Richard Gere: «Si tienes un hijo, ese debe ser tu universo entero»

En persona, Gere es un dechado de calma zen, que pide té verde, saluda en castellano y ruega que suban unos grados la calefacción de la suite. Nada que ver con su personaje en este inquietante drama, donde da vida a un congresista aspirante a gobernador, que se reúne a cenar con su hermano y sus respectivas esposas en un restaurante de lujo. Un acto innombrable cometido por sus hijos sobrevuela la reunión familiar. El filme se basa en un best seller del holandés Herman Koch que aborda cuestiones como la enfermedad mental y la hipocresía social.

- Su personaje en apariencia es un macho alfa, un político cretino. ¿Se fijó en alguien en particular?

- Yo no lo llamaría cretino. Es un tipo superficial, con talento y brillantez para llegar donde ha llegado. Un cliché, una especie de Bill Clinton, guapo, encantador y con mucha labia. Un macho alfa, por supuesto, que flirtea con mujeres. Yo sé quién es este político, así que proyecté pensamientos negativos. Pero luego empecé a construirle y me di cuenta de que es el único que tiene un alto sentido de la responsabilidad.

- 'La cena' comienza como una comedia gastronómica y deriva hacia un terreno más oscuro.

- La película se llama ‘La cena’, pero nadie habla de comida, es solo una metáfora sobre la riqueza.

- ¿Usted se siente cómodo en los restaurantes de lujo?

- Claro, ¿por qué no? La comida es increíble.

- La paternidad, la salud mental, la política, las relaciones de pareja y de familia... ¿Hay algún tema en el que el espectador deba fijarse más?

- Todos tratan de lo mismo: de nuestro sentido de la responsabilidad y cuánto nos atrapa el ser tribales. La familia es una tribu y yo protejo a los míos, pero la única manera de que el mundo funcione de verdad es que ese sentido tribal se expanda y caigamos en la cuenta de que somos responsables de una tribu mucho más grande, universal.

- La película demuestra hasta dónde estás dispuesto a llegar por tus hijos. ¿Hay oficio más difícil que la paternidad?

- No sé si es difícil, pero desde luego que es un trabajo. Si tienes un hijo, ese debe ser tu universo entero. Yo no digo: ‘soy actor y, por cierto, soy padre’. No. Soy un padre que tiene un trabajo de actor.

- ¿Le gustaría que el espectador vea la cena como un ‘thriller’ o que se hiciera preguntas?

- Por supuesto que se las va a hacer. De hecho, tras ver la película estaría bien salir a cenar y hablar del guion y los personajes.

- Se hizo actor muy joven, a los 19 años. ¿Qué es lo mejor y lo peor de hacerse mayor?

- Lo mejor es que eres más sabio y la idea de que el universo se reduce solo a ti se transforma y te das cuenta de que es mucho más grande. Nosotros nacemos con un ego muy duro, como una almendra difícil de romper. Poco a poco, según te haces mayor, ese ego se ablanda un poco y vas abandonando la idea de ti mismo y aceptas una versión mucho más expandida de todo esto. Por otro lado, cuando ganas años tu cuerpo empieza a fallar. Mi padre tiene 95 años y acaba de sufrir un pequeño ictus. Su cabeza está perfecta, pero anda con andador y siempre me dice lo mismo: hacerte viejo no es divertido.

- Es imposible no preguntarle por el acoso sexual en Hollywood destapado por el caso Harvey Weinstein.

- Es un problema universal que no afecta solo al cine. Está en todas partes, desde las fábricas a Wall Street. Es un problema de la sociedad, no de una industria. Evidentemente, todos nos sentimos asqueados al verlo. Yo siempre tomaré partido por las víctimas.