'Yakarta'
Crítica de televisión ·
Durante los dos primeros capítulos no hay asideros para el espectadorDurante los dos primeros capítulos no hay asideros para el espectador. Si está Diego San José detrás de las cámaras y Javier Cámara con chándal ... de yonqui delante de ellas, 'Yakarta' debe de ser una comedia, ¿no? Tardan las risas y en su lugar surge la incomodidad. ¿Un adulto y una niña durmiendo juntos? Y si es una serie sobre bádminton, ¿por qué no vemos una sola escena de un partido?
Al tercer episodio respiramos. Entendemos el origen del trauma del protagonista y podemos ya regodearnos en el tono sombrío de este drama de perdedores ambientado en no lugares que las series desechan: bares de carretera, polideportivos de barrio, parkings de centros comerciales...
San José y Movistar Plus+ han preferido en las entrevistas y la publicidad no desvelar la causa del tormento de los personajes de Javier Cámara y David Lorente: los abusos sexuales que sufrieron de niños por parte de un entrenador que les jodió la vida. Quizá hagamos un espóiler, pero merece la pena destacar que la serie de Movistar Plus+ se atreve a sacar las miserias del deporte escolar, una realidad muy presente en la vida de millones de personas que apenas se ha tocado en la ficción.
'Yakarta' es, ante todo, un festival de Javier Cámara, que conmueve en el retrato de un hombre roto, un patético ludópata que busca en vano la redención persiguiendo un sueño. A su lado, Carla Quílez sale victoriosa en la piel de una chica que también está condenada a no salir del barrio, pero que tiene la dignidad y la inteligencia necesarias como para descubrir algo parecido al padre que se fue en ese friqui borde, áspero y sabelotodo. Suena 'Me olvidé de vivir' de Julio Iglesias y, zas, ahí están los sueños del pasado que se convirtieron en pesadilla, la vida que no solo iba en serio, sino que resultó ser una puta mierda.
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