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Jules y Rue, en un fotograma de 'Euphoria'.
Todos los debates que ha reabierto 'Euphoria'

Todos los debates que ha reabierto 'Euphoria'

La serie de HBO se ha convertido en un fenómeno capaz de cuestionar los hábitos y gustos de los seriéfilos actuales

Mikel Labastida

Valencia

Miércoles, 9 de marzo 2022

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Que una serie mejore sus audiencias a medida que pasan las temporadas era algo habitual hace unos años. La llegada de las plataformas -que no obligaban al espectador a consumir los contenidos un día en concreto como la televisión lineal- permitía que la audiencia pudiera consumir según quisiera y unirse a fenómenos ya avanzados si les apetecía. Ocurrió con 'Breaking Bad', que se estrenó sin hacer ruido y hasta la cuarta temporada contó con el respaldo de apenas dos millones de seguidores. Sin embargo, para el final se reunieron más de diez.

Es lo que en argot seriéfilo se conoce como 'catch up', es decir, ponerse al día, visionar todo lo pendiente para poder engancharse a lo nuevo. Pasó también con 'Juego de tronos', que en su primera tanda de episodios superó poco más de 2,5 millones de espectadores y para el desenlace se hablaba de audiencias de más de 40 millones. No deja de ser curioso que a 'Euphoria' se le haya comparado con esta última, porque en su concepción son productos bien diferentes. Aunque es cierto que en las dos la fantasía tiene un papel muy relevante. Y que la segunda rindió tributo a la primera con una reinterpretación del violento encuentro sexual entre Daenerys y Khal Drogo. Más allá de eso la serie de Zendaya se ha despedido con récord, superando en audiencias a algunas de las primeras temporadas de las historias de Poniente.

Lo que llama la atención no es que una obra audiovisual triunfe hoy en día, sino que triunfe de este modo. Hoy, que todo se consume y se olvida de manera más voraz. Hoy, que se apuesta por miniseries porque se supone que cuesta más retener la atención de los usuarios. Hoy, que buena parte de la audiencia no revisa títulos clásicos porque el exceso de temporadas les impediría conocer todo lo nuevo que aparece en los catálogos.

Pero 'Euphoria' ha llegado para derribar algunas máximas y teorías y ha reabierto debates seriéfilos que estaban congelados o creíamos enterrados. El éxito de HBO permite muchas lecturas y da pie a no pocas discusiones. Por eso, seguramente, haya sido un éxito. Abordemos algunos de los melones que ha abierto esta serie.

Cassie, enamorada.

1. ¿Es una serie de adolescentes o para adolescentes?

Lo primero que tenemos que empezar a hacer es revisar el concepto de lo que es una serie adolescente, porque durante muchas décadas se han caracterizado por crear prototipos con los que los jóvenes que se ponían frente a la pantalla pudiesen sentirse identificados o anhelasen parecerse a ellos. La idea era diversificar los elencos para que quien más o quien menos encontrase un personaje en el que reconocerse o al que quisiera emular. Esto no sucede en 'Euphoria'. Los protagonistas siguen trayectorias atormentadas y no dejan de tomar decisiones erróneas. Este paradigma provocó que muchos de los que se supone que iban a ser sus seguidores potenciales se sintiesen desconcertados ante lo que veían y les costase más entrar en la propuesta. Aunque por otra parte también permitió conquistar a una audiencia más adulta. 'Euphoria' describe bien la sociedad de hoy en día, curtida en profundas crisis y acostumbrada a hacer frente a la ansiedad, las presiones tóxicas y las desilusiones. Estas características han sido determinantes a la hora de que distintos tipos de usuarios se acerquen al relato y terminen enganchados.

Un fotograma de 'Euphoria'.

2. ¿Ha favorecido la emisión semanal para generar conversación?

Este debate nunca se termina de resolver. Resurge cada cierto tiempo, como si en algún momento tuviésemos que escoger un único modelo de exhibición. A HBO no ha habido quien le convenza de que existe un sistema mejor que el de emitir un capítulo a la semana. No hay posibilidad de maratón hasta que no se estrene la temporada completa. Eso quizá provoque que no se esté hablando todo lo que se debería de títulos como 'Estación Once' o 'La edad dorada' (aún en emisión). Pero a obras como 'Euphoria' les favorece mucho. Primero porque no es esta una serie especialmente fácil de ver. Conviene dejar reposar cada capítulo antes de sumergirse en el siguiente para no caer en depresión. Y da pie a interesantes conversaciones. De eso han sido testigo las redes sociales en las últimas semanas, donde se desarrollaban todo tipo de debates sobre el destino de Rue, Kat o Nate. A eso se suman los memes y las imágenes icónicas que han logrado convertirse en virales tras el estreno de cada entrega, multiplicando su exposición.

3. ¿Se preocupa el creador más de la forma que del fondo?

Si de algo sabe Sam Levinson, creador de la serie, es de las imágenes icónicas a las que hacíamos referencia en la pregunta anterior. Nada es casual en esta serie. Todo tiene un por qué. Cada episodio cuenta con un presupuesto que ronda los once millones de euros y están bien aprovechados para que ninguna secuencia pase inadvertida. Pero más allá de la actitud esteticista de Levinson se esconde un propósito de narrar detalles de otra forma que a través de los diálogos. Lo primero que llama la atención de la segunda temporada es que es bastante más oscura que la anterior, donde brillos y purpurinas acaparaban la atención. La intención era acompañar a los protagonistas (sobre todo a Rue y Nate) a su descenso a los infiernos. Y eso se hizo a través de una decisión arriesgada: rodar en 35 milímetros, en formato analógico, casi cinematográfico, para lo que fue necesario llegar a un acuerdo con Kodak para que fabricase material suficiente como para grabar toda la tanda de episodios. Y el resultado sumerge al espectador en una 'Euphoria' que atrapa, aunque sea bien diferente a la que conocíamos. A partir de ahí empieza el juego de planos, encuadres y otras composiciones al servicio de la historia. Todo tiene una razón en esta historia, aunque a veces parezca gratuito. Lo mismo sucede con el vestuario, la música o las imágenes que se intercalan. No es casualidad, por ejemplo, que suene 'Right Down the Line' mientras Rue y Elliot se drogan juntos, teniendo en cuenta el destino final del autor -Gerry Rafferty- de esa canción. O que el tema con el que nos presentan a Cal antes de desatar la guerra en su familia sea 'Drink Before the War', de Sinéad O'Connor. Cada capítulo de la producción de HBO encierra un montón de referencias cinematográficas ('Titanic', 'Brokeback Mountain', 'La caja de las sorpresas') o artísticas (Botticelli, Kahlo, Magritte) que aportan mucha información sobre lo que nos están contando.

Angus Cloud da vida a Fezco.

4. ¿Glorifica 'Euphoria' las drogas?

Asociaciones en Estados Unidos emitieron comunicados mientras se emitía la serie acusándola de glorificar las drogas. Hay asociaciones para todo. Aquí y allí. Tuvieron que salir los responsables de la cadena, de la serie y algunos actores a explicar que nada de eso estaba ocurriendo. De hecho, en esta temporada mucho menos que la anterior. Porque en la primera temporada el uso de estupefacientes estaba más extendido entre todos los personajes, aunque cada uno de ellos se enfrentaba a ellos de una manera distinta. Más lúdica para unos, más opresora para otros. Esta es una constante de algunas series actuales, la de normalizar el uso de las drogas, describir los escenarios en los que se consumen y exponer sus consecuencias en distintos casos. En la polémica por los últimos capítulos de 'Euphoria' ha tenido mucho que ver la repercusión que ha logrado la ficción y que tenga a adolescentes de por medio. Posiblemente se ha puesto antes la venda que la herida, porque nada de lo que sucede alrededor de Rue (el personaje enganchado a las drogas) es susceptible de romantizar o idolatrar. En varios capítulos está completamente ausente y en otras sufriendo por el mono. Nada digno de ser imitado. Los relatos necesitan sus tiempos y conviene tener paciencia con ellos. Sobre todo los que son fragmentados como este.

Maude Apatow da vida a Lexi.

5. ¿Ha maltratado el creador a algunos personajes?

Ha ocurrido un fenómeno curioso alrededor de esta temporada y que de nuevo sirve para valorar las dimensiones que ha tomado esta ficción. Muchos espectadores no perdonan a Sam Levinson algunas decisiones narrativas y lo que ha hecho con según qué personajes, hasta el punto de que han pedido que las siguientes entregas no cuenten con él. Semejante majadería no tiene ningún sentido, porque, lógicamente, no existiría 'Euphoria' sin Levinson. Es verdad que se basa en una serie israelí, pero ha tomado tanta entidad propia que nadie se acuerda de la original. Ya sucedió -ya que la citábamos antes- con 'Juego de tronos', que provocó tal oleada de protestas que hubo quien propuso que se volviese a rodar el final con distintos autores. No cabe duda de que esta temporada ha habido protagonistas de la anterior que han perdido su esencia o que se han dejado ver menos (Kat, Jules) y que eso puede doler a parte de la audiencia. Por contra otros (Lexi, Cassie) han ganado presencia. Podrá gustar más o menos, pero en un trabajo tan autoral como este lo mínimo que se puede pedir es que se respete la decisión del guionista. Sobre todo cuando ha firmado un resultado final que ha sorprendido y entretenido tanto y a tanta gente. Son los gajes del éxito. Levinson lo sabe. Y es más, lo fomenta. Apenas concede entrevistas y no desmiente los numerosos rumores que corren alrededor de su obra, como que se llevaba mal con algunas actrices o que proponía sesiones de trabajo tóxicas.

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