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Frances McDormand y Woody Harrelsol en una escena de 'Tres anuncios a las afueras' (2017).
'Tres anuncios en las afueras', McDormand y McDonagh sacuden la América profunda

'Tres anuncios en las afueras', McDormand y McDonagh sacuden la América profunda

ESTRENOS ·

El director irlandés Martín McDonagh firma una obra que mira sin complejos a la mejor filmografía de los hermanos Coen

Jueves, 11 de enero 2018

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Pocas veces hay clara unanimidad en los comentarios de la prensa especializada a la salida de una sesión en un festival de peso como el de San Sebastián, pero 'Tres anuncios en las afueras' logró cautivar al respetable, con algunos estallidos de aplausos durante la proyección. No es para menos, la reciente ganadora de cuatro Globos de Oro(mejor película dramática, actriz, guión y actor de reparto), bien merecidos, logra un perfecto equilibrio entre evasión y reflexión planteando una historia dura empapada en sarcasmo, con un excelso reparto coral que representa la América profunda, la misma que ha encumbrado a Trump.

La oscarizada Frances McDormand doma un personaje principal cautivador que simboliza el puro descontento. Su carácter agrio es parte de su encanto. Su verborrea desbocada, sin filtro, fruto de la rabia, aporta momentos gloriosos donde no deja títere con cabeza. Sus diálogos punzantes van directos a la yugular de las instituciones, la ley, la religión, la familia… No es para menos. Rota por dentro por el asesinato y violación de su hija, un crimen sin resolver, decide poner cartas en el asunto ante la pasividad de la policía del lugar. Para ello alquila tres vayas publicitarias a la entrada del pueblo, en las cuales, de manera directa, reclama justicia y denuncia la parsimonia del sheriff del pueblo, al que interpreta Woody Harrelson, un tipo competente que siempre deja huella en su trabajo aunque no encabece el reparto.

Vídeo. Tráiler de 'Tres anuncios a las afuertas'.
Vídeo. Tráiler de 'Tres anuncios a las afuertas'.

El movimiento desesperado, pero hábilmente calculado, de la madre coraje sacude los cimientos del pueblo. No es alguien querido. Una mujer separada, con malas pulgas, que dice lo que piensa a la cara. Le gusta la vida nocturna y no se lleva bien, precisamente, con su descendencia, por no hablar de su malencarado ex, un maltratador de manual que le dejó por una jovencita con pocas luces.

En este escenario áspero, donde los agentes se dedican a reprimir a la comunidad afroamericana, aparcando toda investigación que pueda suponer un conflicto político, la protagonista decide sacudir el sistema rompiendo las reglas de una supuesta armonía conciudadana. No tardan en aparecer los enemigos ocultos que exigen respeto y se dan por aludidos, que no quieren ver lo que hay escondido a su alrededor. Todos están bajo el yugo de la sospecha. La inquietud se apodera del lugar, la excusa perfecta para destapar la falta de empatía y civismo que extiende sus garras. Exigir justicia puede significar caer bajo su peso.

Ácida, irónica y crítica

'Tres anuncios en las afueras' remueve la conciencia colectiva del ciudadano medio y lapida sin contemplaciones el sueño americano. La tercera película escrita y dirigida por el cineasta irlandés Martin McDonagh, mejor guión en Venecia, tras el recomendable thriller 'Escondidos en Brujas' y la incomprendida 'Siete psicópatas', entronca con 'Comanchería' y 'Wind River', dos títulos de altura de reciente cosecha que hurgan en la basura de EE.UU. con aires de western y se miran sin complejos en la mejor filmografía de los Coen.

Frances Macdormand y Lucas Hedges es una escena de 'Tres anuncios a las afueras'.
Frances Macdormand y Lucas Hedges es una escena de 'Tres anuncios a las afueras'.

La capacidad crítica de una historia donde la intriga es lo de menos engrandece una obra que no muestra piedad con sus personajes aunque resulten entrañables. Hundidos en sus miserias, en un ambiente tóxico, la ironía alimenta su vivir cada día. El humor vitriólico que destila el filme ayuda a entenderlo y digerirlo sin acidez de estómago. Es un drama absoluto que se disfraza de comedia negra para embelesar al espectador. Aprueba el examen con nota alta. La risa, cuando se congela, despierta conciencias. Si no arrasa en los Oscar, mal vamos.

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