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Alyssa Sutherland, como Ellie poseída, en 'Posesión infernal: el despertar'.
«Pasé más de un mes cubierta de sangre apestosa en un rodaje que fue una tortura»

Alyssa Sutherland

Actriz
«Pasé más de un mes cubierta de sangre apestosa en un rodaje que fue una tortura»

Protagoniza 'El despertar', la quinta entrega de la diabólica saga de 'Posesión infernal' que dirige Lee Cronin

María Estévez

Jueves, 20 de abril 2023, 13:47

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'Posesión infernal. El despertar', que llega a las pantallas españolas mañana, pone a prueba a todo su elenco por las terroríficas características de la historia. Entusiasmada con el baño de sangre que le esperaba en el rodaje, su protagonista, la australiana Alyssa Sutherland (Brisbane, 40 años) reconoce haber disfrutado a pesar de todo con la experiencia. Escrita y dirigida por Lee Cronin, la nueva película se centra en las hermanas Beth (Lily Sullivan) y Ellie (Alyssa Sutherland) cuyos intentos por reunirse tras una traumática separación se verán interrumpidos por la llegada de un diabólico libro y de los traviesos 'Deadites'.

Sutherland ofrece muchos de los momentos más aterradores de la película. Y es que la actriz australiana, conocida por interpretar a la reina Aslaug en la serie de televisión 'Vikingos' parece dispuesta a hacerse un nombre dentro del género de terror. Producida por el propio Raimi y Bruce Campbell, la cinta se centra en esa relación fraternal en la que las protagonistas se ven obligadas a descender al abismo en una brutal batalla por la supervivencia mientras se enfrentan a una versión 'aterradora' de la familia.

La icónica franquicia de terror de Sam Raimi es, además, la primera desde el 2013 y llega plena de guiños a las raíces de la saga, a la que conduce en una nueva dirección.

-¿Estaba preparada para la intensa actividad física que exige su personaje en la película?

-Lo estaba porque había leído el guion (se ríe). Pasé más de un mes de rodaje cubierta en sangre, bueno, en una sustancia pegajosa, asquerosa y repugnante que parecía sangre. Rodamos la película en Nueva Zelanda durante la covid y nos quedamos sin sangre porque no podían importarla. Así que ese lote que se ve en una escena en el ascensor se hizo con cerveza vieja y apestosa. No era ni buena. Tampoco voy a quejarme porque vengo del mundo de la moda, donde te hacen sentir que eres aún más mierda.

-En las películas de terror los actores suelen tener rituales para desintoxicarse de los torturantes rodajes ¿Hacían algo para relajarse al final de cada jornada de trabajo?

-Los viernes tomábamos muchas cervezas. En el día a día teníamos que mantener la tensión incluso fuera del set. No podía sacarme el papel de la cabeza. Sin embargo, los viernes, cuando me limpiaba la sangre de la cara, pedía una cerveza y me relajaba. También escuché mucha música mientras me ponían las prótesis por la mañana y me las quitaban por la noche. Cada día sentía sobre mis hombros la presión de rodar esta película. Es una franquicia muy importante, una de las más conocidas de las películas de terror, y, como soy muy nerviosa, me vi obligada a olvidarme de que era una película para el público y concentrarme en mi personaje. Me ayudó mucho Lee, que es un director que habla con los actores. Me hizo sentirme libre dentro de mi papel, confiando en mi opinión a la hora de tomarme libertades en la interpretación.

-El horror tiene una gran conexión con los personajes femeninos, especialmente en esta saga. ¿Hubo alguna interpretación que le sirviera de inspiración?

-Esto va a sonar muy raro, pero una de mis referencias fue Jim Carrey en 'La máscara'. Obviamente eso no fue lo que hice, pero me inspiré en su actuación porque había alegría en su personaje cuando tenía puesta la máscara. Fue muy interesante porque la combinación de alegría y terror me deleita en el cine. Siempre trato de ser alegre cuando interpreto un personaje. Cuando reflexiono sobre los papeles que he interpretado, siempre destaco dos detalles: acertar con la idiosincrasia del personaje y decir sus líneas con el tono adecuado. No se trata solo de actuar en el plano físico. Cuando tienes litros de sangre sobre ti, sabes el efecto que eso puede tener en el público, pero no puedes exagerar, porque entonces deja de ser dramático. Con esta película he vivido el mejor y el peor momento de mi vida. Como una tortura.

-¿Qué destacaría de esta nueva entrega de 'Posesión infernal'?

-(Risas) Es una historia tan antigua como el tiempo. Ha sido épico rodarla, porque me he sentido al mismo tiempo como una niña de 12 años y una mujer de 94. Estás con el mismo disfraz todos los días mientras se deteriora lentamente, rodando en orden cronológico. Literalmente, desciendes al abismo lentamente, hasta conseguir el clímax de esta montaña rusa. Estuve empapada en sangre durante casi cuatro semanas seguidas, pero peor que la sangre fueron las prótesis que tenían que estar frías y empapadas durante el invierno en Nueva Zelanda. Eso fue un poco difícil.

-¿Hubo alguna escena en particular más difícil de rodar?

-La secuencia final no se detiene. Cada secuencia se diseñó de manera que la cámara rodará sin parar. El director quería que me sintiera como si estuviera en un videojuego mientras era testigo de toda la carnicería. Eso me encantó.

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