Tráfico

Quizá, justo esa visión del problema, no se tenga, pese a la proximidad a Julio Luengo, en las Oficinas Municipales de León y Castillo, allí donde parece vivirse una realidad paralela con lo que prácticamente a diario tienen que sufrir los conductores que intentan escapar de esta zona de la capital.

Solo así se entenderían frases como la que la semana pasada dejó impresa Augusto Hidalgo en este periódico: «Hay más tráfico porque la ciudad ha mejorado económicamente». Una verdad llena de matices, que suena más a autodefensa que a una voluntad prepositiva de solucionar uno de los problemas de mayor envergadura de la ciudad.

Hace unos meses, José Eduardo Ramírez, precisamente concejal de Movilidad de Las Palmas de Gran Canaria, todavía fue capaz de elevar el nivel de cinismo al decir que lo que «para un ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria es una pesadilla sería una bendición para uno de Santa Cruz de Tenerife».

Frases rápidas ajenas a la empatía con los que cada día sufren una carretera impracticable, subidos a la futura MetroGuagua, que seguro que resuelve más de un problema, como único mirada para mejorar las cosas a medio plazo.

Está claro que se debe luchar contra el uso excesivo del vehículo privado, pero la capital merece soluciones más imaginativas por parte de sus regidores.