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—Dentro de pocos días la Cámara de Comercio le entrega al Cabildo la Medalla de Oro por su defensa de Gran Canaria y su contribución al desarrollo. Pero en paralelo desde algunas organizaciones empresariales se sostiene que el Cabildo paraliza la isla. ¿Cómo se explica ese discurso y al mismo tiempo el reconocimiento de la Cámara?
— En ese caso estamos hablando de dirigentes empresariales que hacen políticas partidistas. No solo es que algunos tengan el carnet de un partido concreto, sino que intervienen directamente en la acción política apoyando a opciones concretas que en muchas ocasiones son las que propician un desequilibrio alarmante para la isla. Desde luego en mí no tienen a una persona a la que puedan convencer para designar consejeros en el Gobierno, por ejemplo. Entiendo que no respondo a los que defienden intereses particulares concretos y de algunas élites. Eso explica algunos ataques al Cabildo, al grupo de gobierno de progreso y al presidente del Cabildo, pero todos los datos desmienten esa versión. Los indicadores socioeconómicos de la isla son altamente positivos, aunque queda muchísimo por hacer.
— Esa mejora económica no deja de ser un mérito de los empresarios. ¿El Cabildo está patrimonializando ese esfuerzo del inversor privado?
— No. Es un mérito de la sociedad, de los trabajadores, las instituciones públicas y las privadas. Desde luego es un mérito del empresariado, sobre todo del pequeño y mediano empresario. Nosotros lo que hacemos es arrimar el hombro. Esos 56.000 empresarios representados en la Cámara de Comercio reconocen cómo el Cabildo está trabajando de manera coordinada con el conjunto de la sociedad. Lo que no puede ser es que si un indicador baja una décima es por culpa del Cabildo y si sube una décima es mérito de los empresarios. Como decía no hace mucho la presidenta de los empresarios de la construcción, la única obra pública que está dinamizando Gran Canaria es la del Cabildo.
— Cuando en vísperas de Fitur vemos que grupos empresariales como Lopesan subrayan que es imposible abrir un hotel, ¿qué está fallando ahí?
— Varias cosas. Para empezar, que desde el poder autonómico se ha legislado para frenar el desarrollo de Gran Canaria. Y se dice poco, nadie alza la voz para denunciar esto. Se asume calladamente porque hay medios de comunicación al servicio del poder dominante; hay una acorazada mediática perfectamente diseñada, estratégicamente orientada para perjudicar los intereses de esta isla. Ese tipo de cosas no las expresamos con nitidez, no las combatimos en esta isla... Por otra parte vemos lo que dicen los Kiessling o Lopesan, que ven cómo se les impide invertir en el sur porque no hay planeamiento. San Bartolomé tiene instrumentos de control, de manera que si eres de su cuerda te abre la puerta y si no, pone obstáculos. En el Cabildo nadie puede decir que hay una proyecto parado, obstaculizado. Y también es verdad que hay guerras empresariales que frenan proyectos.
— Acaba de aludir a «la acorazada mediática». ¿Cuánto hay de manía persecutoria en su queja?
— A las pruebas me remito: en algún medio he estado sometido en estos tres años a cinco campañas intensas. Por ejemplo una campaña brutal manejando un informe de la Audiencia de Cuentas sobre una auditoría al Ayuntamiento de Agüimes del año 2013, y con un tema absolutamente normal me hicieron ocho portadas y un testaferro fue a la Fiscalía a denunciarme. La Fiscalía concluyó que lo que hicimos fue defender el interés general. Con el tema de la rotonda del Veril, dos portadas y la Fiscalía dice que no hay ningún problema en la obra, y esa resolución se cuenta en un espacio menor en páginas interiores. Luego que si tengo un vecino incómodo, que si el tema de la residencia de Agüimes, que es un asunto administrativo... y ahora con Amurga. Hay algunos medios que se prestan a ese juego interesado; afortunadamente son pocos y con el resto tengo una relación extraordinariamente buena y tengo un profundo respeto al papel de los medios de un Estado democrático.
— Pero cada medio es libre de hacer la portada que quiera.
— Y yo de decirlo. Y yo de decir: «Mire, este medio se presta a esto». Deberían ser los medios los que lo digan, porque igual que el ciudadano le pide al político que sea transparente, los medios deberían hacer ese ejercicio de transparencia. La portada nunca puede ser una manipulación de la realidad, una mentira.
— ¿Ha llegado a la conclusión de que usted es un político incómodo para una serie de poderes fácticos?
— Sin duda.
— ¿Por qué?
— Aquí se ha creado una red clientelar que maneja CC-ATI, que maneja el presidente Fernando Clavijo, para frenar los intereses de esta isla y para hacer posible que el único Gobierno progresista y diferenciado de Canarias no saque sus propuestas adelante. Esta opción progresita genera rechazo en algunos sectores conservadores al servicio de determinados intereses. Esa es la dura y pura realidad
— ¿Cuántas veces se ha arrepentido de la compra de terrenos en Amurga?
— Ninguna. Yo me arrepiento de lo que pueda hacer mal y que perjudique el interés general, yo me arrepiento de fallar a la confianza de los ciudadanos y nadie puede señalar mi trayectoria con un caso de corrupción. Esa decisión está basada fundamentalmente en informes técnicos, que no son de ahora, sino que vienen desde 2014, que dicen que es un suelo necesario para ser protegido. Es verdad que los políticos estamos señalados por la opinión pública en general en estos momentos pero no puede ser que la familia de un político se vea perjudicada respecto al resto de ciudadanos si no detrás un trato de favor, si todo se hace de manera escrupulosa. No puede ser que una persona vea conculcados sus derechos porque tenga relación con un cargo político. Yo actúo siempre en conciencia y yo no tenía ese dato sobre los propietarios; si lo hubiese tenido a lo mejor habría actuado de manera distinta respecto a la oposición y se lo habría comentado. Lo que sí me parece censurable es que dos consejeros del Cabildo que están ahora en la oposición hayan venido a ofrecer suelo en calidad de intermediarios. O cómo en la anterior legislatura llegó hasta Intervención una oferta de un familiar de alguien del grupo de gobierno.
— Pero en una institución tan presidencialista como es el Cabildo, ¿de verdad que el presidente del Cabildo no se entera de quiénes son los dueños de algunas de las fincas?
— De verdad. Este Cabildo realiza todos los días con propietarios de suelo, empresas a las que adjudica obras, con organizaciones sociales o deportivas... ¿y voy a estar mirando si detrás de todas hay un familiar mío o de alguien conocido? Es imposible. Lo que se pregunta es si los expedientes han pasado los filtros de los técnicos, de Intervención, del área jurídica... Sería prevaricar si entro a valorar los proyectos en función de las personas.
— ¿Teme que el siguiente episodio sea el informe de la Audiencia de Cuentas sobre la residencia de Agüimes?
— Tengo claro que de aquí a mayo van a intentar hacer lo posible por minar la imagen del presidente del Cabildo. Lo tengo clarísimo.
— El PP coloca como candidato al Cabildo al alcalde de San Bartolomé. ¿Le ha sorprendido? ¿Cree que el PP ha ido a buscar la horma en el zapato de Antonio Morales?
— No, no creo. Me parece que esa decisión no nos perjudica. Creo que es bueno que los ciudadanos puedan elegir entre opciones muy diferentes, con una conservadora a la que le interesa muy poco lo que está pasando con nuestra gente. Un alcalde que diga que Amurga solo interesa para criar lagartos es revelador de lo que piensa del medio ambiente y de nuestro patrimonio. Un alcalde que ha hecho dejación de su obligación de sacar adelante el planeamiento, que ha frenado inversiones potentes, que no ha recuperado el parque Tony Gallardo, el palmeral del Oasis, los chiringuitos de las playas almacenados en una nave durante años, las infraestructuras deterioradas y ha tenido que ir el Cabildo a hacerlo...
— El PSOE ha elegido a Luis Ibarra. ¿Le ha molestado que Ibarra cuestionase la operación de Amurga y el desconocimiento de quiénes eran los compradores?
— No solo eso sino que desde su nombramiento se ha metido en algunos charcos que deslegitiman a sus compañeros socialistas en el Cabildo, cuestionando por ejemplo el tren. Me consta que han hablado con él desde su partido pero espero que no nos tengamos que enfrentar porque eso supondría poner en riesgo un gobierno de progreso para esta isla y también para Canarias. Creo que está jugando con fuego y hasta ahora me he contenido pero me resultaría poco grato contribuir a que las fuerzas conservadores puedan ver ahí un punto de debilidad.
— ¿Es de los que cree que estamos a las puertas de un cambio de ciclo político en Canarias?
— Yo desde el Cabildo voy a defender un gobierno de un solo color: me corresponde pelear para alcanzar la mayoría necesaria para gobernar sin apoyo de ningún grupo, pero si tuviera que hacerlo lo haría para pactar de nuevo con fuerzas progresistas. Creo que sí estamos en un momento crucial para propiciar desde esta isla un cambio de régimen. Se dan las condiciones para hacerlo posible.
— ¿No es un poco excesivo hablar de «cambio de régimen»?
— Un régimen puede ser democrático o dictatorial. Un régimen es una manera de gobernar en Canarias sin mayoría y al margen del resto de organizaciones políticas, generando políticas de clientelismo, de enfrentamiento, de confrontación entre islas. Soy plenamente consciente del término que empleo al hablar de un régimen.
— En 2015 se conformó en el Cabildo un pacto con la participación de Podemos. ¿Viendo ahora cómo está Podemos en Canarias y a nivel estatal, ve factible reeditar un pacto como aquel?
— La experiencia al principio fue buena, pero se truncó por un enfrentamiento personal entre ellos. Tiene que ver más con las personas que con Podemos como partido, porque en el Ayuntamiento de la capital grancanaria el pacto ha funcionado.
— ¿Comparte las críticas del Gobierno canario, algunos partidos y empresarios hacia el trato, o mejor maltrato, del Gobierno central a las islas, sobre todo en los presupuestos?
— Creo que se provocó intencionadamente un enfrentamiento con el Gobierno central. Me parece que era más necesario abrir puentes para el diálogo y el acercamiento que generar ese enfrentamiento brutal. Entiendo que eso ha resultado más perjudicial para Canarias. Ahora bien, también digo que si se producen incumplimientos de lo pactado con Canarias, hay que ser beligerantes, y seremos beligerantes desde Nueva Canarias, y será beligerante como presidente del Cabildo.
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