Clara Roquet
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'Las largas sombras', la serie que Disney subió a su plataforma la pasada semana, es el trabajo más comercial de Clara Roquet (Malla, Barcelona, 35 años) hasta el momento. La cineasta se dio a conocer en 2021 con su ópera prima, 'Libertad', acerca de una niña que está entrando en la adolescencia. Pero para entonces ya había coescrito el guion de '10.000 km' y, con posterioridad a su debut, el de 'Creatura'.
Con 'Las largas sombras', basada en la novela homónima de Elia Barceló, Roquet se mete de lleno en un thriller que cuenta la historia de un grupo de mujeres cuyas vidas, aparentemente estables y exitosas, se ven sacudidas repentinamente por la aparición de los restos mortales de una de sus compañeras de instituto, desaparecida durante el viaje de fin de curso a Mallorca realizado por todas ellas veinticinco años atrás. Elena Anaya, Belén Cuesta, Itziar Atienza, Marta Etura, Ana Rayo y Lorena López dan vida al grupo de mujeres, e Irene Escolar, a la agente de policía que investiga el caso.
-¿Cómo surgió el proyecto?
-Pues el proyecto surge cuando me llama José Manuel Lorenzo, creador de la serie, al que le estoy muy agradecida porque en ese momento aún no se había estrenado 'Libertad', pero él había visto un corte. Me propuso dirigir este proyecto y me mandó la novela para que me la leyera porque en ese momento aún estaban desarrollando los guiones.
-¿Qué es lo que le llamó la atención de la novela?
-La posibilidad de hacer un thriller con personajes femeninos potentes, en el que cada una tenía su trauma y su complejidad, porque el thriller ha sido un género tradicionalmente muy masculinizado. Me gustaba mucho poder traer este catálogo de posibles villanas a lo femenino y hacer personajes complejos que no fueran perfectas, feminizar el género de alguna manera. Y luego, por otro lado, me gustó mucho el juego entre pasado y presente y esta temática de que nunca dejas de ser, de alguna forma, la persona que fuiste y lo que pasó en el pasado te configura. Por último, me interesaba mucho el tema de que la amistad femenina puede ser refugio y un lugar de sanación.
-No son personajes arquetípicos, sino que tienen muchas capas y profundidad. ¿Cómo se trabajó eso desde el punto de vista del guión y más teniendo en cuenta que los seis episodios se escribieron a diez manos?
-Es, justamente como has dicho, un trabajo siempre por capas. Empiezas armando el esqueleto, la estructura, con una idea, que es que el thriller funcionase, que los puntos de giro de la trama te enganchasen y que la historia te llevase hacia adelante. Después, trabajas la segunda capa, que ya es ir a los personajes y los vas trabajando así por capas. Y luego le dimos una última capa muy importante que fue con las actrices. Ellas han sido superimportantes en este proceso de creación. Fue muy guay porque yo pedí muchos ensayos y en ellos hubo un momento casi de creación porque ellas traían cosas increíbles a la mesa y ahí, con esa colaboración, se generó algo nuevo. Hay una cosa, por ejemplo, del personaje de Irene Escolar, Paula. Necesitábamos encontrarle un punto de escape, un vicio o algo y, de repente, ella dijo: «Oye, ¿y lo de estar mascando chicle, de que esté siempre con las chuches?». Y aquello me encantó.
-Es una ficción coral, con bastantes personajes. ¿Fue muy difícil equilibrar el peso de todos ellos a lo largo del guion?
-Era una cosa que tenía que tener mucho en cuenta y fue sobre todo un tema de montaje. Nos dimos cuenta, de repente, de que teníamos demasiados personajes viviendo un clímax al mismo tiempo y que lo teníamos que dosificar. Así que hubo tramas que se movieron un poco porque el espectador solo puede mantener la tensión emocional un cierto tiempo. No le puedes pedir al espectador que le importe todo, todo el rato, en un mismo capítulo, y de esto te das cuenta muchas veces en el montaje, no tanto cuando escribes. Y ahí tuve la suerte de trabajar con montadores muy buenos.
-Es su primera incursión en el thriller como directora. ¿Qué referentes tenía a la hora de la puesta en escena?
-Pues mira, uno de los referentes principales no es un thriller, pero fue 'Carol' de Todd Haynes, porque a mí me gustaba mucho la idea de observación del comportamiento, que en el fondo el personaje de Rita es lo que hace cuando regresa a su ciudad. Así que teníamos este catálogo de posibles villanas y pensé: «Vamos a observar qué hay detrás de la máscara». En 'Carol', por ejemplo, utilizan siempre teleobjetivos desde detrás de objetos y hay una sensación como de dar espacio, de observar y de decir a ver qué pasa y cómo es esta persona, y poner atención en el momento de fractura, en el punto en que la máscara se cae un poquito o en un detalle. Y trabajamos muy desde ahí. En cuestión de thrillers, yo me basé mucho en la primera temporada de 'True Detective', que me pareció maravillosa.
-Son siete actrices fantásticas, pero ¿tuvo que gestionar muchos egos?
-Me lo preguntan mucho, pero no fue nada complicado (ríe). En fin, a mí también me sorprendió, porque yo cuando empecé dije, ostras, tampoco tengo tanta experiencia, a ver cómo va esto. Y todo lo contrario. Hicieron muchísima piña, eran un equipo y cada una era muy consciente de que eran una orquesta y de que el hecho de que una suene bien hace que las otras suenen mejor. También es que es mi forma de trabajar. Creo que lo propiciamos entre todas. En serio, ¿eh?
-Pese a ser una serie coral, el de Elena Anaya como Rita es uno de los personajes clave de la ficción, precisamente porque a partir de su regreso todo parece removerse. ¿Estuvo desde el principio en el casting?
-Pues Elena llegó un poquito más tarde, pero con mucha fuerza. En cuanto surgió la oportunidad, yo me quería morir, era como: «¿Esto va en serio?». Es que siempre he querido trabajar con ella. Elena, además, es la persona más generosa, siempre va a favor, tiene una energía preciosa y es muy inteligente y muy detallista con el personaje. Y en eso nos entendimos muy bien, porque también soy una obsesiva del detalle del personaje. Y no era un personaje fácil el de Rita, precisamente porque está muy obsesionada con algo. Además es una directora de cine (ríe)... Me da la risa porque pillé a Elena observándome varias veces y me dijo que se estaba fijando en mí para incorporarlo al personaje. Y yo le decía: «A mí no, a mí no».
-Rita se muestra inicialmente muy fría, mientras que Paula, la agente de policía a la que encarna Irene Escolar, es cabezona y ruda en sus formas. ¿No temía que los personajes cayeran mal?
-No me daba miedo eso porque yo creo que se puede empatizar con lo que necesitan y desean los personajes a los que les ha pasado algo muy fuerte. O sea, una cosa es que en un momento determinado pueda tener una salida que te incomoda como espectador, pero eso no es necesariamente malo. Pienso, por ejemplo, en el personaje de Kate Winslet en 'Mare of Easttown', que es un personaje que de entrada es antipático, pero cuando vas descubriendo lo que le ha pasado y por qué, lo entiendes y estás de su lado. O sea, los personajes no tienen que caer bien siempre, lo que sí que tienes es que empatizar con ellos. Es muy curioso que menciones estos dos personajes porque yo las pensaba como dos caras de una misma moneda. O sea, realmente son personajes que van de la mano y las escenas con ellas dos funcionan superbien porque las dos quieren saber la verdad desde lugares distintos.
-Decíamos antes que era su primera incursión en el género. ¿Qué debilidades y qué fortalezas se ha visto? ¿Y qué ha aprendido del proceso?
-He aprendido muchísimo, de entrada nunca había escrito un thriller. Hablando de debilidades, sencillamente no conocía el lenguaje. Por suerte, me encantan los thrillers, leerlos y verlos: Patricia Highsmith, Agatha Christie... Y los misterios, los 'whodunit', así que ya tenía ese poso de haberlos visto mucho. Si tú quieres aprender a hacer un reloj, lo agarras y lo desmontas, así que me puse a ver thrillers plano a plano. Esta escena de tensión, ¿cómo la monta Brian de Palma? Vale, la cámara está aquí, ¿por qué? Me puse a hacer todo ese trabajo. Lo bueno es que cuando te enfrentas a algo de nuevas, también le puedes traer una inocencia, una mirada desde fuera, una frescura que está bien. Yo vengo del cine de autor, del guion y, sobre todo, de los personajes y, para mí, mi trabajo esencial fue centrarme en los personajes y sentir que a veces podía darle un poco de pausa al thriller para hablar de otras cosas, que le podía colar otras cosas también.
-Es su primer trabajo con un talante más comercial. ¿Se ha encontrado cómoda?
-Muy cómoda, sí, de hecho quiero hacer más (ríe), sabiendo que me gustaría siempre poderlo compaginar con lo otro. Hay una cosa que siempre me da un poco de miedo que es que cuando haces una cosa de un estilo determinado, parece que ya te encasillan. Espero que no pase porque a mí me gusta mucho poder fluir entre cine de autor, ser guionista, poder hacer algo más grande... porque al final me gusta experimentar y ver qué me puede dar una cosa, qué me puede dar la otra. Estoy como jugando y probando, ¿no? Y eso me divierte muchísimo. Me cansaría mucho estar haciendo siempre lo mismo.
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