Borrar

Veinte tripulantes y un pacifista errático

Miércoles, 24 de enero 2018, 07:31

Recientemente comentaba con un responsable de este periódico una noticia de agencias en la que, relatando una tragedia en las costas canarias que supuso la pérdida de numerosas vidas, se hablaba de «los veinte tripulantes de la pequeña embarcación». En alguna oportunidad también he podido leer en diferentes diarios una información sobre un accidente aéreo en la que se apuntaba al fallecimiento de cien «tripulantes» de la aeronave. Esa confusión entre tripulantes y pasajeros (aunque ahora algunas compañías nos denominan «clientes») parece que se repite con cierta frecuencia.

Los gazapos forman parte de la vida cotidiana de los medios. Y no son, nunca, problemas de ocultos duendes en las redacciones sino de errores humanos. A veces son irrelevantes. Otros pueden generar confusión. Y, en muchas ocasiones, originan situaciones hilarantes.

Desde poder leer que se habían producido «bombardeos israelíes a campamentos palentinos» a escuchar en una radio local que «Silvio Rodríguez cuando canta Libertad, libertad/libertad para mi niño (estribillo de la canción Cuando yo era un enano) muestra su rechazo al régimen cubano» pasando por la «continuidad de la guerra en Soria». O, en fin, frases como «junto al detenido en la habitación se hallaron 15.000 personas» o «encontraron muerto un cadáver». Lo de las muy habituales confusiones entre porcentajes y puntos porcentuales, que no es lo mismo ni es igual, forma parte de los déficits en formación matemática.

Lo que no se puede calificar como gazapo es el tratamiento de la violencia machista. Ver todavía titulares del tipo «mujer muerta», «aparece muerta una mujer», «en España mueren al año» o similares precisa ser modificado urgentemente. Las mujeres víctimas de la violencia de género no se mueren. Las matan sus maridos, exmaridos, parejas o exparejas. Hombres que creen que las mujeres son cosas que les pertenecen por completo, incluida sus vidas. Soportar que una televisión entreviste a vecinos para destacar que el asesino «era un chico agradable», «parecía una persona normal» o «siempre saludaba» es, afortunadamente, cada vez menos frecuente.

Estereotipos. Como bien señala la abogada Patricia López Arnoso, «si los medios transmiten estereotipos sexistas, frivolizan los asesinatos y culpabilizan a las víctimas, contribuyen a perpetuar las causas de la violencia». Sé que es un tema muy complejo, que el machismo está profundamente enraizado en la sociedad y que algunos personajes públicos, los Cantó de turno, lo banalizan de forma tan irresponsable como cómplice. Hemos avanzado en este asunto, pero de forma claramente insuficiente.

Regreso a los gazapos. Fui en una breve etapa, apenas dos meses, corresponsal del periódico Liberación, un intento en aquel momento, año 1984, de articular una propuesta mediática de izquierdas, ecopacifista y comprometida con los movimientos sociales. El diario no llegó a cumplir un año en los kioscos, fundamentalmente por una mala dirección económica y periodística, aunque en su comunicado de cierre responsabilizara exclusivamente a las maldades de la banca y el conjunto de los poderes fácticos, lo que fue desmentido por buena parte de sus trabajadores y trabajadoras que apuntaban a una penosa gestión.

Como me había incorporado dos meses antes del cierre de la publicación, por supuesto que no tuvieron tiempo de abonarme ninguna de las colaboraciones con el medio, cuatro o cinco semanales, que incluyeron una contraportada, sobre la lejanía de las Islas y sus consecuencias, mucho antes de que fueran consideradas regiones ultraperiféricas (RUP) de la Unión Europea, y un amplio reportaje sobre Veneguera y los intentos urbanizadores en la zona.

En una de las ediciones relaté en sus páginas una fiesta-mitin pacifista llevada a cabo en el municipio de Santa Lucía, en plena lucha contra la OTAN y el rechazo a la instalación de bases militares en el Archipiélago, que luego tendría sus frutos en el no canario en el referéndum OTAN de 1986. Las crónicas se remitían vía telefónica y las personas que las recibían no debían ser precisamente unas lumbreras, como pude comprobar de forma fehaciente en esa ocasión.

Beneharo. Al día siguiente fui a comprar el periódico al kiosco de la esquina y por la calle, mientras lo leía, no pude reprimir la carcajada ante los dislates incluidos en la noticia que yo, para mi desgracia, firmaba. La intervención de Carmelo Ramírez, alcalde entonces de Santa Lucía, fue convertida en la participación del «alcalde de Andalucía». El poeta nacionalista Beneharo, castellanizado en un «Pepe Haro» que no creo que le hiciera mucha gracia. Y el lugar de celebración pasó de Vecindario a un menos localizable y disperso «el vecindario». No recuerdo que hicieron con Gerardo Mesa Noda, senador de Asamblea Majorera, pero sé que también le modificaron su responsabilidad o el nombre de su formación política.

Llamé inmediatamente al redactor jefe, Javier Ortiz –que años después sería subdirector del periódico El Mundo–, para contarle lo sucedido y me consoló diciendo que aquello funcionaba lamentablemente así. Y que se habían producido incluso casos peores. En efecto, por lo que me contó, una información fechada en Andalucía –también sobre asuntos vinculados a la OTAN y a la posible convocatoria de un referéndum– que hacía referencia al movimiento pacifista ibérico, sufrió una transformación más que sutil. Y se convirtió, en muy llamativos titulares, en un acto contra la permanencia de España en la Alianza Atlántica protagonizado por el mucho más original, hay que reconocerlo, Movimiento Pacifista y Bélico. Contradicción donde las haya que, al parecer, nadie percibió en la redacción.

En fin, hasta en las muy reconocidas investigaciones PISA encontramos gazapos. En su análisis específico de nuestra Comunidad, presentado en el año 2012, calificaban de «rural» a la Canarias de los años noventa. Y la de los setenta, ¿cazadora-recolectora?, me pregunté entonces. Y, además, situaban como tercera isla en tamaño poblacional a Fuerteventura, tras Tenerife y Gran Canaria, olvidándose de Lanzarote, además de otros dislates sobre las horas lectivas y los horarios de inicio de las clases en los colegios e institutos de las Islas.

Espero que el estudio, titulado Sistemas fuertes y reformadores exitosos en la educación. Orientaciones de PISA para las Islas Canarias, España, encargado y sufragado por el Gobierno de Canarias para conocer mejor las fortalezas y debilidades de nuestro sistema educativo, fuera mucho más riguroso.

Enrique Bethencourt

Sigues a Enrique Bethencourt. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Veinte tripulantes y un pacifista errático