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Ricardo aldarondo
Jueves, 1 de noviembre 2018
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En un momento de 'Infiltrado en el KKKlan' suena la angelical, hermosa y muy blanca balada 'Lucky Man', uno de los momentos más raramente pop de Emerson, Lake & Palmer. Que el grupo más representativo del rock sinfónico desmedido aparezca en una película de Spike Lee, dando aliento épico e irónico a un momento del tramo final de una banda sonora por la que han desfilado previamente numerosos iconos de la música negra de los años 60 y 70, es chocante. Pero pega de maravilla. Y arrastra diversos significados. Si la balada tiene tonos nostálgicos, y con aire de folk británico, también le ha acompañado cierta leyenda en torno a la última frase de su letra, que habla de una bala y un hombre que decidió luchar por su país, y muchos han creído ver una referencia al asesinato de John F. Kennedy.
Pero su autor Greg Lake asegura que la escribió cuando tenía doce años, antes de la trágica muerte del presidente. Spike Lee la coloca para señalar el desenmascaramiento de un policía racista, un golpe de ironía del destino de ese 'hombre con suerte'. Así de determinante ha sido siempre la música en las películas de Spike Lee, que siempre ha superado el cómodo estadio de otros cineastas-discjockey que decoran sus películas con canciones molonas, y se empeña a fondo en hacer simbiosis entre ambos lenguajes. 'Infiltrado en el KKK' tiene algunas elecciones más obvias pero también imprescindibles, al tratar de acompañar un momento de convulsión social y de un black power que estuvo en buena parte marcado por la música, y viceversa. 'Ball of Confusion (That's What the World is Today)' de The Temptations, con tan explícito título, al igual que 'Say It Loud- I'm Black and I'm Proud' de James Brown no podían faltar entre un extensísimo retrato de la época a través de la música.
Cuando se estrenó 'Do the Right Thing' en el Festival de San Sebastián de 1989 (luego lo tradujeron como 'Haz lo que debas') nos deslumbró desde los títulos de crédito iniciales, con la coreografía boxeística de Rosie Pérez sobre la canción 'Fight the Power' de Public Enemy, toda una declaración del espíritu del filme. Con esa canción Spike Lee concentraba el mensaje de reafirmación y autodefensa del 'black power', también cuando sonaba en el descomunal radiocassette que portaba Bill Nunn por las calles o en el bar del racista para defender el orgullo no solo de su color, sino también de su música. La película transmitía también a la perfección la enorme importancia que había adquirido el hip-hop en la cultura callejera del momento en Estados Unidos (aunque algunos sigan creyendo que es un género de hoy). Algo que también se ha plasmado en otras películas suyas con toda lógica, como 'Clockers' (1995) y su retrato del mundo de la droga, con la escena de los chavales rapeando en la calle mientras la cámara se desplaza para mostrar a unos blancos recogiendo el 'material' en un Brooklyn menos molón que el actual. Y con su impactante secuencia de los créditos iniciales, que combinaba fotografías de jóvenes negros asesinados en las calles, con el sentido lamento musical compuesto por Raymond Jones e interpretato por Marc Dorsey.
Sin embargo tras el éxito de 'Do the Right Thing' Spike viró en su siguiente película, 'Mo' Better Blues (Cuanto más mejor)' (1990) hacia el jazz, otra forma de reivindicación de la cultura negra a través de la música, y del personaje de un trompetista que encarnaba Denzel Washington, aunque el sonido de su instrumento lo ponía un músico que despuntaba en ese momento, Terence Blanchard, como parte del cuarteto de Branford Marsalis que interpretaba los temas. Y Blanchard se convirtió en el compositor habitual de las bandas sonoras de Spike Lee desde el siguiente filme, 'Fiebre salvaje' (1991), que también tuvo como estrella del soundtrack a Stevie Wonder, que compuso una colección de canciones para la ocasión. Otros temas nacían al albur de los filmes de Spike Lee, como el 'Revolution' de Arrested Development (otro grupo en su momento de gloria) para dar contemporaneidad al final de 'Malcom X' (1992), que al mismo tiempo reafirmó el talento de Terence Blanchard y una relación cineasta-compositor de las más fructíferas que ha dado el cine, que continúa en 'Infiltrado en el KKK' y tiene algunos de sus hitos en las bandas sonoras de 'La última noche' (2002) y 'Plan oculto' (2006), las dos mejores obras que ha dado el cineasta en este siglo.
Por lo demás, casi cada una de las películas de Spike Lee brinda unas 'playlist' inspirado y gozoso, e imbrincado tanto con la época y el ambiente en que se desarrolla la historia, como con el status musical del momento en que las filma, desde 'Summer of Sam' (1999), que se desarrolla en el Nueva York de la segunda mitad de los 70, a 'Bamboozled', que contó de nuevo con canciones de Stevie Wonder, y de Prince, o la reciente 'Chi-raq' (2015) y su punzante lectura de la violencia en Chicago en clave de estrambótico musical y tragedia griega, entre el rapeo de Nick Cannon, el expresivo 'Put the Guns Out' de R. Kelly y el sentimiento dramático de Jennifer Hudson.
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