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Quim Gutiérrez, un superhéroe de andar por casa en 'El vecino', que Netflix estrena el 31 de diciembre.
'El vecino': Un superhéroe de barrio

Un superhéroe de barrio

Nacho Vigalondo estrena en Netflix 'El vecino', una serie protagonizada por un supermán que no llega a fin de mes en la España de la precariedad

Martes, 17 de diciembre 2019

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Nacho Vigalondo es el director de 'Extraterrestre', cuyo mejor efecto especial era un guion que daba la vuelta al género de la comedia romántica con la historia de una pareja que se despierta casi sin conocerse tras una noche loca... justo cuando un platillo volante se ha posado sobre Madrid. Después firmó 'Colossal', donde Anne Hathaway regresaba a su pueblo para descubrir que, si levantaba el brazo, también lo hacía un monstruo gigantesco que atacaba Seúl. Vigalondo adora las premisas disparatadas e inquietantes que desbaratan las expectativas del espectador. Justo lo que ocurre en 'El vecino', la serie que Netflix estrenará el 31 de diciembre y de la que el cineasta cántabro ha dirigido los dos primeros episodios de un total de ocho.

Su protagonista es un treintañero vagoneta que trabaja a ratos en el bar de un colega y dice que diseña camisetas (Quim Gutiérrez). Un día asiste al aterrizaje de una cápsula extraterrestre y un holograma (Jorge Sanz como nuestro Marlon Brando/Jor-El) le otorga superpoderes. Su Lois Lane es una periodista novata que busca followers desesperadamente (Clara Lago) y como Lex Luthor aparecen las casas de apuestas que surgen como setas en los barrios más desfavorecidos y las nuevas formas de economía colaborativa de cuya aureola 'oenegera' ya nos hemos desengañado, como BlaBlaCar y Airbnb.

Exacto. 'El vecino' es una serie de superhéroes ambientada en un barrio muy parecido a Usera, que transcurre alejada de los territorios de la épica y la trascendencia. El cómic homónimo de Santiago García y Pepo Pérez en el que se basa se atrevió a abordar desde un ángulo insólito las peripecias de un supermán de periferia: desde el costumbrismo. Los muebles castellanos heredados que se acumulan en el hogar del protagonista simbolizan a la perfección la España de la precariedad que retrata esta crónica a ras de suelo, con opositores peterpanes que vienen a la capital en el Alsa, yonquis de descansillo y superhéroes que no llegan a fin de mes. Como escribe Vigalondo en el prólogo de uno de los tebeos: «'El vecino' resultó ser el tebeo que soñaba cuando yo soñaba con Spiderman».

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