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No cabe duda de que la toma de conciencia del movimiento feminista por gran parte de la sociedad y la atención y repudia que afortunadamente hoy se dispensa a los excesos machistas han influido notablemente en las series estrenadas en los últimos años. Las tramas se han ampliado hacia parámetros menos explotados, las miradas se han diversificado y la mujer ha ido ganando terreno en parcelas en las que tradicionalmente le ha costado ser relevante.
Un elemento determinante en estos cambios ha sido el #MeToo, que provocó que se extremasen las precauciones en los rodajes y que se destapasen abusos en muchas producciones que hasta entonces eran desconocidos o habían sido oportunamente escondidos. Su influencia ha ido más allá y se ha trasladado a las salas de guionistas que lo han incorporado a sus textos. No son pocos los títulos que han abordado sucesos reales o simulados con el fin de explorar sus consecuencias, para servir de denuncia o para poner de manifiesto una realidad que el cine y la televisión no había atendido lo suficiente. Ahora bien, ¿hemos asistido ya a la gran serie sobre el movimiento #MeToo o esta está por llegar?
Juzguen ustedes. Una de las propuestas más destacadas sobre este asunto se estrenó hace unos meses en Showtime y en España se ha podido ver gracias a Movistar. 'La voz más alta' se centraba en la figura de Roger Ailes, poderosísimo hombre de negocios, al que muchos apuntan como responsable de la victoria de Trump. Un año antes de que estallase el escándalo sobre los abusos de Weinstein, él fue denunciado por algo similar por parte de una antigua presentadora de la cadena, Gretchen Carlson, a la que siguieron otras tantas, lo que provocó su dimisión.
A lo largo de siete capítulos esta ficción protagonizada por Russell Crowe ponía de manifiesto una manera de proceder bastante común en algunas esferas, en las que se valoraba a las mujeres en función de su físico y se las denigraba para conseguir condiciones laborales mejores. El problema con este título es que prestaba más atención al depredador que a sus víctimas, se empeñaba en describir y retratar el sucio comportamiento de Ailes, pero se olvidaba de explicar y exponer bien las inquietudes de ellas y, sobre todo, las heridas que iban acumulando. En ese sentido el relato quedaba incompleto, funcionaba en cuanto al ritmo o al modo en que se administraba la historia para que el interés nunca decayese, pero cojeaba en la construcción de la mayoría de personajes femeninos. Con todo, es un trabajo más que reivindicable, que acaba de ser nominado a varios Globos de Oro.
El #MeToo no tardó en colarse en dos de los procedimentales más relevantes de la tele americana, 'Anatomía de Grey' y 'The Good Fight', que enfrentaron a sus protagonistas con casos parecidos a los que saltaban cada día a las portadas de los tabloides. Curiosamente ambas partieron de un mismo punto de partida, dos mujeres padecen las consecuencias de lo que sus padres hicieron y creen que el mejor modo de solucionarlo es con dinero para evitar que terceros no culpables pagasen las consecuencias. En la primera era Catherine Fox la que debía dar la cara después de que se anulasen unos contratos de confidencialidad con unas mujeres que habían padecido el acoso de su progenitor. En la segunda la patata caliente recaía en Lizz Reddick, cuando sale a la luz que su padre, buque insignia del bufete, abusó sexualmente de su secretaria durante años. No es extraño que esta trama apareciese en dos de los títulos más feministas que se asoman a la pantalla en la actualidad, uno de ellos mucho antes de que los vientos fueran tan favorables para el movimiento y el otro nacido como consecuencia precisamente de estos nuevos tiempos.
Este año hemos sido espectadores de hasta tres líneas argumentales en este sentido en otras tantas producciones, aunque otra vez el foco se pone en cómo afecta a otras mujeres (no a las atacadas) que tu pareja, un familiar o un compañero de trabajo sea acusado de agresión, abuso o acoso sexual. 'The Morning Show', la apuesta más potente de Apple, parte de esa premisa. ¿Qué pasa cuando el presentador estrella de una cadena es despedido por una conducta sexual inapropiada? ¿En qué lugar queda la periodista que ha estado a su lado durante 15 años? La producción protagonizada por Jennifer Anniston si es reseñable por algo es precisamente por eso, por describir cómo en casos de este tipo existen otras víctimas colaterales y a veces ni siquiera se reconocen como tales hasta que otras les abren los ojos.
Le sucede al personaje de Helen, en la recta final de 'The Affair', cuando una periodista publica un reportaje sobre su exmarido, Noah, e incluye testimonio de varias mujeres acusándolo de abusos. Ella, en un principio, sale en su defensa porque considera que existe una trama interesada detrás de estas acusaciones. Es su hija la que le hace ver que más allá de la legitimidad de algunos de los casos mencionados en el artículo o cómo ha llegado la autora de este a ellos el comportamiento de su padre durante años ha sido inapropiado. El #MeToo estalla en la cara de Noah como en la de muchos otros hombres que han practicado una manera abusiva de relacionarse con las mujeres aunque ni ellos ni la sociedad era consciente. Ese es uno de los aciertos de esta producción que ha terminado en su quinta temporada, sus guionistas han reflexionado sobre sus protagonistas, han revisado sus conductas y han llegado a la conclusión de que Noah ha sido siempre un depredador. Estoy convencido de que cuando arrancó la serie los propios escritores no eran conscientes de este rasgo del personaje pero que al final, y teniendo en cuenta cómo ha variado el mundo a este respecto en el último lustro, han tenido que reconocerlo.
Y así llegamos hasta 'Succession', donde hemos sido testigos de cómo una mujer, Shiv Roy, le explica a otra por lo que tienen que pasar ellas cada vez que se descubre un suceso de esta clase, el escarnio al que son sometidas. Ella lo hace por unos intereses concretos pero nada de lo que dice lamentablemente es mentira.
A falta de la gran serie que ha de venir que fije su mirada y su discurso en torno a la víctima cabe reconocer otros títulos post #MeToo, que han abierto el abanico de posibilidades en cuanto a tramas, personajes y tratamientos, como bien podrían ser 'Big Little Lies', 'Fleabag', 'Better Things' o 'Glow', aunque seguramente la serie que merece más atenciones en este aspecto y que reúne un mayor número de características para abanderar la causa feminista en estos tiempos es 'Creedme', no solo porque el argumento se base en un caso de violación narrado y sufrido por su víctima, sino por los distintos perfiles de mujer que presenta y por la sororidad que representa.
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