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Carmen Maura. Efe
Carmen Maura: «Me divierte actuar, no lo veo como un trabajo»

Carmen Maura: «Me divierte actuar, no lo veo como un trabajo»

«Me gusta no tener demasiada responsabilidad, por eso nunca dirigiría una película», asegura la actriz, que el 1 de mayo recibirá el Premio Platino de Honor del Cine Iberoamericano

Iker Cortés

Madrid

Miércoles, 6 de abril 2022

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Una Palma de Oro, cuatro goyas, dos premios de la Academia de Cine Europeo, una Concha de Plata, un César... «Cuando empezáis a leer todo lo que he hecho, me canso y prefiero ni pensarlo», dice divertida Carmen Maura (Madrid, 76 años). La actriz responde así a los halagos de Enrique Cerezo, presidente ejecutivo de los Premios Platino del Cine Iberoamericano. La institución desveló el pasado ayer que su premio de honor iba a parar a la protagonista de 'Mujeres al borde de un ataque de nervios'. La entrega del galardón tendrá lugar el 1 de mayo, en el Palacio Municipal de Congresos de Ifema de Madrid, pero la «preciosa» estatuilla, en palabras de Maura, ha presidido este miércoles la sala del Instituto Cervantes en la que la actriz ha ofrecido una rueda de prensa. «Me siento muy a gusto con este premio y me parece que está bien que me lo den», ha explicado con sencillez, arrancando las carcajadas cómplices de todos los presentes. «He hecho muchas películas en América Latina, me he recorrido prácticamente todos los países, y una de mis frustraciones es que hay muchas que no se han visto aquí y eso me da una pena enorme. He hecho cosas que me han encantado, he pasado momentos maravillosos y también miedo porque a veces me he ido allí sin conocer siquiera al director porque no podían venir porque no tenían visado», ha explicado Maura, que ha asegurado que ha llegado a hacer copias de las cintas para que sus amistades las vean.

Dotada de una sonrisa contagiosa, no hacen falta muchas preguntas para que la madrileña se suelte y se explaye acerca de la carrera de quien lo ha sido todo en la industria audiovisual española. Dice Maura que hay dos elementos que le han llevado a estar donde está. El primero es la suerte. «Una de las cosas que esta profesión tiene ingrata es que no basta con hacerlo bien, que tiene su secreto pero tampoco es tan complicado, tienes que tener suerte, estar en el momento adecuado y en el sitio adecuado...». De eso sabe mucho la actriz, que ha realizado «muchas sustituciones porque no tenían a la actriz ideal y me acababan cogiendo a mí», dice con mirada pícara.

Le ocurrió con 'Extramuros' (Miguel Picazo, 1985). «Picazo había hecho pruebas a todo Madrid, excepto a mí. Al final, me llama y me dice: 'No eres la actriz que buscaba, no tienes ni la mirada ni las manos que yo quería, pero, como eres capaz de hacer cualquier cosa, te lo voy a dar'. Eso me lo han dicho muchas veces», reconoce. Le ocurrió también con '¡Ay, Carmela!' (Carlos Saura, 1990). En un almuerzo, el cineasta de Huesca le confesó que nunca le habría llamado para la película, pero que su conexión con el público la hacía ideal para el personaje. «Yo pensé que tampoco tenía en mente trabajar con él», se ríe. Al final, «fue una de las películas que más me ha gustado hacer. Saura estuvo maravilloso en el rodaje, cantaba, era muy gracioso, y todo el mundo decía que estaba muy distinto a otras películas. Y con Pajares y Gabino fue una gozada porque eramos como una familia».

Ilusión y amor por el trabajo

Con más de 150 películas a sus espaldas, Maura aún mantiene esa mirada que desborda ilusión y amor por lo que hace. «Es que me divierte mucho, es como al que le divierten los videojuegos. Por eso de momento voy a seguir trabajando, aunque a veces me da pereza. De alguna manera, es como ir al gimnasio, me ayuda cantidad y no tengo que hacer esfuerzo para que me haga ilusión hacer cualquier papel. Quiero trabajar un poco menos, a ser posible, y sobre todo poder hacer cosas que realmente me apetezcan, pero es que no lo veo como un trabajo», afirma. Hay cosas que sí le «molestan» como levantarse a las 5 de la mañana para ir a un rodaje, o «cuando te duele todo el cuerpo, que es algo que sucede a estas edades», asume. «De todas maneras yo cada vez que llego a un rodaje digo, señoras, señores, tengo 76 años y hay que cuidarme como si fuera una viejecita».

Y en eso con Álex de la Iglesia sí que ha tenido que tener algo de cuidado. Al director bilbaíno lo conoció en un festival francés y quedaron hacer algo juntos. Tiempo después, el responsable de 'El día de la bestia' apareció con un proyecto bajo el brazo. «Tengo un guion para un hombre, pero si lo haces tú, lo convierto en mujer», le dijo a la madrileña. Maura ni lo dudó. Y así se fraguó su personaje en 'La comunidad'. No fue un rodaje fácil. «Con Álex es frecuente verte con el agua al cuello -se carcajea-. Siempre pido que la secuencia que tengo que hacer la haga alguien antes que yo, y se han dado cada hostia algunas... Es que Áles es como si estuviera jugando con un tren eléctrico, pierde el control completamente, se pone a jugar y se pueden pasar momentos de susto, pero como ya le conozco... Eso sí, cuando acabé 'La comunidad' no había un solo trozo de mi cuerpo que no estuviera morado».

«No me verás entrando en un sanatorio para hacer de enferma, ni engordaré o adelgazaré veinte kilos; tengo una vocación, pero una vocación limitada»

En este sentido, asegura ser poco partidaria de dejarse la piel por un papel. «No me verás entrando en un sanatorio para hacer de enferma, ni engordaré o adelgazaré veinte kilos; tengo una vocación, pero una vocación limitada», afirma quien tiene reparos en dar consejos a quien esté pensando en vivir de la interpretación. «Primero, que se le dé bien, que tampoco hace falta ser un genio, pero es que se puede pasar muy mal si te cuesta mucho trabajo hacerlo», cuenta. Segundo: «Es muy importante no tener demasiadas aspiraciones y no pensar tanto hasta dónde quieres llegar porque no depende de ti». Lo dice quien comenzó en este oficio un poco para olvidarse de la difícil vida que llevaba –«Para mí era como ir a Disneylandia, como un juego», dice–. Tercero, «ser generoso y no andar pensando en si voy a salir gorda o fea o el personaje de la otra es mejor». Por último, «aprender cualquier cosa, porque cualquier cosa te puede valer para una película».

«Almodóvar era listísimo y me hacía reír cantidad»

Preguntada por alguno de los momentos clave que han sacudido su trayectoria profesional, la actriz ha recordado que una de las buenas decisiones que tomó en tiempos fue dejar de tener representantes en un año en el que había tenido hasta tres. «Cuando empezaba, decían que no me convenía hacer cortometrajes y, por supuesto, si hubiese sido por ellos nunca habría trabajado con Almodóvar porque todo el mundo me aconsejaba que eso era 'peligroso' para mi carrera», dice. Haciendo teatro fue cuando Maura conoció al manchego. «Me di cuenta de que era un chico listísimo y además me hacía reír cantidad e hice con él lo que me pidió, desde empezar con Super8 hasta todo lo demás», apunta.

A este respecto, asegura que una de las cosas que más le gusta del cine es que «en cuanto haces lo que quiere el director o un poquito más, te adoran», mientra que en otros ámbitos de la vida «yo siempre he pensado que es muy difícil contentar a la gente a la que quieres». Dice también que le gusta mucho «no tener demasiada responsabilidad», por eso «nunca dirigiría una película». «Me encanta ser actriz, es supercómodo. ¿Que llueve? No es mi problema; ¿Que el elefante no ha llegado? Me da igual», dispara.

«Me gusta mucho no tener demasiada responsabilidad, por eso nunca dirigiría una película. Me encanta ser actriz, es supercómodo»

La actriz, que viene de actuar sobre las tablas en Francia, asegura que le da un poco igual hacer comedia o drama, siempre que esté bien escrito. «Para mí lo que cuenta muchísimo es el jefe, o sea el director, que es quien me puede hacer más o menos feliz. Cuanto más listo sea, mejor me lo paso». Reconoce, eso sí, que le gusta muchísimo «hacer reír». «Una cosa que me fascina y que me pasaba mucho con Almodóvar es cuando estaba rodando una cosa cómica y el equipo no se reía, pero luego en la sala había una carcajada. Yo sé perfectamente dónde está eso, pero es como un secreto», explica. Al mismo tiempo, afirma que hacer papeles dramáticos «no está mal porque te desfogas y te desahogas. Luego los papeles de mala me encantan, como el último que he hecho con Paco León, donde soy una bruja que no tiene ningún complejo de culpa».

Sobre el futuro, dice la actriz que no tiene ganas de hacer nada especial. «Me atraen más las cosas fáciles que las difíciles y no hay ningún personaje que esté deseando hacer y eso me tiene muy relajada», concluye.

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