'Sin medida': la Lena Dunham feliz
Pese a que esta comedia romántica de Netflix se hace a veces cuesta arriba, la creadora de 'Girls' no ha perdido el tino para escribir diálogos chispeantes y tomarle el pulso a la época en la que vive
Para Marguerite Duras, la escritura nace de la insatisfacción, de la carencia. Desde ese mismo lugar nació 'Girls', desde la frustración permanente de alguien que ... no consigue lo que quiere y que, cuando lo consigue, tampoco le satisface. Lena Dunham, entonces, era una mujer joven, rabiosa, confusa, narcisista y autoindulgente que exponía su vida, su cuerpo y su vulnerabilidad sin pudor, con un naturalismo crudo. Ahora, ocho años después del final de la serie, Lena Dunham es feliz. O algo parecido. Y se nota.
Aunque afirme que 'Sin medida' (Netflix) apenas contiene un 5% de su vida, lo cierto es que las similitudes entre la biografía de Dunham y la serie son más que razonables. Tras acabar una relación con Jack Antonoff que duró, aproximadamente, el mismo tiempo que 'Girls', este comenzó a salir inmediatamente después con la modelo Carlotta Kohl para terminar casándose con Margaret Qualley. Tras la ruptura, dolorosa y pública, Dunham abandonó Nueva York y se instaló en Londres. Allí conoció al músico Luis Felber, con quien firma el guion de 'Sin Medida'.
Por su parte Jessica, la protagonista de la serie (interpretada por una siempre luminosa Megan Stalter) tiene una relación tóxica con un tipo que la abandona por una 'influencer' a la que, casualmente, encarna Emily Ratajkowski. Para olvidarse de él, Jessica se muda a un Londres idealizado a base de novelas de Jane Austen, cine de tacitas y series británicas, pero se encuentra con el Londres gris y sucio de Ken Loach. A pesar de la decepción inicial, allí conoce a un Mr. Darcy al que no le falta ni una de las banderas rojas del músico atormentado y traumatizado. Sí, Félix (Will Sharpe) es músico, como Felber. Otra casualidad.
El titulo original de la serie, 'Too much' (demasiado) viene de una conversación que Dunham mantuvo con Felber. Cuando empezaron a salir, dijo de ella que era «too much», y Dunham se molestó pensando en que se refería a que era una mujer dominante, pero le aclaró que significaba «lo justo y un poco más». Jessica también es demasiado: demasiado bocazas, demasiado intensa, demasiado entusiasta, demasiado sufridora, demasiado obsesionada con su ex novio y con su nueva pareja, demasiado fantasiosa, demasiado vulnerable. Así, Jessica, como en toda comedia romántica que se precie, se ve envuelta en malentendidos y situaciones embarazosas, pero el encanto de Stalter hace que compremos a una mujer que, interpretada por otra actriz, hubiera sido demasiado para el espectador.
A pesar de que, a ratos, la serie se hace un tanto cuesta arriba porque se pasa de rosca, lo cierto es que Dunham no ha perdido el tino para escribir diálogos chispeantes, para dibujar a los personajes con un par de trazos, para tomarle el pulso a la época en la que vive y para contar como nadie los momentos de intimidad. Tampoco para rodearse de lo mejor de cada casa: ella se reserva el pequeño papel de la hermana divorciada de Andrew Rannells (el Elijah de 'Girls'), mientras que la madre corre a cargo de Rita Wilson y, la abuela, de una fabulosa Rhea Perlman. El novio tóxico que abandona a Jessica es Michael Zegen, y en Londres se encuentra con Richard E. Grant, Naomi Watts, Adèle Exarchopoulos y hasta con Andrew Scott. No se puede pedir más.
La relación entre Jessica y Felix muestra cómo la mirada de Dunham sobre el amor ha cambiado radicalmente con el paso del tiempo. Si en 'Girls' desmontaba el mito del amor romántico al retratarlo como algo turbulento, obsesivo y doloroso y mostrando una relación entre dos personas que arrastraban sus propios traumas y que eran incapaces de ayudarse mutuamente, en 'Sin medida' Jessica y Felix luchan contra las vivencias que les han dejado marcados, pero ambos aprenden a construir un vínculo adulto en el que terminan por aceptarse a sí mismos y al otro. Esa, al menos, es la lectura que pretende transmitir Dunham.
Pero hay otra muy diferente: el amor como solución. Viniendo de quien viene, ese final feliz resulta desconcertantemente tradicional y mullido, pero puede que el mundo de la creadora de 'Girls' sea demasiado para Netflix y haya tenido que endulzarlo. O puede que, simplemente, Lena Dunham deseara encontrar a alguien capaz de apreciar su desmesura, de quererla como es. Y lo ha encontrado.
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