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Ya me lo decía Javi Oramas...

«Su visión del mundo es políticamente incorrecta, pero real como la vida misma»

Viernes, 22 de junio 2018, 02:08

Me decía mi amigo Javi Oramas esta semana que, «por fin, el cuñado del rey iba a cumplir su sueño... dormir en su palacio», refiriéndose a la cárcel en la que ya vive Iñaki Urdangarin. Una construcción cercana a Madrid en la que ya pernoctó en su día el mismísimo Luis Roldán –el guardia civil fugado a Tailandia– y que es de mujeres, por lo que el cabecilla de la trama Nóos tendrá una nave aislada para él solito, sin que nadie lo moleste. Un centro penitenciario en el que Urdangarin deberá pasar, al menos, 17 meses, que es una cuarta parte de la condena que le impuso la Justicia antes de poder acceder a un permiso penitenciario.

Javi tiene una manera muy particular de ver la vida, analista incómodo para muchos, pero con una dosis de realidad que, cuanto menos, hace reflexionar. No se pierde cada día la lectura de toda la prensa escrita que llega a sus manos –esa especie de extinción que reniega de lo digital– y aprovecha siempre para mandar un mensaje acerca de la noticia del día cargado de acidez, ironía y bastante sentido del humor. En muchas ocasiones discrepo con él hasta el punto de darme ganas de mandarlo a algún sitio maloliente, pero tengo que reconocer que su visión del mundo, en la mayoría de ocasiones, es políticamente incorrecta pero real como la vida misma. Fue el que, en una ocasión, me comentó que «aunque a algunos no nos guste, hay que respetar siempre las decisiones judiciales, aunque sean una basura». Y es que en los últimos meses, estamos asistiendo a una serie de acontecimientos con la Justicia de por medio, que muy pocos entienden.

En el ámbito local, aunque es cierto que se ajusta al Código Penal, es vergonzoso ver como los acusados del caso Eólico, se jactaban en los pinchazos telefónicos de sobornar a funcionarios y altos ejecutivos del Gobierno canario, y luego son acusados de delitos que, en el peor de los casos, conllevan penas desde los siete años hasta uno y medio. Condenas irrisorias para un grupo de presuntos corruptos, que se creyeron los reyes del mundo y fueron pillados –supuestamente– con las manos en la masa mientras hablaban de pagos millonarios, unas cantidades que muchos de nosotros no veríamos en años de trabajo. Una Justicia que permitirá salir de prisión a los miembros de La Manada –una decisión que se ajusta a derecho– pero demuestra con este tipo de resoluciones que necesita ser actualizada con carácter urgente. No porque lo diga yo, sino porque el ciudadano exige que el delincuente sea condenado en la medida de sus acciones y no pueda cumplir la pena en palacios reales con barrotes.

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