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Sábado, 14 de enero 2023, 18:24

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Lola Flores junto a su madre, Rosario Ruiz. Hija de una costurera y del dueño de un tabanco jerezano, la pequeña Lola creció bailando entre las mesas del local y debutó en el teatro de la localidad gaditana como 'Lolita Flores, Imperio de Jerez'. Siempre presumió de sangre gitana, pero nunca estuvo claro que lo fuera.

Lola Flores junto a su madre, Rosario Ruiz. Hija de una costurera y del dueño de un tabanco jerezano, la pequeña Lola creció bailando entre las mesas del local y debutó en el teatro de la localidad gaditana como 'Lolita Flores, Imperio de Jerez'. Siempre presumió de sangre gitana, pero nunca estuvo claro que lo fuera.
Lola Flores junto a su madre, Rosario Ruiz. Hija de una costurera y del dueño de un tabanco jerezano, la pequeña Lola creció bailando entre las mesas del local y debutó en el teatro de la localidad gaditana como 'Lolita Flores, Imperio de Jerez'. Siempre presumió de sangre gitana, pero nunca estuvo claro que lo fuera.

Formó junto a Manolo Caracol la pareja de artistas más famosa de la posguerra. Pese al difícil carácter del cantante, casado y 14 años mayor que ella, mantuvieron un idilio tolerado por el régimen franquista y escenificaban las canciones con una carga erótica que hoy todavía sobrecoge.

Formó junto a Manolo Caracol la pareja de artistas más famosa de la posguerra. Pese al difícil carácter del cantante, casado y 14 años mayor que ella, mantuvieron un idilio tolerado por el régimen franquista y escenificaban las canciones con una carga erótica que hoy todavía sobrecoge.
Formó junto a Manolo Caracol la pareja de artistas más famosa de la posguerra. Pese al difícil carácter del cantante, casado y 14 años mayor que ella, mantuvieron un idilio tolerado por el régimen franquista y escenificaban las canciones con una carga erótica que hoy todavía sobrecoge.

La Faraona se casó en 1957 con Antonio González El Pescaílla, un talentoso guitarrista gitano al que se le atribuye, junto a Peret, la paternidad de la rumba catalana. La boda en la basílica de El Escorial se celebró a las 6 de la mañana y casi en la clandestinidad: El Pescaílla tenía un hijo con una sobrina de la bailaora Carmen Amaya y Lola temía que pudiera aparecer alguien del clan para impedir el enlace.

La Faraona se casó en 1957 con Antonio González El Pescaílla, un talentoso guitarrista gitano al que se le atribuye, junto a Peret, la paternidad de la rumba catalana. La boda en la basílica de El Escorial se celebró a las 6 de la mañana y casi en la clandestinidad: El Pescaílla tenía un hijo con una sobrina de la bailaora Carmen Amaya y Lola temía que pudiera aparecer alguien del clan para impedir el enlace.
La Faraona se casó en 1957 con Antonio González El Pescaílla, un talentoso guitarrista gitano al que se le atribuye, junto a Peret, la paternidad de la rumba catalana. La boda en la basílica de El Escorial se celebró a las 6 de la mañana y casi en la clandestinidad: El Pescaílla tenía un hijo con una sobrina de la bailaora Carmen Amaya y Lola temía que pudiera aparecer alguien del clan para impedir el enlace.

Lola Flores fue la artista por excelencia del régimen franquista. Muchos años después de la muerte del dictador seguía alabándole, aunque ella se definía como apolítica. En la fotografía, de los años 60, aparece junto a la Duquesa de Alba y Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo.

Lola Flores fue la artista por excelencia del régimen franquista. Muchos años después de la muerte del dictador seguía alabándole, aunque ella se definía como apolítica. En la fotografía, de los años 60, aparece junto a la Duquesa de Alba y Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo.
Lola Flores fue la artista por excelencia del régimen franquista. Muchos años después de la muerte del dictador seguía alabándole, aunque ella se definía como apolítica. En la fotografía, de los años 60, aparece junto a la Duquesa de Alba y Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo.

Lola de España inició su carrera en los años 40 y supo reinventarse en todas las épocas. Tan pronto jugaba al fútbol junto a otras folclóricas por fines benéficos (aunque ella cobró en ese partido), como acabó rapeando sin hacerle ascos a ningún tipo de música.

Lola de España inició su carrera en los años 40 y supo reinventarse en todas las épocas. Tan pronto jugaba al fútbol junto a otras folclóricas por fines benéficos (aunque ella cobró en ese partido), como acabó rapeando sin hacerle ascos a ningún tipo de música.
Lola de España inició su carrera en los años 40 y supo reinventarse en todas las épocas. Tan pronto jugaba al fútbol junto a otras folclóricas por fines benéficos (aunque ella cobró en ese partido), como acabó rapeando sin hacerle ascos a ningún tipo de música.

En 1987, Hacienda le reclamó a la Faraona 50 millones de las antiguas pesetas, acusada de no haber presentado la declaración de la renta durante cuatro ejercicios. Al final recurrió y no pagó, dejando para la posteridad el mítico ruego de que todos los españoles podían colaborar con una peseta, anticipándose al actual 'crowdfunding'. "No me merezco esto, porque soy un mito", sentenciaba.

En 1987, Hacienda le reclamó a la Faraona 50 millones de las antiguas pesetas, acusada de no haber presentado la declaración de la renta durante cuatro ejercicios. Al final recurrió y no pagó, dejando para la posteridad el mítico ruego de que todos los españoles podían colaborar con una peseta, anticipándose al actual 'crowdfunding'. "No me merezco esto, porque soy un mito", sentenciaba.
En 1987, Hacienda le reclamó a la Faraona 50 millones de las antiguas pesetas, acusada de no haber presentado la declaración de la renta durante cuatro ejercicios. Al final recurrió y no pagó, dejando para la posteridad el mítico ruego de que todos los españoles podían colaborar con una peseta, anticipándose al actual 'crowdfunding'. "No me merezco esto, porque soy un mito", sentenciaba.

La cantante de 'A tu vera' y 'La zarzamora' protagonizó en 1977 uno de los momentos televisivos más inolvidables cuando interrumpió una actuación en el programa de José María Íñigo 'Esta noche... fiesta' al caérsele con el baile un valiosísimo pendiente de oro. Lola buscó y buscó en el escenario sin encontrarlo. Al retirarse, advirtió a Íñigo que más le valía que apareciera. El maitre de la sala Florida Park se lo devolvió esa misma noche.

La cantante de 'A tu vera' y 'La zarzamora' protagonizó en 1977 uno de los momentos televisivos más inolvidables cuando interrumpió una actuación en el programa de José María Íñigo 'Esta noche... fiesta' al caérsele con el baile un valiosísimo pendiente de oro. Lola buscó y buscó en el escenario sin encontrarlo. Al retirarse, advirtió a Íñigo que más le valía que apareciera. El maitre de la sala Florida Park se lo devolvió esa misma noche.
La cantante de 'A tu vera' y 'La zarzamora' protagonizó en 1977 uno de los momentos televisivos más inolvidables cuando interrumpió una actuación en el programa de José María Íñigo 'Esta noche... fiesta' al caérsele con el baile un valiosísimo pendiente de oro. Lola buscó y buscó en el escenario sin encontrarlo. Al retirarse, advirtió a Íñigo que más le valía que apareciera. El maitre de la sala Florida Park se lo devolvió esa misma noche.

Los 80 y los 90 no fueron una buena época para Lola. Su última gran actuación fue en 1992, tres años antes de morir, en la película 'Sevillanas', de Carlos Saura, que tomó la fotografía que ilustra esta página. Sin abrir la boca, la artista improvisó una coreografía que demuestra su irrepetible magnetismo en el escenario.

Los 80 y los 90 no fueron una buena época para Lola. Su última gran actuación fue en 1992, tres años antes de morir, en la película 'Sevillanas', de Carlos Saura, que tomó la fotografía que ilustra esta página. Sin abrir la boca, la artista improvisó una coreografía que demuestra su irrepetible magnetismo en el escenario.
Los 80 y los 90 no fueron una buena época para Lola. Su última gran actuación fue en 1992, tres años antes de morir, en la película 'Sevillanas', de Carlos Saura, que tomó la fotografía que ilustra esta página. Sin abrir la boca, la artista improvisó una coreografía que demuestra su irrepetible magnetismo en el escenario.

Lola Flores falleció en 1995 a los 72 años de un cáncer de pecho que arrastraba desde hacía dos décadas. No quiso extirparse el pecho, aunque se sometió a quimioterapia. Por su capilla ardiente en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, situado en la Plaza de Colón, pasaron más de 150.000 personas. El entierro en el cementerio de La Almudena fue retransmitido por televisión.

Lola Flores falleció en 1995 a los 72 años de un cáncer de pecho que arrastraba desde hacía dos décadas. No quiso extirparse el pecho, aunque se sometió a quimioterapia. Por su capilla ardiente en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, situado en la Plaza de Colón, pasaron más de 150.000 personas. El entierro en el cementerio de La Almudena fue retransmitido por televisión.
Lola Flores falleció en 1995 a los 72 años de un cáncer de pecho que arrastraba desde hacía dos décadas. No quiso extirparse el pecho, aunque se sometió a quimioterapia. Por su capilla ardiente en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, situado en la Plaza de Colón, pasaron más de 150.000 personas. El entierro en el cementerio de La Almudena fue retransmitido por televisión.

La debilidad de Lola era su hijo Antonio, un cantante y compositor rock de talento, que murió de sobredosis a los 33 años, catorce días después de la muerte de su madre. Llevaba el brazo escayolado: se lo había roto al golpear la pared tras conocer la desaparición de la Faraona. Ambos murieron en El Lerele, la casa de La Moraleja que Rosario vendió en 2018. Antonio Flores dejó una hija de nueve años, Alba, hoy actriz de éxito.

La debilidad de Lola era su hijo Antonio, un cantante y compositor rock de talento, que murió de sobredosis a los 33 años, catorce días después de la muerte de su madre. Llevaba el brazo escayolado: se lo había roto al golpear la pared tras conocer la desaparición de la Faraona. Ambos murieron en El Lerele, la casa de La Moraleja que Rosario vendió en 2018. Antonio Flores dejó una hija de nueve años, Alba, hoy actriz de éxito.
La debilidad de Lola era su hijo Antonio, un cantante y compositor rock de talento, que murió de sobredosis a los 33 años, catorce días después de la muerte de su madre. Llevaba el brazo escayolado: se lo había roto al golpear la pared tras conocer la desaparición de la Faraona. Ambos murieron en El Lerele, la casa de La Moraleja que Rosario vendió en 2018. Antonio Flores dejó una hija de nueve años, Alba, hoy actriz de éxito.

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canarias7 La vida indomable de Lola Flores