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Carlota Pereda (Madrid, 1975) conoce ese dicho en euskera que dice «herri txiki, infernu handi» (pueblo pequeño, infierno grande). «Lo utilicé mucho en la película», descubre. «Se trababa de hacer la vida del personaje lo más claustrofóbica posible». 'Cerdita' desarrolla el corto homónima de la directora, premiado con el Goya en 2019. Su protagonista es la hija de los carniceros de un pueblo extremeño, víctima de bullying por su obesidad. Su infierno cotidiano se verá alterado por la irrupción de un psicópata que secuestra a las chicas que la acosaban.
'Cerdita' llega este viernes 14 de octubre a los cines después de haber dado mucho que hablar en el Festival de Sundance y de haberse llevado los premios a mejor película en Austin y Estrasburgo. En Sitges acaba de obtener el Méliès de Oro a mejor largometraje europeo y en los próximos meses se estrenará en países de todo el mundo. Su originalidad reside en abordar una temática propia del cine social, como el bullying, desde los mimbres del cine de género y sin renunciar al costumbrismo. Como si 'La matanza de Texas' transcurriera en Puerto Hurraco.
La actriz Laura Galán, que ya protagonizó hace tres años el corto, carga sobre sus hombros con todo el peso de una pesadilla que, a diferencia del terror yanqui, transcurre en un universo cotidiano perfectamente reconocible a nuestros ojos. El tórrido verano extremeño convierte en más angustioso el día a día de Sara, objeto de miradas de desprecio en la carnicería familiar y de crueles burlas en la piscina. Hasta que un extraño rapta y tortura al trío de chicas que le hacen la vida imposible, al tiempo que parece sentirse atraído por ella. La madre (Carmen Machi) se huele algo, las comadres del pueblo cuchichean y la guardia civil investiga, pero Sara no abre la boca a pesar de que le torture ocultar la verdad.
«En los pueblos sucede como en las familias, te ponen un rol y ya no te lo quitas», lamenta Carlota Pereda. «Si tu abuelo robó unas gallinas, eres la de las gallinas, va de generación en generación», apunta la directora, que ha veraneado desde pequeña en la comarca de La Vera, en Cáceres, porque su familia es de allí. «Cuando se estrenó el corto me escribió mucha gente en las redes sociales contándome que eran de pueblo y que no hay escapatoria posible. Estás en una prisión, vas al colegio con la gente que te hace bullying, a los que volverás a encontrarte en el instituto».
El acoso que siempre ha existido entra en una nueva dimensión por culpa de las redes sociales. A la pobre Sara no solo la llaman «cerda», sino que cuelgan fotos suyas en internet. «Si el pueblo ya es asfixiante de por sí, con las redes ya no hay espacio seguro», condena Pereda. «Encima es gente que no conoces, así que las víctimas de bullying, que ya tienen inseguridad de por sí, piensan que diez mil personas tienen razón. Y eso es terrible, no tienes más que ver las estadísticas de suicidios de adolescentes este año. Eso sí que es una historia de terror».
Sara es de carne y hueso, al contrario que la mayoría de heroínas del cine de terror. Come compulsivamente a escondidas pastelitos de La Pantera Rosa y se masturba viendo porno en el móvil oculta bajo la sábana. En casa no recibe amor y por primera vez se va a sentir objeto de deseo del loco que anda cargándose gente por el pueblo. «Para mí era muy importante crear un localismo para contar algo de verdad», observa la directora, que llegó al extremo de hacerle hablar con acento extremeño al niño Amets Otxoa, que encarna al hermanito de la protagonista. En 'Cerdita', se come morcilla y la gente compra en el bazar chino.
Realizadora y guionista de series como 'Periodistas', 'Los hombres de Paco' y 'Águila roja', Carlota Pereda ha introducido en su ópera prima sensaciones que conoce de primera mano. «A las mujeres siempre se nos pide que hablemos de experiencias propias, como la maternidad. Y sí, a mí me hicieron bullying en el colegio y presencié muchos casos de acoso», recuerda. «Presencié y me callé, y esos casos son los que me han creado herida, la culpa ha permanecido conmigo».
Es lo mismo que le sucede a la protagonista, que tiene en su mano vengarse de tantos años de humillaciones. En su mano está demostrar si es buena tía o mala gente como sus acosadores. «Quería hacer un thriller moral sin renunciar al entretenimiento sobre una persona que no hace algo». El cine de género actúa en 'Cerdita' como un contenedor de otros temas más frecuentes en películas sociales. «Eso permite que llegue a un público no concienciado en algunos casos», explica Pereda. «La gente que va a ver una película sobre bullying está concienciada sobre el tema. Esto son palomitas envenenadas, para que tengan una digestión muy pesada», ríe.
'Cerdita' contiene momentos de humor negro y gozosas escenas gore para los fans del género, sobre todo en un tramo final que remite a la fundacional 'La matanza de Texas'. La lista de películas que ha repasado su autora es amplia: «'El séptimo día', de Carlos Saura, '¿Quién puede matar a un niño?', 'El bosque del lobo', 'Trouble every day', de Claire Denis, por la manera de mostrar los cuerpos y fotografiar el deseo, 'Eden Lake', 'Jeepers Creepers', 'Deliverance', 'El desconocido del lago' y muchas más…».
Carlota Pereda reconoce que ha tenido mucha suerte con su actriz protagonista, Laura Galán, que atesora un largo currículo y, a sus 36 años, es capaz de encarnar a una menor de edad. La directora la descubrió en una representación de 'Medea'. «Es una actriz grandísima y tiene su ego a prueba de balas», alaba. «No lleva nada de maquillaje ni prótesis para hacerla parecer más joven, ella los consigue solo con su trabajo de interpretación». 'Cerdita' apuesta por hacer avanzar la historia a través de la acción y no de los diálogos. «Vengo de la tele y a lo mejor ha sido una reacción», asiente.
carlota pereda
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Inmersa ya en la preproducción de su siguiente largometraje, Carlota Pereda afronta la repercusión internacional del filme «feliz y aliviada porque Sara ha encontrado gente que la quisiera». Cita a Álex de la Iglesia, Paco Plaza y Jaume Balagueró como pioneros que abrieron el camino a directoras como ella, que por fin ruedan cine de terror. «Todos los referentes son recientes. Josefina Molina hizo una película hace muchos años, pero no la ha visto nadie. A algunas mujeres no les ha interesado el género, otras ni se lo han planteado porque piensan que no van a encontrar productor y hay a quien le han dicho, como a mí, que los hombres son los que hacen los thrillers. Las cosas están cambiando bastante», se felicita la realizadora, que se siente parte de la oleada de directoras que están poniendo patas arriba el cine español. «Esto no hubiese sucedido sin las compañeras que vinieron antes y sin el trabajo de asociaciones como CIMA», remarca.
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