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Una imagen de 'La Maternal'.
'La Maternal': el final de la adolescencia

'La Maternal': el final de la adolescencia

Pilar Palomero observa con mirada naturalista y ánimo documental a una menor que ha sido madre, aunque se echa de menos más sustancia dramática para llegar a las dos horas

Oskar Belategui

San Sebastián

Miércoles, 21 de septiembre 2022, 19:40

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Si hubiera un 'aplausómetro' en las ruedas de prensa, 'La Maternal' ganaría la Concha de Oro. La segunda película de Pilar Palomero, que el año pasado obtuvo cuatro Goyas con 'Las niñas', incluidos los de mejor película y dirección novel, fue recibida con emoción y simpatía. Buena parte de culpa la tuvo la presencia de las actrices no profesionales, cuyas historias reales nutren el guion. Salvo la protagonista, Carla Quílez, descubierta en Instagram por la directora, y Ángela Cervantes, que encarna a su madre, el resto son o fueron madres adolescentes.

Vídeo. Tráiler de 'La Maternal'.

'La Maternal' toma su título del centro de acogida barcelonés en el que acaba una chica de 14 años que se queda embarazada. En la primera escena ve porno en el móvil junto a su amigo mientras echan una risas. Arisca y rebelde, bebe y juega al fútbol, asalta una casa y a punto está de entrar en el terreno de la delincuencia juvenil en el pueblo de Los Monegros donde su madre regenta un ruinoso restaurante junto a la carretera en la que atronan los camiones.

Palomero apuesta por una mirada naturalista en el retrato de una adolescente que rebosa rabia. Pegada al móvil como cualquier chica de su edad, Carla no pisa el instituto, aguanta a una madre que no parece ser mucho mayor que ella y solo se siente libre bailando trap y reguetón en vídeos que cuelga en las redes.

Una protagonista abofeteable

En el centro de acogida conocerá a otras chicas con historias bastante más duras que la suya: maltrato, abusos sexuales, intentos de suicidio, trastornos alimenticios, drogas... La directora extrajo de sus conversaciones con menores embarazadas la materia del relato. Cinco de estas chicas actúan en el filme, aunque no se interpretan a sí mismas. A ratos, 'La Maternal' parece un documental, pero no lo es. Las tomas se repetían y las protagonistas interpretaban un guion.

«Quiero tener un bebé porque es la única persona que va a estar conmigo», se escucha en la película. Pilar Palomero quiere que empaticemos con una protagonista abofeteable al inicio, en la que poco a poco iremos comprendiendo sucesivamente su rabia, desconcierto, vértigo y miedo. Truffaut sostenía que los niños que no reciben amor en casa lo acaban buscando en otro sitio. Y Carla lo encuentra en los pacientes responsables del centro de acogida y en chicas que, al igual que ella, todavía no están preparadas para ser madre.

Las canciones de Estopa y C. Tangana otorgan un aire suburbial, de barrio, a una crónica que desfallece al alargarse hasta las dos horas. Llega un momento en el que se echa de menos más chicha dramática en las idas y venidas al centro de la protagonista, que no aguanta los lloros del bebé. Palomero también pretende que miremos con otros ojos al personaje de la madre, a la que en su día abandonó el hombre que la dejó embarazada.

Si 'Las Niñas' exploraba la memoria sentimental de la España del 92 a través de los ojos de una niña, álter ego de la propia realizadora, 'La Maternal' propone una abrupta manera de decir adiós a la adolescencia en un universo femenino en el que los hombres no están presentes. Ahora que se juzga a las películas por la gravedad de sus temas y no por sus valores cinematográficos, lo tiene todo para triunfar en San Sebastián.

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