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Enrique Urbizu, durante el rodaje de 'Gigantes'.
Todo huele a Enrique Urbizu en 'Gigantes'

Todo huele a Urbizu en 'Gigantes'

Crítica ·

Movistar+ estrena la serie del director vasco que nos estampa a un clan, los Guerrero, dispuesto a todo por mantener el poder

Mikel Labastida

Valencia

Jueves, 4 de octubre 2018

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Urbizu tenía ganas de quitarse la espinita clavada que le quedaba con la tele, después de la experiencia al dirigir 'Alatriste' que resultó un proyecto bastante tortuoso para él. Antes únicamente había rodado un telefilme de la serie 'Películas para no dormir' promovido por Telecinco. Ahora Movistar+ le ha dado la oportunidad de resarcirse con una historia hecha a su medida. Y él la ha aprovechado. Cada secuencia de 'Gigantes' huele a Urbizu por todos los lados.

Si el cine negro tiene un referente en el audiovisual español ese es el director vasco, como lo ha demostrado con títulos como 'La caja 507' o 'No habrá paz para los malvados', donde retrata los efectos de un sistema capitalista que nos engulle y una condición humana capaz de acometer todo tipo de atrocidades para sobrevivir. En 'Gigantes' están presentes estas premisas y otras que entran dentro de los intereses habituales del realizador.

En esta ocasión escoge una familia, los Guerrero, para indagar en estas cuestiones. En el clan se identifican los pecados comunes de nuestra sociedad: el ansia de poder, el patriarcado más oprimente, la corrupción, la lucha de clases, las diferencias raciales. Todo esto a través de unos personajes gigantes, extremos, sin límites. La serie nos los muestra, nos lo estampa en la cara con fuerza. Y hacen daño. Todo empieza con Abraham, el patriarca, interpretado con el brío al que nos tiene acostumbrados Coronado, sobre todo cuando se pone a las órdenes de Urbizu. El actor actúa de desencadenante, marca el tono que van a tomar los acontecimientos. Él es el que ha criado a sus hijos en un clima belicoso y el que les ha acostumbrado a resolver sus problemas y diferencias a golpes. También es el que inicia el negocio que ellos heredarán, el del trapicheo de cocaína, con el que se vuelven poderosos y ponen en jaque a cualquiera que intenta hacerles sombra.

La serie propone al espectador ser testigo de cómo sobreviven los miembros de esta familia a lo largo de varias generaciones, del modo en que se enfrentan a sus enemigos (tienen muchos, y con muchas ganas de sacarles sangre) y de la manera en que se guardan los unos de los otros. Porque los peores oponentes de los Guerrero son los propios Guerrero.

Para sus seguidores

La nueva ficción de Movistar+ encandilará a los seguidores de Urbizu. Tiene todos los ingredientes que usa en sus recetas para agradar. No va más allá de lo que aportan sus anteriores trabajos pero mantiene el pulso a la hora de rodar (con Madrid de fondo que luce poderoso), el músculo narrativo y la fuerza de sus personajes. El plato fuerte son las interpretaciones, tanto la de Coronado (que es testimonial) como la de sus hijos y las mujeres que los rodean. Y ojo a ellas, que no actúan como meros floreros en esta obra, como se podría presumir por el primer episodio. Aunque se muestran tímidas en un principio van adquiriendo protagonismo y resultan determinantes en la trama final.

Vídeo. 'Gigantes' contiene antas dosis de violencia.

Ahora bien, ¿es una serie que puede interesar a los que no sean fieles a Urbizu? Ahí lo tendrán más difícil porque 'Gigantes' aporta poco más a un género por el que las series se han interesado mucho en los últimos años (aunque no tanto en España). Parece que Movistar+ lo tenía claro y no quería experimentos. Pidió un Urbizu de manual y así le ha salido. Una obra en seis entregas que no deja indiferente a un espectador que ha de estar preparado para recibir altas dosis de violencia.

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