'El crack cero', un nostálgico homenaje al cine negro

Sin embargo, las ganas de ahondar en el pasado de Germán Areta superaron cualquier tipo de traba, incluso la elección del actor que recogería el testigo de Landa, un papel inicialmente reservado para Víctor Clavijo, con el que el cineasta ha trabajado en varias ocasiones, pero que finalmente cayó en manos de Carlos Santos, a quien todavía recordamos como Luis Roldán en la formidable 'El hombre de las mil caras' (2016).

Rodada en blanco y negro, 'El crack cero' se mira en el cine negro de los cuarenta y los cincuenta y coloca la cámara justo unos años después de que Areta cuelgue el uniforme como policía y se enfunde el traje de detective privado. Ambientada en noviembre de 1975, con Franco ya postrado en la cama y un país que trata de levantar la cabeza, el detonante de la acción es la sospechosa muerte de un sastre que la policía ha calificado de suicidio. Será Areta quien, de manos de una bella y misteriosa mujer, reciba el encargo. En efecto, en 'El crack cero' todo huele a homenaje nostálgico a otra época, pero funciona.

Garci y Javier Muñoz ('Sicarivs: la noche y el silencio'), guionistas de la cinta, han perfilado una historia de ritmo lento y pausado cuyo desenlace va construyéndose poco a poco, permitiendo al espectador tomar la delantera en ocasiones y dejando algún que otro cabo suelto. Al mismo tiempo, la historia sirve también para conocer mejor al investigador, su forma de trajar y los inicios de su relación laboral con El Moro (en este caso un estupendo Miguel Ángel Muñoz toma el relevo a Miguel Rellán). Sin duda, 'El crack cero' se aleja conscientemente de las tendencias actuales. Dice Garci que él ha sido nostálgico desde que era niño. Por lo menos esta vez no se ha cerrado las puertas a dirigir de nuevo.