La burocracia y la financiación lastran los nichos de crecimiento económico

El sector audiovisual, los nómadas digitales, la construcción industrializada, la economía azul o las energías renovables son «nichos de oportunidad» para la actividad económica en las islas.

Sin embargo, estas actividades -que han mostrado una gran capacidad de crecimiento-, se encuentran con dificultades que lastran su desarrollo, desde la burocracia, problemas de acceso a la financiación por parte de las pymes o la escasez de mano de obra cualificada.

El informe del Consejo Económico y Social (CES) de 2023 ha detectado estos «nichos», la mayoría ya explotados en los últimos años, y destaca que están mostrando «una notable resiliencia y un gran potencial de crecimiento».

Subraya que pueden ser grandes aliados para el continuo desarrollo económico del archipiélago, la modernización de su red empresarial y, en especial, contribuir a la diversificación económica de las islas.

El estudio, que fue entregado esta semana por el presidente del CES, José Carlos Francisco, al vicepresidente del Gobierno, Manuel Domínguez, analiza uno a uno estos sectores para destacar sus «aceleradores» y sus «frenos».

En el caso del área audiovisual, ha experimentado un impulso por parte del sector público y cuenta con una infraestructura creciente, además de verse beneficiada por la supresión del límite de 50 millones anuales de bonificación.

Estas circunstancias le han llevado a representar el 6% del PIB canario y generar en 2023 más de 15.000 empleos y una inversión de 224 millones.

Sin embargo, estas empresas se ven lastradas por los largos plazos de tramitación administrativa o la desigualdad entre la gestión de permisos en las diferentes islas.

La construcción industrializada es otro de los nichos detectados por el Consejo. Con esta definición se refiere a la fabricación de componentes de edificaciones en un entorno controlado -como una fábrica- que luego se transportan y ensamblan en el lugar de construcción, lo que permite «una mayor eficiencia, control de calidad y reducción de tiempos y costos».

Apunta el informe que esta forma de construcción puede ser una buena salida ante la creciente demanda de viviendas que no puede ser satisfecha con métodos tradicionales.

Pero su proyección se puede ver limitada por los altos costos de materiales y mano de obra, «exacerbados por la insularidad», además de la escasez de trabajadores cualificados y las dificultades en el acceso a financiación para pequeños y medianos constructores.

También el sector aeronáutico y aeroespacial cuenta entre sus desventajas con la falta de personal cualificado. A pesar del aumento de programas educativos en ingeniería aeroespacial, existen un déficit de aproximadamente 500 profesionales.

En cuanto a las renovables, para el CES ha demostrado ser un «generador clave de empleo» con más de 10.000 puestos directos en 2023. Pero entre sus dificultades, el estudio señala el espacio limitado y la necesidad de proteger áreas naturales, lo que «crea desafíos en la ubicación de grandes instalaciones» de energías limpias.

También pone de manifiesto la «resistencia social hacia algunos proyectos, especialmente los que afectan el paisaje o la fauna local» y reclama un marco regulatorio que dé certidumbre a los inversores.

Igualmente, señala que el potencial desarrollo de la economía azul se ve frenado por la inexistencia de regulaciones específicas, además de falta de espacio en los principales puertos, limitaciones financieras en los centros de I+D y dificultades de las pymes para obtener financiación.

Entre 2021 y 2022, Canarias obtuvo unos ingresos superiores a 400 millones debido a la captación de trabajadores en remoto, los denominados nómadas digitales.

Sin embargo, en la balanza no cuentan solo los ingresos y la llegada masiva de estos trabajadores, tal como subraya el informe del CES, ha contribuido a la presión sobre el mercado inmobiliario local, «elevando los precios de alquiler y creando tensiones con la población local».

Cada uno de estos nómadas digitales que se instaló en el archipiélago realizó un gasto medio de 3.171 euros por persona y viaje, «casi tres veces por encima del desembolso que hace el turista vacacional».

Hace hincapié el CES en que, entre los meses de enero y noviembre de 2022, llegaron a las islas 45.800 teletrabajadores, una cifra que en 2023 se duplicó hasta alcanzar los 96.000 teletrabajadores.

Es decir, que siguen eligiendo las islas como base de sus operaciones a pesar de las restricciones y costes asociados con la importación y exportación de bienes que «pueden ser un desafío para los nómadas digitales que requieren mover equipos y productos», tal como señala el informe del Consejo, que entiende que esta circunstancia es un freno para un mayor crecimiento de esta actividad en el archipiélago.

Entre los contras, indica además que la demanda creciente puede saturar algunos servicios públicos, y con ello se pueda ver afectada la calidad de vida tanto para los residentes permanentes como temporales.

Por el contrario, destaca como aceleradores el proyecto Digital Nomads: An opportunity for Macaronesia, cofinanciado en un 85% por el Feder, así como el desarrollo de espacios de coworking, coliving y otros productos especializados.

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