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Donald Sutherland siempre fue un tipo raro en la pantalla, un gigante de 1,92 que taladraba con su mirada azul y amenazaba con una voz meliflua. A menudo le tocaron personajes excéntricos, pasotas divertidísimos, como el profesor porrero de 'Desmadre a la americana' o el capitán de 'M.A.S.H.', más preocupado por jugar al golf que por el enemigo coreano. Inexplicablemente, jamás le nominaron al Oscar, pese a un sinfín de personajes grabados a fuego en la memoria del cinéfilo: el policía de 'Klute', encargado de vigilar a una prostituta con la que se obsesiona (Jane Fonda fue su novia durante dos años), el fascista que revienta la cabeza a un niño girándole en el aire y golpeándole contra una pared en 'Novecento' (al actor, la película de Bertolucci le afectó tanto que estuvo años sin verla) o el anciano Casanova, que recuerda una vida de lujuria y misterio de la mano de Fellini.
Sutherland ha fallecido este jueves a los 88 años en Miami después de una larga enfermedad, según ha confirmado su agencia de representantes CAA. Deja una filmografía que supera los 200 títulos y estuvo en activo hasta hace apenas un año. «Mi padre ha muerto. Personalmente creo que es uno de los grandes actores de la historia del cine», ha escrito su hijo Kiefer Sutherland en X. «Nunca le amilanó un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y uno nunca puede pedir más que eso. Una vida bien vivida».
With a heavy heart, I tell you that my father, Donald Sutherland, has passed away. I personally think one of the most important actors in the history of film. Never daunted by a role, good, bad or ugly. He loved what he did and did what he loved, and one can never ask for more… pic.twitter.com/3EdJB03KKT
— Kiefer Sutherland (@RealKiefer) June 20, 2024
En su filmografía, que arranca a comienzos de los 60, encontramos casi doscientos títulos entre largometrajes y series de televisión. Los espectadores maduros se quedan con el Sutherland de 'La invasión de los ultracuerpos', 'Doce del patíbulo' o 'Space Cowboys'; los jóvenes le ven como el presidente Snow, el villano del mundo futurista en la saga de 'Los juegos del hambre'. Cuando recogió el Premio Donostia en 2019 reconoció que elegir una película era como preguntarle cuál de sus cinco hijos era su favorito. Pero acabó confesando que le encantó trabajar a las órdenes de Federico Fellini en 'Casanova'.
Y es que Donald Sutherland siempre fue una estrella singular, que en los años 70 mantenía una aureola contracultural gracias sobre todo a dos cintas bélicas desmitificadoras que rodó en 1979: 'M.A.S.H.' y 'Los violentos de Kelly'. Su presencia siempre resultaba elegante e inquietante, ya sea dando vida al fascista Attila de 'Novecento' o a padres de familia rotos tras perder un hijo que deambulan por Venecia, como en 'Amenaza en la sombra', una cinta de culto de Nicholas Roeg, o en la oscarizada 'Gente corriente' de Robert Redford. El aterrorizado inspector de sanidad de 'La invasión de los ultracuerpos', el sádico espía alemán de 'El ojo de la aguja' y el pirómano de 'Llamaradas' también se benefician del carisma de Sutherland, cuyo último peliculón es 'Ad Astra' (2019), la particular odisea espacial de James Gray protagonizada por Brad Pitt.
Nacido en Saint John, Canadá, en 1935, Donald McNichol Sutherland estudió Ingeniería y Arte Dramático en la Universidad de Toronto. A los 17 años le había dicho a su padre que quería ser actor porque sentía la necesidad de serlo. Su familia jamás había pisado un teatro. Nunca tuvo la intención de ser ingeniero, pero así se quedaban tranquilos en casa. A finales de los 50 se traslada a Londres para seguir estudiando Interpretación y, tras ocho años haciendo teatro, a mediados de los 60 obtiene papelitos en series de televisión y películas de terror como 'Te espera la muerte, querida' y 'Doctor Terror', protagonizada por Peter Cushing y Christopher Lee.
'Johnny cogió su fusil', 'Klute', 'Amenaza en la sombra', 'Novecento', 'Casanova', 'Desmadre a la americana', 'La invasión de los ultracuerpos'... Los 70 fueron la gran década del actor, que brilló en todos los género y trabajó en un sinfín de países. Inexplicablemente jamás recibió una nominación al Oscar, aunque en 2017 se compensó la injusticia cuando recogió la estatuilla con carácter honorífico. Fue nominado a los Globos de Oro en nueve ocasiones y lo obtuvo dos veces con películas rodadas para televisión: 'Ciudadano X' (1996), de Chris Gerolmo, y 'Camino a la guerra' (2003), de John Frankenheimer.
El actor nunca escribió sus memorias a pesar de ser un testigo privilegiado del Nuevo Hollywood de los años 70. En vez de vivir en Los Ángeles prefirió repartir su tiempo entre sus casa de Miami, Canadá y Francia. «El cine me ha permitido vivir una vida que nunca hubiera soñado», agradeció en San Sebastián, admitiendo implícitamente que muchos de sus papeles no estaban a la altura de su talento. «Por desgracia no tengo mucho dinero, alimento muchas bocas y no me puedo jubilar».
Casado en tres ocasiones, el protagonista de 'Ha llegado el águila' era un hombre preocupado por temas como la emigración y el ecologismo. Su activismo le llevó a estar vigilado por los servicios de Inteligencia estadounidenses a principios de los 70, como se conoció en 2017 gracias a unos documentos desclasificados. «Tengo nietos y el mundo que les voy a dejar no es un mundo en el que van a poder vivir», lamentó en el Zinemaldia. «Han desaparecido dos millones y medio de especies de pájaros y los chinos se han visto obligados a polinizar las plantas con individuos ante la escasez de insectos. ¿Es este el mundo que queremos? Lo que está haciendo las Naciones Unidas con el cambio climático es una mierda».
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