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Cynthia Erivo y Ariana Grande, como Elpheba y Glinda. Giles Keyte / Universal Pictures

'Wicked: Parte II' es un auténtico despropósito

El segundo acto del musical en el que se inspira tenía ya problemas evidentes de ritmo y dificultad para llegar a un clímax, que aquí se multiplican por dedicarle una película entera

Iker Cortés

Madrid

Jueves, 20 de noviembre 2025, 23:40

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Uno de los grandes problemas de 'Wicked', estrenada el pasado año por estas fechas, era su excesiva duración. La cinta, que adaptaba el primer acto del musical homónimo, una suerte de precuela de 'El mago de oz' que vio la luz de la mano de Stephen Schwartz y Winnie Holzman en 2003, duraba 2 horas y 40 minutos, cuando el conjunto de la obra, con los dos actos, no supera las 2 horas y 30 minutos.

El resultado era una película muy cuidada a nivel estético, si es que los tonos pastel se encuentran entre tus preferidos, con una gran dirección artística -llegaron a plantar hasta nueve millones de tulipanes para dar vida a la Tierra de los Munchkins- y unos números musicales decentes, pero a la que le costaba horrores entrar en materia y, cuando lo hacía, llegaba el fundido a negro. Pese a ello, la película recaudó más de 758 millones de dólares en todo el mundo, de los que más de 8,3 (más de 7,2 millones de euros) corresponden al poco más de un millón de espectadores que la cinta congregó en las salas españolas.

Este viernes llega a las salas de cine 'Wicked: Parte II', que se encarga de adaptar el segundo acto del musical y, con un metraje algo más comedido de 2 horas y 18 minutos, el resultado es un auténtico despropósito. Ya el acto II de la obra original era flojo, lo que pasa es que su mediocridad quedaba diluida en el conjunto. La nueva entrega no tiene esa suerte.

Pero primero recordemos qué es lo que cuenta 'Wicked'. El musical y la película narran los orígenes de las brujas de Oz. La historia comienza cuando Dorothy ha derretido ya a la Bruja Malvada del Oeste lanzándole un cubo de agua, es decir al final de 'El mago de Oz' (Victor Fleming, 1939), y salta atrás en el tiempo cuando, en mitad de la celebración, una niña le pregunta a Glinda, la Bruja Buena, a la que da vida Ariana Grande, si de verdad ellas fueron amigas en el pasado.

Arriba, el director Jon M. Chu, junto a Ariana Grande y Cynthia Erivo; debajo, Elpheba volando en su escoba y Michelle Yeoh como Madame Morrible. Universal Studios
Imagen principal - Arriba, el director Jon M. Chu, junto a Ariana Grande y Cynthia Erivo; debajo, Elpheba volando en su escoba y Michelle Yeoh como Madame Morrible.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el director Jon M. Chu, junto a Ariana Grande y Cynthia Erivo; debajo, Elpheba volando en su escoba y Michelle Yeoh como Madame Morrible.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el director Jon M. Chu, junto a Ariana Grande y Cynthia Erivo; debajo, Elpheba volando en su escoba y Michelle Yeoh como Madame Morrible.

Glinda pasaba entonces a contar el periplo vital de Elphaba, maravillosamente encarnada por Cynthia Erivo, la bruja verde que acabaría sembrando el pánico en Oz. Hijastra del gobernador de la Tierra de los Munchkins, nunca se sintió querida por su padre y fue repudiada y marginada por sus congéneres debido a la extraña pigmentación de su piel. Ya entonces, enfrentada a los niños que se burlaban de ella, daba muestras de un poder sobre el que tardaría años en tener el control.

Aquella primera entrega contaba su llegada a la Universidad de Shiz para estudiar en la facultad de Hechicería y los primeros momentos compartiendo habitación con Glinda, una joven privilegiada y pija con ganas de aprender magia. Era el punto de partida de este regreso a Oz en clave juvenil y con un fino sentido del humor -no se tomaba a sí misma muy en serio-, que recordaba a sagas como la protagonizada por Harry Potter.

La gran idea de la historia es que, como en 'Cobra Kai', la ficción decidía cambiar los roles. Elpheba era la joven brillante y comprometida, mientras que Glinda pecaba de cursi, superficial, egoísta y un pelín tonta. Poco a poco, ambas iban limando asperezas hasta convertirse en amigas en una historia que se iba haciendo más y más oscura. La primera 'Wicked' acababa, ojo que se viene espóiler, con Elpheba descubriendo que el Mago de Oz no tiene nada de mago y huyendo con un libro de hechizos entre sus manos.

Plana y plomiza

La segunda entrega comienza con un reino sombrío dominado por el Mago de Oz (Jeff Goldblum) y Madame Morrible (Michelle Yeoh), que ponen a funcionar la maquinaria de la propaganda para poner a la población en contra de la que ya han dado en llamar la Malvada Bruja del Oeste. Y lo cierto es que está funcionando. Elpheba se cura las heridas oculta en el bosque, mientras el régimen aprovecha la cándida imagen que proyecta Glinda, que no duda en dejarse agasajar con ingenios que disimulan sus nulas capacidades para la magia, para conseguir el favor de la población. «Quieren hacerte un homenaje, pero no saben por qué», le dice a Glinda uno de los asesores en uno de los pocos apuntes cómicos que tiene esta segunda parte, con un ritmo pobre y de tono mucho más lastimero, plomizo y plano, con Elpheba tratando de restituir su maltrecha imagen mientras advierte a los ciudadanos de los oscuros secretos que guarda el Mago de Oz.

Arriba, Jonathan Bailey, como Fiyero, y Ariana Grande; debajo, Jeff Goldblum, como el Mago de Oz, y Jon M. Chu, dando indicaciones a Cynthia Erivo. Universal Studios
Imagen principal - Arriba, Jonathan Bailey, como Fiyero, y Ariana Grande; debajo, Jeff Goldblum, como el Mago de Oz, y Jon M. Chu, dando indicaciones a Cynthia Erivo.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Jonathan Bailey, como Fiyero, y Ariana Grande; debajo, Jeff Goldblum, como el Mago de Oz, y Jon M. Chu, dando indicaciones a Cynthia Erivo.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Jonathan Bailey, como Fiyero, y Ariana Grande; debajo, Jeff Goldblum, como el Mago de Oz, y Jon M. Chu, dando indicaciones a Cynthia Erivo.

Los intereses románticos de la historia resultan resultan también cansinos, con algunos movimientos inexplicables. ¿Por qué Fiyero acepta casarse en un primer momento con Glinda si no tiene ningún interés? Pero sobre todo, ¿por qué unos minutos más tarde cambia de opinión? El amor más tóxico también es el que lleva a la gobernadora a tomar decisiones de corte fascista en las que la historia tampoco profundiza mucho.

Decíamos que es una entrega mucho más lastimosa y eso se ve también en unos números musicales, de menor impacto e interés y del que solo se podría salvar la pieza en la que participa el propio Goldblum, con homenajes a 'El gran dictador' o la secuencia del baile de 'Titanic', sin llegar a ser memorable. Y aunque tenga su gracia descubrir cómo se crearon el hombre de hojalata o el hombre de paja y asistir a la conexión con la película original -bastante bien ejecutada, todo hay que decirlo-, llegar hasta ahí es un verdadero suplicio. No culpen a la película, ni a su director, Jon M. Chu, culpen al músical original al que también le cuesta entregar un clímax satisfactorio y sobre todo a la necesidad que parece tener Hollywood de hacer películas evento e inflar de metraje las historias para poder pasar por taquilla un par de veces.

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