Y Taburiente llegó a Telde
«En un tiempo donde la globalización lo acapara todo, es esencial que cada tierra y su gente cuide de sus usos artísticos para no caer en la inundación de las primeras potencias mundiales y la digitalización»
Recientemente actuó Taburiente en el teatro Juan Ramón Jiménez de Telde. Fue un éxito de público y una cita en la que el grupo palmero repasó títulos históricos en su trayectoria para deleite del aforo. Formado a mediados de los años setenta, Taburiente mantiene intacta su esencia en las letras que desprenden la defensa por la identidad cultural canaria, aumentándola con sus propias contribuciones musicales en estas décadas y el compromiso social con el pueblo isleño. Luis Morera, el alma del grupo, fue desgranando su visión particular, a medida que iba avanzando en los temas que anunciaba, sobre la distinción de cada una de las islas, nuestras costumbres, la lucha canaria, el conflicto saharaui, el aniversario y personalidad de César Manrique y, en fin, la patria canaria como una realidad a preservar como tarea infatigable.
Ahora están de gira por diferentes puntos del archipiélago, justo ayer estuvieron en Gáldar, y en Telde hicieron vibrar al público cuando, después de que uno de los asistentes que en mitad del concierto había desplegado a pie del escenario la bandera canaria de las siete estrellas verdes, Morera aprovechó en el tramo final para abanderar y lucir la enseña que provocó una ovación emocional de los presentes que se levantaron entonces y aplaudieron a raudales.
Para aquellos que aún no conocen la obra musical de Taburiente, pueden en Youtube hacer un repaso y detenerse especialmente en títulos como La quinta verde, Folía del campesino y, por supuesto, el mítico Ach Guañac que desde hace mucho alimenta espiritualmente numerosos actos del nacionalismo canario de izquierdas y con el que Morera y los suyos concluyeron la actuación en Telde.
En un tiempo donde la globalización lo acapara todo, es esencial que cada tierra y su gente cuide de sus usos artísticos para no caer en la inundación de las primeras potencias mundiales y la digitalización. Y si con el idioma ya existe un problema de entrada de anglicismos porque se supone que así suena mejor, basta con ver los anuncios publicitarios, no digamos el desafío que existe con el acervo de cada uno de los pueblos que, como el canario, debe seguir en el sendero de la protección de su propia distinción desde una vocación enriquecedora y en armonía con el resto, siempre sumando y nunca restando o compitiendo. Pero sí desde el orgullo, en nuestro caso, de lo que significa lo isleño. Morera es una personalidad respetada por todos en La Palma y un grande de la identidad cultural canaria. Y esto incluso se traslada en su sencillez tan humana al departir en la salida del teatro con los paisanos. Por eso quizá se entienda la querencia de Taburiente por respetar a nuestros ancestros, el abuelo del propio Morera fue un emigrante a Cuba en su momento. Y, con los años que cumples, asumes la importancia de que cada generación vaya trasladando a la siguiente un legado de canariedad que nos define como un pueblo único del Atlántico.