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Atención a este nombre, Taylor Sheridan, si todavía no le suena, amado lector, porque se ha convertido en uno de los guionistas más comerciales -a ratos, reputado- de la actual ficción audiovisual made in USA gracias al éxito de 'Yellowstone', aplaudida serie protagonizada por Kevin Costner que cuenta con cinco temporadas alojadas en SkyShowtime, plataforma en streaming que también ofrece 'Operaciones especiales: Lioness', un thriller bélico con un exultante casting que atrapa sin remedio aunque tome decisiones aleatorias.
A Sheridan le van las maneras del western, sus personajes principales suelen llevar sombrero vaquero, o actúan como un cowboy, aunque la acción esté situada en la actualidad. Dejó su impronta en el libreto de la estupenda 'Comanchería' y las dos entregas de 'Sicario' y firmó como autor completo la vigorosa 'Wind River', un filme que no hay que dejar de recomendar. Detrás de la cámara también se sentó en la incomprendida 'Aquellos que desean mi muerte', con Angelina Jolie, pero su fama ha crecido gracias al tirón de títulos disponibles bajo demanda como 'Tulsa King', con Sylvester Stallone, 'Mayor of Kingstown' y las precuelas de la propia 'Yellowstone': '1883' y '1923', con Harrison Ford encabezando el nutrido reparto de este último spin-off. Una familia, propietaria del mayor rancho de EE.UU., vertebra este drama con estética del lejano Oeste.
Sheridan se muestra prolífico dándole a la tecla, manteniendo algunas de sus obsesiones en todas sus propuestas, donde la violencia a veces es más verbal que física y la virilidad se muestra con sus luces y sombras, planteando jugosos dilemas morales. 'Operaciones especiales: Lioness', basada en un programa militar real de Estados Unidos, consta de ocho intensos episodios protagonizados por un plantel excepcional liderado por Zoe Saldaña, el rostro verde de Gamora en la saga 'Guardianes de la Galaxia'. La conocida actriz interpreta con acierto a la máxima responsable de un equipo de operaciones especiales que apoya a una infiltrada en una organización terrorista. Su trabajo no es nada agradable. Tiene que tomar decisiones espinosas que pueden suponer más o menos muertes de seres humanos, incluyendo en las estadísticas de fatalidades a gente bajo su mando.
Laysla De Oliveira, vista en 'Locke & Key', encarna a la mujer reclutada, de pasado conflictivo, que logra mimetizarse con el enemigo para cumplir con su misión: acabar con la vida del cabecilla de un complot criminal a nivel internacional. Nicole Kidman también participa en el entramado, con un rol frío como el hielo que le viene que ni pintado (¿todo vale en la lucha contra en ISIS?). Morgan Freeman se asoma rapado al cero en el clímax del entuerto.
Los personajes femeninos se comportan como hombres en las ficciones de Sheridan, se le nota sobremanera que es de Texas. Las destacables escenas de acción, acordes a un presupuesto más que holgado, se alternan con imágenes cotidianas que describen el día a día de un grupo de agentes que tienen que bregar con sus problemas personales, especialmente los familiares, en una situación desesperante, mientras vigilan a su presa con medios tecnológicos que quitan el hipo (el concepto de Gran Hermano se quedó corto hace tiempo). La marine a quien da vida con malos humos Saldaña lo mismo prepara el desayuno a sus hijas por la mañana que pega unos tiros por la tarde, sentándose en la mesa con la cara salpicada de sangre a la hora de cenar en el hogar familiar.
Este contraste se antoja lo más interesante de una serie que entretiene, con un relato de espionaje absorbente, pero se muestra algo taciturna en su intención de golpear el american way of life y cuestionar el sistema sobre el que se sustenta. De hecho, lo pone en entredicho a ratos, hurga en el tema, se marca algún diálogo contundente a colación, pero al final las intenciones derivan en leves soplidos que no terminan de derribar un castillo de naipes que apenas se tambalea: EE.UU. como policía del mundo entero. Sheridan añora el sueño americano de antaño, tira de las orejas tímidamente al capitalismo devorador actual, pero acepta sus contradicciones.
John Hillcoat, realizador a tener en cuenta, artífice de 'La propuesta', 'Sin ley' o 'Triple 9', es responsable de la realización de los capítulos esenciales de una serie de afortunado empaque mainstream que se rodó en parte en España, simulando que es Siria. Empieza con un primer capítulo con una buena secuencia bélica y va subiendo a medida que los giros de guion, alguno demasiado gratuito, impulsan la historia. Sheridan tira de clichés cuando le conviene pero sabe lo que pide un thriller que enganche, con sus destellos de culebrón y algún pasaje original que eleva el conjunto. El hecho de que sean mujeres las protagonistas en un relato de guerra es una opción audaz que pierde fuerza con alguna toma de decisión que puede sorprender a la audiencia pero lapida la intencionalidad inicial. Un empoderamiento con claras zonas grises.
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