntaron varios centenares, aunque solo hubo cola la primera media hora. Al menos la noche de este martes, quien pudo acercarse (estuvo abierta hasta poco después de las 23.00) visitó la capilla sin agobios y hasta escribir también en el libro de condolencias, que no estaba demasiado solicitado.
«Fuiste un gran educador y una bellísima persona. Hasta siempre». Le escribió el exalcalde de Santa Lucía de Tirajana, Santiago Rodríguez. «Vine como amigo, no como político», precisó el líder de La Fortaleza, partido ahora vinculado a Nueva Canarias. «Lo conocía desde hace muchos años, cuando Jerónimo, que era profesor de Derecho Laboral en la Universidad de La Laguna, era también el director del colegio mayor San Fernando, a donde íbamos los estudiantes becados». Santiago era hijo de tomateros y celebra de Saavedra que puso en sus manos, en las de los estudiantes, la gestión de aquel colegio. «No era severo, sino recto, que es muy distinto, y una gran persona», recalcó con el orgullo de recordar que tuvo trato con él.
Otro amigo, personal y de partido, fue Gregorio Viera, que se consolaba, apenas unos minutos después de salir de la capilla ardiente, con que Saavedra no sufrió. «Se fue durmiendo». Aunque compartió militancia socialista con Jerónimo, este exconcejal de Telde se queda con su lado más humanista. «Tuvo una mente muy lúcida hasta el último momento». Y apostilla que fue testigo de cómo en su última visita al Negrín recibió una llamada de un medio para pedirle opinión por la amnistía y Saavedra salió del atolladero. Emitía su juicio donde debía y mantuvo su lealtad al partido hasta el final.
Fueron decenas los socialistas que se acercaron anoche hasta su velatorio, a algunos de los cuales, pese a su cargo político actual, se les vio haciendo cola, sin protocolos, como los diputados Sebastián Franquis, Elena Máñez, Miguel Ángel Pérez o Nayra Alemán. Sí se echó en falta la presencia de alcaldes. Solo acudieron el de Arucas, Juan Jesús Facundo, y el de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez. Este miércoles tendrán tiempo de pasarse. La capilla estará abierta desde las 09.00 a las 16.00. Después la comitiva fúnebre se dirigirá al cementerio de Vegueta, donde será enterrado.
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