Snuff 2025
Simón Pérez, aquel tipo que hablaba con su pareja sobre las hipotecas, está retransmitiendo, por un puñado de euros, su muerte lenta en directo
En el primer capítulo de la temporada inicial de 'Black Mirror', 'El himno nacional', considerado uno de los mejores de la serie, un político británico ... se veía obligado a sodomizar a un cerdo en una retransmisión en directo debido a un chantaje terrorista. El sórdido planteamiento servía de excusa para señalar al espectador voyeur, hoy multipantalla, aficionado a consumir imágenes deplorables en busca de emociones fuertes. No hay escrúpulos cuando toca saciar la sed de morbo. Adiós a los dilemas éticos. Pisotear los derechos humanos, en pos del entretenimiento, no es un problema. Es noticia estos días, descorazonadora y salvaje, la muerte de un streamer tras ser sometido a mil vejaciones en un canal de internet, en estado desquiciado por el consumo de drogas. Miles de espectadores adictos a la infamia aplaudían el terrible show.
Los videos snuff, supuestamente con muertes reales, violencia explícita, sangre y vísceras, son una leyenda que recorre internet. Hoy en día es difícil creer que no son verdad. La 'dark web', un abismo de horror, se expande, contaminando las redes sociales, sin que nadie ponga coto al problema. Simón Pérez, un juguete roto, aquel tipo que hablaba con su pareja, claramente bajo el efecto de sustancias sospechosas, sobre las hipotecas, con millones de visualizaciones, está retransmitiendo, por un puñado de euros, su muerte lenta en directo, accediendo a una humillación constante a cambio de superar retos funestos que incluyen la ingesta extrema de estupefacientes. Se cierra un canal por emitir material denigrante e instantáneamente se abre otro sin control. Hay quien aplaude esta mierda enfermiza. La existencia de un público entusiasmado con la difusión en vivo y en directo de desgracias ajenas que pueden acabar en tragedia es alarmante.
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