La Atlanticidad como eje identitario de Canarias
Canarias no es la última frontera de Europa, sino la primera puerta del Atlántico. Somos puente, somos faro, somos motor de cambio. El futuro de Canarias también se escribe en clave atlántica
José Miguel Barragán Cabrera
Diputado del Parlamento de Canarias en el Grupo Parlamentario Nacionalista Canario-Coalición Canaria
Domingo, 14 de septiembre 2025, 23:19
Canarias no es un rincón aislado en medio del océano. Es, y siempre ha sido, el corazón palpitante del Atlántico, el lugar donde se cruzan ... los caminos de tres continentes. Esta realidad geográfica no es un mero dato de mapa: es nuestra identidad, nuestra fuerza y nuestro destino. Hablar de atlanticidad es hablar de lo que somos: puente, encrucijada y punto de encuentro. Y hoy, más que nunca, esa condición debe convertirse en motor para el futuro que queremos construir.
Somos el centro, no la periferia. Desde Viera y Clavijo hasta los historiadores modernos, se nos recuerda que Canarias es epicentro geoestratégico: el primer meridiano, la puerta que une Europa, África y América ¿Qué significa esto para la sociedad canaria del siglo XXI? Significa que no debemos aceptar un relato que nos presente como periferia olvidada. Somos el lugar donde el mundo se encuentra, donde las culturas se mezclan y donde se dibujan las rutas del comercio, del turismo y de las ideas.
Por eso defendemos que Canarias debe ser reconocida como actor estratégico de España y de la Unión Europea. Necesitamos políticas singulares que protejan nuestra posición y nos permitan ser protagonistas: financiación justa, conectividad aérea y marítima garantizada, y voz propia en la toma de decisiones que afectan al Atlántico.
De la leyenda a la acción. Durante siglos, fuimos las Islas Afortunadas, el eco de la Atlántida. Los viajeros románticos y los ilustrados europeos nos convirtieron en un laboratorio de modernidad. Y en 1955, con el nacimiento del Anuario de Estudios Atlánticos, nuestra atlanticidad pasó de mito a ciencia, de intuición a categoría histórica. Esa es la lección: transformar el relato en proyecto.
Por eso, cuando defendemos el autogobierno canario y nuestro REF, no pedimos privilegios: reclamamos las herramientas necesarias para ejercer nuestro papel de encrucijada tricontinental y laboratorio de innovación económica y social. Esta es la base para crear un modelo de desarrollo propio que genere empleo de calidad y oportunidades para la juventud.
Cultura que abre puertas. Nuestra música, nuestra arquitectura y nuestras artes no se encerraron en lo folclórico: dialogaron con Europa y América, mezclaron influencias y dieron lugar a un estilo propio. Somos tradición y modernidad, raíz y futuro. El cosmopolitismo no es amenaza, es parte de nuestra esencia.
Por eso planteamos que la cultura canaria debe ser motor de identidad y orgullo, impulsando industrias creativas, turismo cultural y programas educativos que pongan en valor nuestro papel atlántico. Queremos becas de movilidad cultural para jóvenes artistas, festivales que conecten con el mundo y espacios creativos que proyecten nuestro talento.
Canarias, actor global. Cuando se habla de Historia Atlántica, Canarias no aparece en nota a pie de página: está en el centro del relato. Sin nuestras islas, los descubrimientos y la globalización temprana habrían sido diferentes. Hoy, en pleno siglo XXI, debemos reclamar esa voz en la gobernanza internacional: migraciones, economía azul, transición energética, cooperación con África.
Defendemos que Canarias tenga presencia en foros europeos y atlánticos, liderando debates sobre sostenibilidad, migración ordenada y conectividad digital. Queremos que las islas sean referencia en energías renovables marinas, en investigación sobre cambio climático y en acuerdos de cooperación internacional en los que nuestras Universidades y empresas estén presentes.
Memoria que proyecta futuro. La atlanticidad no es nostalgia. En democracia se transformó en valor de futuro. El Centro Atlántico de Arte Moderno y otras instituciones lo han demostrado: somos un espacio creativo, abierto al mundo. Ahora toca proyectar esta visión hacia el 2030: energías renovables, educación global, cooperación tricontinental.
Necesitamos convertir esta visión en un plan estratégico de país canario (islas y archipiélago), con metas claras: ser autosuficientes en energía limpia, liderar el turismo sostenible, convertirnos en nodo logístico entre continentes y ofrecer a cada joven una razón para quedarse y construir su vida aquí.
Una invitación a los jóvenes. Queremos invitar a cada joven canario a mirar al horizonte con orgullo. Canarias no es el fin de nada: es el comienzo de todo. Tenemos la responsabilidad de levantar la voz, de exigir el trato justo que merecemos y de diseñar el futuro que soñamos. Porque, como decía Rumeu de Armas, nuestro destino es ecuménico: abierto, global, ambicioso.
Canarias no es la última frontera de Europa, sino la primera puerta del Atlántico. Somos puente, somos faro, somos motor de cambio. El futuro de Canarias también se escribe en clave atlántica.
Creo que la sociedad canaria debe liderar esta visión y convertirla en acción política. Porque cuando Canarias actúa como el corazón del Atlántico, gana Canarias y gana el mundo.
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