La Agencia Tributaria Canaria activa por primera vez un plan de inspecciones sobre el terreno
La consejera de Hacienda anuncia un programa sistemático de visitas presenciales, este 2025 se harán 75, para mejorar la lucha contra el fraude
L.R.G.
Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 30 de junio 2025, 02:00
La Agencia Tributaria Canaria (ATC) pondrá en marcha por primera vez un plan sistemático de visitas presenciales para la lucha contra el fraude fiscal. Así lo ha confirmado la consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias, Matilde Asián, quien subraya que hasta ahora la ATC no había contado ni con la capacidad técnica ni con los recursos humanos necesarios para desplegar este tipo de actuaciones. «Es la primera vez que se diseña un plan de visitas para obtener información in situ», explicó Asián en conversación telefónica.
La consejera adelantó la media en una respuesta por escrito a preguntas de la diputada Melodie Mendoza, de la Agrupación Socialista Gomera, quien le requirió por las acciones que estaba llevando a cabo para maximizar la eficiencia recaudatoria en Canarias.
EN CONTEXTO
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Visitas El plan propuesto para este año por Hacienda en hacer 75 inspecciones 'in situ'.
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575 actuaciones Es el objetivo marcado para este año en el desarrollo de actuaciones de control recaudatorio.
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40 subastas directas Es lo que prevé la Agencia Tributaria Canaria para este año, según adelantó Matilde Asián.
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Modernización tecnológica La Agencia tributaria Canaria también está llevando a cabo un plan de renovación de los equipos informáticos.
En la lucha contra el fraude, dijo Matilde Asián, destaca «el plan de visitas con el objetivo de tomar datos y embargos de aquellos contribuyentes que tuviesen deuda en el período ejecutivo». El objetivo para 2025 es la realización de 75 visitas, si bien estas son solo las referidas «a aquellas relacionadas directamente con el ámbito recaudatorio», matizó en su respuesta.
Aunque las inspecciones fiscales han sido tradicionalmente competencia de la Agencia Estatal, el nuevo enfoque autonómico da un paso en la consolidación de las capacidades propias del archipiélago en materia tributaria.
Las 75 visitas de control, aunque puedan parecer una cifra modesta, representan un cambio estructural en el modelo de supervisión fiscal de la comunidad autónoma. «Antes no se hacían. Esto es nuevo. Las hacía la agencia estatal, pero la ATC no había tenido disponibilidades ni medios para desplegar este plan», explicó Asián. El propósito no es únicamente comprobar la situación de determinadas empresas o actividades, sino diseñar operativos con valor preventivo y estratégico. «Una cosa es que tú vayas a hacer una visita porque estás comprobando una empresa, y otra cosa es que tú diseñes un plan de visitas para obtener información 'in situ'», añadió.
Pero, insistió Asián, no basta con manejar datos digitales: también es necesario «ver cómo está la realidad económica». Por eso el plan de inspecciones se concibe como una complementación de las tareas analíticas con presencia física en el territorio.
Este nuevo plan se apoya en la modernización tecnológica y el refuerzo de la infraestructura informática de la Agencia Tributaria Canaria. «La base de cualquier actuación, tanto en gestión como en inspección y recaudación, siempre es la información», recordó la consejera. La mejora del tratamiento de datos, tanto los derivados de declaraciones informativas como de autoliquidaciones, es ahora un pilar esencial del trabajo de la ATC».
Además, en el desarrollo de actuaciones de control recaudatorio, la consejera explicó que el objetivo de este año es realizar 575 actuaciones. También se subastarán bienes de titularidad de los deudores para pagar los créditos y la ATC tiene previstas para 2025 un total de 40 subastas directas.
Pese a las limitaciones, Hacienda mantiene un plan anual de control fiscal, adaptado a los medios disponibles y con el foco puesto en actividades que permitan mejorar la recaudación sin recurrir a medidas coercitivas. «No se puede controlar todo. Siempre hay que elegir las acciones más efectivas», dijo Asián. El objetivo último no es otro que «favorecer el cumplimiento voluntario», algo que, según insistió, debe guiar «toda política tributaria moderna».