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Román Rodríguez, en un momento de la entrevista. Arcadio Suárez
«Canarias necesita fuerzas políticas que no estén tuteladas»

«Canarias necesita fuerzas políticas que no estén tuteladas»

Román Rodríguez, vicepresidente del gobierno y presidente de nc ·

Reelegido al frente de un partido que hace suyo el «canarismo progresista», defiende la gestión del Gobierno canario

Francisco Suárez Álamo

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 9 de abril 2022

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-En el Congreso de NC se ha apostado por el «canarismo progresista». ¿Es acaso una expresión para desmarcarse del otro partido nacionalista, de Coalición Canaria, o es que les da pudor decir que son nacionalistas?¿Ese canarismo progresista sirve también para marcar distancias de CC o sigue siendo posible una confluencia?

-Estamos convencidos históricamente de que Canarias necesita fuerzas políticas propias, que no estén tuteladas, que no se subordinen a la lógica de los intereses del Estado. Creemos firmemente en fuerzas políticas de obediencia canaria. El canarismo incorpora no solo a los nacionalistas, que pueden ser autodeterministas o federalistas asimétricos como nosotros. El nuestro es un nacionalismo distinto por nuestra propia condición de islas, nuestros fueros y porque no excluimos a nadie. En el canarismo puede caber gente no nacionalista que comparta la necesidad de defender nuestros derechos, de tener organizaciones políticas propias aquí y también para representarnos en Madrid. En el canarismo cabe la gente que nació aquí y también que nació fuera pero vive aquí.

-Si mañana Sánchez adelantase las elecciones generales, ¿NC volvería a ir con CC?

-Depende. Como siempre decimos, estamos abiertos a sentarnos con cualquiera siempre y cuando se den unas condiciones: un análisis común y unas coincidencias programáticas. Fuimos en su día a unas elecciones generales con el PSOE y el programa decía lo mismo que cuando fuimos solos o con CC: desarrollo del Estatuto, respeto al REF, que las sentencias de carreteras se cumplan, que las políticas españolas y europeas se modulen teniendo en cuenta la lejanía, la insularidad y las singularidades de Canarias. Lo que deben promover las alianzas electorales y también de gobierno son los programas.

-La hoja de ruta marcada por NC en su Congreso ¿es compatible con seguir reeditando el Pacto de las Flores?

-Sí. Lo mismo sucede con los acuerdos en el Cabildo o en Las Palmas de Gran Canaria, porque cuando no hay mayorías, lo que corresponde es buscar acuerdos a partir de la coincidencia en los programas y las medidas a tomar. A nivel de Canarias hemos sido decisivos para cambiar un ciclo político que estaba agotado, sin ideas, sin reflexión y sin capacidad de reacción a los grandes retos. Lo que nos juntó es la voluntad de cambio y un programa común. ¿Ese programa se ha cumplido en sus líneas maestras? Sin duda. ¿Es cierto que circunstancias como el brexit, la pandemia, el volcán y otras vicisitudes, como ahora la guerra en Europa, han complicado las respuestas que estableció esta mayoría de progreso? Sí, pero el programa se mantiene, se cumple razonablemente y necesita continuidad. ¿Eso significa, por ejemplo, que coincidamos en todo con los socialistas? Pues no, y ahora tenemos un contencioso con el Sáhara Occidental, donde los socialistas se han quedado solos en el Parlamento canario primero y esta semana en el español.

-Pero eso que menciona ¿no es una línea roja como para que NC diga 'me voy de este pacto' o 'dejo de apoyar a Pedro Sánchez'? ¿Qué más hace falta?

-No. Lo que hace falta es que se incumpla lo pactado. Nosotros tenemos unos pactos con unos contenidos y este no está, porque la política exterior no está residenciada aquí. Cada discrepancia con terrenos pactados con un socio no tiene por qué llevar a la ruptura. Por esa regla de tres, siempre habrá un parámetro de desacuerdo y por tanto de ruptura.

-¿Comparte la afirmación de Casimiro Curbelo de que este es el mejor Gobierno de Canarias posible en el peor momento posible?

-En gran medida, sí. Este es un Gobierno sustentado por una mayoría parlamentaria estable, en un momento muy difícil. Se demuestra en cosas como que hemos sacado tres leyes de presupuestos, con los presupuestos más expansivos de la historia, sin subir impuestos.

-¿Y no se está condenando a las generaciones futuras a asumir una deuda pública gigantesca?

-Hemos aumentado los presupuestos sin subir impuestos y sin crecer en deuda. Es cierto que Europa, ante el impacto de la crisis por la pandemia, por primera vez se endeudó en 350.000 millones de euros. Y hay una parte importante de la respuesta española que ha sido a costa de la deuda pública, pero ¿qué era mejor? ¿Eso o no tener los ERTE? Los ERTE han sido la salvación para 3,7 millones de trabajadores españoles y 237.000 en Canarias. En la crisis anterior, en la que gestionaron CC y PP, esos empleados se fueron a la calle y cerraron miles de empresas, mientras que ahora se han repartido 1.144 millones de euros en ayudas directas a empresas. O el Ingreso Mínimo Vital, que, sumado a la PCI, permite que ahora 30.000 familias reciban una ayuda en Canarias: cuando llegamos, eran 5.500 familias las que lo recibían. Y hemos contratado a 6.000 sanitarios y a 3.000 docentes.

-Para aliviar ese endeudamiento ¿no es hora de un retoque fiscal generalizado a la baja?

-Eso no aliviaría el endeudamiento; al contrario, obligaría a más deuda para tener garantizados los servicios públicos. Lo que no vale es tener servicios públicos como Finlandia e impuestos como Centroáfrica. Afortunadamente en Canarias tenemos la menor presión fiscal de España y de Europa. Sin impuestos no hay sanidad, no hay carreteras, no hay educación, no hay seguridad, no hay ayudas directas a empresas, agricultores o ganaderos... la derecha ha articulado un discurso que, además, no coincide con lo que hace: cuando el PP gobernó y hubo crisis, recortó todo en los servicios públicos y subió todos los impuestos. Y en Canarias hicieron lo mismo. Ahora ha sido al contrario.

-Esta semana el gobernador del Banco de España alertaba de la continuidad de una inflación alta, un fenómeno que ya se daba antes de la guerra. ¿Ni siquiera como solución puntual a la espiral inflacionista vale la pena bajar impuestos?

-Es que ni siquiera el gobernador del Banco de España propone esa solución. Hay que actuar en el origen del problema, que se da en la falta de materias primas y en el acaparamiento. La Reserva Federal de EE UU ha empezado a subir tipos de interés, el Banco de Inglaterra está en esa línea y el BCE pronto hará lo mismo. Hay que tener cuidado, no sea que al problema de la oferta le sumemos un problema de exceso de demanda, porque entonces la inflación sí será galopante. La actuación debe ser de la UE en los mercados para resolver el problema. Lo que hemos hecho es tocar los impuestos de manera selectiva, como hicimos con el material sanitario en pandemia, con IGIC cero durante dos años, o en La Palma con la crisis volcánica rebajando todos los impuestos y ahora devolviendo el impuesto de los combustibles a todos los profesionales. En lugar de rebajas generales que el mercado asume y no repercuten en el ciudadano, es más eficiente hacer intervenciones fiscales quirúrgicas para sectores dañados, porque tiene mucho más sentido dar ayudas a los que lo necesitan, a las empresas y a las familias. Veamos lo que pasó con la energía y el IVA: Sánchez bajó el IVA a la luz y la rebaja fiscal fue absorbida por el sistema en cuestión de pocos días y la luz no ha parado de subir.

-Después de casi tres años de gobierno en Canarias y otro tanto en la legislatura estatal, con NC apoyando la investidura, ¿cómo es posible que cada poco tiempo haya incumplimientos en el fuero o sorpresas como la del gas ahora? ¿Qué falla en Madrid?

-Por eso el canarismo es importante. O articulamos una fuerza canaria amplia, de obediencia solo canaria, o se olvidan de nosotros. Lo hemos visto también ahora con el Impuesto de Sociedades, y eso se ha parado de momento porque Polonia se opuso al paquete de medidas en su conjunto.

-¿Eso pasa por desconocimiento en algunos pasillos ministeriales o porque otras comunidades están jugando a que Canarias sea menos atractiva fiscalmente?

-Puede haber de todo, pero la resultante es que si no estamos atentos, si no presionamos y si no controlamos, hay falta de consideración a nuestras singularidades. En la meseta todavía no se nos entiende. Pedro Quevedo ha conseguido más cosas en estos años que el resto de diputados juntos.

-Al comienzo de legislatura, usted dijo en una entrevista a este periódico que para que el pacto canario funcionase, Madrid tenía que cumplir. ¿Qué nota le pone a ese cumplimiento del Gobierno de Sánchez?

-Nosotros firmamos un acuerdo para la investidura que se tiene que cumplir. Ellos dicen que el grado de cumplimiento es el más alto en la historia pero creemos que hay camino por andar. Compartimos y nos beneficiamos de muchas medidas económicas y sociales, pero queda pendiente un respeto estricto del REF. Lo vimos con lo que pasó con las producciones cinematográficas; pedimos más flexibilidad con los plazos y la interpretación de la Reserva; cambiar la ley para que podamos devolver los impuestos a los empresarios afectados por la crisis de Thomas Cook, afectados por facturas que no pudieron cobrar... y lo último es el episodio de la regasificadora. Es evidente que en Madrid, y da igual quien mande, interpretan mal nuestros intereses. Y esperemos que en este reciente asunto de España con Marruecos respeten nuestros intereses.

-En ese asunto con Marruecos, ¿por qué no da por bueno el acuerdo si se pone freno a la inmigración irregular?

-Primero: aceptar esa lógica, cuando ha habido cientos y miles de muertos en esa travesía, ¿qué quiere decir? ¿Acepta España que a esa gente se la ha utilizado como carne de cañón para una negociación diplomática? ¿Se puede confiar en un Estado que es capaz de hacer eso con su propia gente? Los temas migratorios se tienen que abordar con seriedad, con rigor. Yo sé cuánto de fiable es el Gobierno francés, por ejemplo, pero yo no confío en el Gobierno marroquí, y los que confían en el Gobierno marroquí se van a llevar una decepción. Lo verán. En relación con el contencioso del Sáhara, hay un cambio unilateral, que no apoya el Parlamento canario y que no apoya el Parlamento español. Y esto no es un asunto menor, porque hasta el socio de Sánchez que se sienta en el Consejo de Ministros se enteró a posteriori, igual que los socios parlamentarios y la oposición. Además, hay otros socios en el norte de África estratégicos, y yo defiendo que haya buena relación con Marruecos, pero también con Argelia. Sánchez se equivoca y lo único claro del documento difundido, que es un compendio de muchas vaguedades, es que España apoya el plan que Marruecos puso sobre la mesa en el año 2007. Frente al chantaje, ceder alimenta el propio chantaje; frente al chantaje, toca legalidad y firmeza.

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